Maider IANTZI GOIENETXE
JÓVENES, SALUD MENTAL Y SUICIDIO

La humanización del suicidio: miradas jóvenes

UPV/EHU y Biziraun realizaron este jueves y viernes el curso de verano «La humanización del suicidio» en Donostia. En una mesa redonda, jóvenes de la asociación de supervivientes del suicidio ofrecieron su sincero testimonio. En un mensaje para el lehendakari Pradales, reivindicaron que se hable abiertamente de salud mental en la educación.

Iratxe Etxenike Sarratea y Agustín Erkizia Olaizola, en el curso de verano «La humanización del suicidio».
Iratxe Etxenike Sarratea y Agustín Erkizia Olaizola, en el curso de verano «La humanización del suicidio». (Gorka RUBIO | FOKU)

El filósofo Albert Camus decía que solo había un problema filosófico serio: el suicidio. «El aislamiento y la soledad, la pérdida de autonomía, la depresión, el dolor y las enfermedades crónicas son precipitantes habituales de conductas suicidas, que pueden y deben evitarse y/o tratarse. Algunos de estos estados se han visto agravados como consecuencia de los efectos de la pandemia. Sin embargo, hasta el 85% de las personas que sobreviven a un intento grave de suicidio no morirán por esta causa. Debemos combatir activamente el estigma que rodea el suicidio», reivindicaron en el curso de verano “La humanización del suicidio”.

En este curso, dirigido por Agustín Erkizia Olaizola y Eva Bilbao Garmendia, ambos supervivientes del suicidio y fundadores de Biziraun, aparte de seguir visibilizando este problema, compartieron herramientas de prevención, para que este tipo de duelo afecte a menos personas.

En las siguientes líneas recogemos la crónica de la mesa redonda en la que, moderados por Erkizia, jóvenes de Biziraun que han conocido el suicidio muy de cerca ofrecieron su sincero testimonio.

EL RUIDO DE LA CABEZA

A Iratxe Etxenike Sarratea, de 25 años, el suicidio le golpeó de la manera más intensa con el fallecimiento de su aita en diciembre de 2020. Estaba estudiando Psicología, no era casualidad. Ahora trabaja en Agifes y es coordinadora de los grupos de ayuda mutua (GAM) de Biziraun.

Joanes Erkizia Bilbao, de la misma edad, perdió a su hermano Joseba el 4 de marzo de 2013. Cocinero de profesión, es responsable de las redes sociales de Biziraun. Es hijo de Agustín Erkizia y Eva Bilbao. Aroa Colas Fariña, de 19 años, sufrió ansiedad y depresión tras la cuarentena de 2020, lo que le llevó a autolesionarse. Estudia integración social.

Laura de la Iglesia Sánchez, de 25 años, es técnica de farmacia. Hace 11 años tuvo un intento de suicidio. La salud mental ha sido para ella una lucha diaria desde pequeña hasta hace bien poco. «Ahora estoy bien. No sé qué es la felicidad, creo que para cada uno es algo diferente. Para mí es la tranquilidad mental que tengo, tener mi rutina, enfrentarme al día. Ya no tengo ruido en la cabeza», declaró.

Iratxe está de acuerdo en que el bienestar y la tranquilidad están relacionados. «Este año he estado en muchas salsas, estoy contenta, tengo opción de elegir hacia dónde quiero tirar y eso me hace sentir bien».

Aroa antes diferenciaba entre estar mal y bien. «Cuando me reía sentía que no merecía esa alegría. Preguntaba a Laura: ¿Cuándo estaré bien? Fue de un día a otro: no estoy tan mal como antes, quiero salir a la calle, estar con la gente. Los siete días de la semana no son malos, tampoco son todos buenos, pero cuando estoy mal soy consciente de qué debo hacer», expresó.

Joanes está en un momento de crecimiento personal. «Cuando hay picos de ansiedad, hay que mirarlo, expresarlo en un entorno seguro. En mi caso la gastronomía, el deporte y los ejercicios de respiración me hacen bien».

LO MÁS COMPLICADO

En este proceso, para Aroa lo más difícil fueron las emociones. «Odiaba a todo el mundo, todo me parecía mal. Una vez alguien me preguntó: ‘¿Estás segura de que estás enfadada? Tenía razón. Estaba triste. Está mejor visto mostrar el enfado que la tristeza. Soy bastante sensible; ahora me gusta, antes lo odiaba. La tristeza ha sido juzgada, por lo que la Aroa que lloraba se refugió en una Aroa enfadada».

Joanes tenía 13 años cuando ocurrió el suicidio de su hermano. «Llegué a comprender que el resto de mi vida estaría sin Joseba. Me costó mucho. El apoyo constante de casa ha hecho que lo lleve más natural pero el camino es largo y duro. Agradezco haber vivido con mi hermano esos 13 años».

A Iratxe le costó gestionar la ausencia y el silencio que acarreaba esa ausencia. «Éramos tres, ama, aita y yo, y falta el 3,333% de la familia. Además, sentía rabia y sensación de abandono hacia él: tú eres mi padre, me tenías que cuidar, te has ido. Te diría tantas cosas que no te puedo decir...».

Laura contó que se sentía culpable por el dolor generado a su entorno. «No quería hacerles daño. Ellos siempre han estado a mi lado, ¿por qué he tenido que hacerles pasar mal? Ahora ya lo llevo bien, lo he trabajado. Eso y el miedo de volver a hacerles daño».

ESTRATEGIAS

Iratxe habló con su ama desde el minuto uno. «Tengo muchos recuerdos sensoriales, vino a casa mucha gente y había muchos olores. Cuando volvió el olor de la casa, ama y yo estuvimos hasta las cinco de la madrugada hablando. Teníamos claro que esto no lo íbamos a callar y creamos un espacio entre las dos. Gracias a Biziraun tengo un espacio más amplio donde comparto cosas que no he sido capaz de abordar con mi ama».

Cuando Laura tuvo el intento decidieron llevarlo en silencio durante cinco años por el tabú. Gracias a Biziraun lo contó. «Al terminar me quité un peso de encima. Tuve muchos mensajes positivos. Joanes me dio un abrazo y me dijo: ‘Laura, si alguna vez te pasa algo, llámame’, ¡y no me conocía de nada! El hablar ha sido la manera de salvar, conocer a gente que ha estado en una situación parecida, al otro lado. Sentirme escuchada. Esto es terapia».

Al principio Aroa escribía mucho, durante horas, porque no sabía con quién hablar. «Al verlo plasmado en el papel, sentía un poco de liberación. Pero llegó un punto en que necesitaba hablar con alguien. Hablando las cosas se hacen más pequeñas. No necesito que me des una solución porque no la tienes, solo que me escuches de verdad. Es lo que más me tranquiliza».

Joanes recordó la última conversación con su hermano. «Le hice una cena, una receta, lengua guisada. Empezamos a hablar. Se quedó alucinando de mis capacidades y me lo hizo saber». Biziraun cumplirá una década el año que viene y Joanes está orgulloso de la comunidad que se está creando. La asociación le ha abierto las puertas a conocer personas maravillosas como las que estuvieron en el curso. Trabajó con el psicólogo y viajar le ha hecho bien.

COSAS POSITIVAS

Aunque pueda parecer duro, Laura admitió que volvería a pasar por todo para estar donde está. Rememoró la primera vez que fue con su madre a una charla de Biziraun. «Mi madre siempre ha estado conmigo, me ha salvado la vida. En la charla me llenó el corazón. Que diera el paso conmigo me ha marcado mucho».

A pesar de su dureza, Aroa tampoco cambiaría el proceso, por el conocimiento que tiene sobre ella misma, los valores y la gente que ha encontrado.

Iratxe está muy agradecida de contar con todas estas personas, pero a la vez se pregunta: «¿Ha tenido que pasar esto para conocerlas?».

ESPERANZA

Antes, hasta que falleció hace unos meses, a Aroa le daba fuerza su perro. «Me obligaba a salir, me recibía con alegría. Ahora he buscado esa energía yo sola: tengo ganas de vivir, de descubrir mundo, de estudiar. Mi futuro es lo que me da fuerza. Quiero apoyar a la gente. Me doy mi espacio, me escucho. Recientemente, cuando me sentí mal fui a caminar con música. Cuando me estoy cayendo mucho, pido ayuda».

Joanes vive a base de la ilusión. «A raíz de mi hermano, la cabeza me hizo un clic y una manera de hacer el duelo ha sido cocinar. Tengo retos muy ilusionantes. Zarautz es mi jardín de las delicias, me voy a la playa con los cascos y los problemas se disipan. Con mi madre y mi padre tengo una comunidad muy fuerte. Nos hemos unido más desde la pérdida de mi hermano».

Iratxe parte de la base de su «personalidad alegre y echada para adelante». Le da fuerza que lo que haya sucedido no sea en balde, quiere hacer una aportación. «Mi ama es mi pilar imprescindible».

Laura en los peores días se para a pensar, llama a su ama, o le dice a su pareja: «Estoy mal». Está empezando a hacer las cosas que verdaderamente le hacen ilusión, como bucear. «Me doy cuenta de que la vida pasa rápido. Cuando estoy mal pienso en las cosas positivas que tengo, pero a veces necesito que alguien me las diga».

MENSAJE PARA PRADALES

Desde su mirada joven, dejaron algunos mensajes para el lehendakari Imanol Pradales. Iratxe le requeriría que invirtiera en salud mental y Joanes le pediría tener la herramienta de la psicología en la educación. Siguiendo el mismo hilo, Aroa hablaría abiertamente de salud mental en los colegios. Defendió también que se pueda acceder más rápido y fácil a la ayuda psicológica.

Laura le preguntaría por qué si ahora hay más visibilidad sobre la salud mental siguen habiendo tantos suicidios, por qué la gente que pide ayuda no la recibe. «La sanidad está colapsada». Por otro lado, dijo que hay que enseñar a todas las personas que hablar de los sentimientos no está mal. «Todas las emociones están bien si no se apoderan de nosotras. Que nos inculquen eso desde pequeñas facilitaría las cosas», subrayó.