Decir que Great Osobor va a convertirse en el primer jugador nacido en Euskal Herria en jugar en la NBA es muy aventurado, no así que será el primer jugador de Euskal Herria, de Tutera por más señas, en enfundarse la camiseta de una franquicia de la NBA en unas Ligas de Verano.

El ala-pívot ribero ha completado un ciclo universitario en la NCAA más que interesante, donde amén de hacerse con un nombre por sus prestaciones, 14,8 puntos, 8 rebotes y 3,4 asistencias en esta última campaña con los Huskies de la Universidad de Washington, se ha hecho un hueco entre los Houston Rockets de cara a la Summer League que tendrá lugar en Las Vegas entre los días 10 y 20 de este mes, en el que tendrá la oportunidad de enfrentarse a equipos como Los Angeles Clippers, Detroit Pistons, Atlanta Hawks o Portland Traiblazers.

Esta competición está concebida para dar oportunidades a los novatos que recién llegan a la mejor liga de baloncesto del mundo de ganarse un contrato profesional y entrar en las definitivas listas de 15 jugadores de cada equipo de cara a la siguiente campaña.

Osobor, nacido en Tutera el 13 de diciembre de 2002, se presentó al draft celebrado la semana pasada, con la esperanza de ser reclutado por alguna franquicia en segunda ronda. Por desgracia, este ala-pívot de 2,03 metros y 105 kilos se quedó sin sitio.

Tampoco es el fin del mundo, obviamente. Sin ir más lejos, dos exbaskonistas como Andrés Nocioni o José Manuel Calderón hicieron carrera en la NBA a pesar de no haber salido en el draft. Con esa misma actitud, Osobor ha conseguido hacerse un hueco en la plantilla de los Houston Rockets, franquicia que ha presentado al jugador ribero en su plantel de cara a la cita de Las Vegas.

CAMINOS SECUNDARIOS

Ante todo, hay que afrontar la realidad. Hacerse un hueco en la NBA de buenas a primeras parece harto improbable para Osobor. Después de varias campañas penando por el desierto, los texanos han regresado a los play-offs esta campaña y han reclutado de cara a la próxima temporada a un estrellón como Kevin Durant, han recuperado al suizo Clint Capela y sus opciones para que en la temporada 2025/26 mantengan la trayectoria ascendente son muy grandes.

Pero el basket ni empieza ni acaba en la NBA. Osobor sabe lo que es hacerse un hueco en este mundo yendo por los caminos menos transitados. Emigrado a Inglaterra con sus padres con 12 años, su gran labor en la academia Myerscough College de Preston le abrió la puerta de la NCAA, primero a Montana State, más tarde a Utah State y por último, luego de un traspaso de más de dos millones de dólares en concepto de imagen -los famosos contratos NIL- se fue a Washington de la mano de su entrenador en Utah Danny Sprinkle.

Arreglárselas es algo que el ala-pívot navarro siempre ha sabido hacer. Es por ello que, aparte de su aventura americana, el navarro también podrá mostrarse este verano a este lado del Atlántico con la camiseta de la selección española B, a las órdenes de Jaume Ponsarnau, disputando sendos partidos frente a la República Checa -5 de agosto- y Portugal -7 de agosto-, mientras deshoja la margarita de qué hacer con su inmediato futuro en las canchas.

Muy bien tendría que irle al muchacho de Tutera para hacerse un hueco directamente en la NBA, pero no sería nada de extrañar si encontrase un hueco en la G-League. Una Liga de Desarrollo cada vez más seria y que, bajo el ala de las franquicias «titulares» de la NBA, maneja cada vez más dinero para dirimir el futuro de sus talentos.

Obvio que iniciar una carrera en Europa tampoco sería descartable. La NCAA siempre ha sido un vivero interesante de jugadores, de forma que este verano subido en el escaparate le servirá a Great Osobor para que varios equipos apunten su nombre en la agenda. Y que su rendimiento dicte si su horizonte está en la NBA o en alguna otra parte.