Je me souviens…sí, me acuerdo ahora de Mikel Gereka, un compañero giputxi de la Facultad de Ciencias de la Información del tan arcaico como idílico Campus de Leioa de los primeros ochenta; junto a su atadijo de libros y apuntes solía llevar una sorprendente revista de literatura, de la que me hice asiduo. Y es que “Quimera” acaba de publicar su número 500: 45 años de atribulada y audaz existencia. Además de ese bicho fantástico mezcla de león, cabra y dragón, y según doña María Moliner, “quimera” es “una creación de la mente tomada como realidad”, o bien “cosa imaginada que se piensa como posible no siéndolo”. Es difícil definir a la literatura con más concisión y más precisión. Tiene además el vocablo una connotación de algo inalcanzable que la hermana con “utopía”.

Y lo celebran con una selección de artículos y entrevistas de estos años; entre ellos uno de 1997 escrito por el creador de la revista barcelonesa, Miguel Riera, acerca del nefasto peso de las grandes empresas culturales -del entretenimiento más bien-: “Hoy el Sistema defiende con verdadero entusiasmo la más bobalicona mediocridad, eleva a las alturas cualquier memez. Cada día que pasa la industria cultural es más industria y menos cultural”.