EDITORIALA

Excusas para seguir segregando a las mujeres

En el Alarde de Hondarribia, las compañías excluyentes se negaron a cumplir el decreto del Ayuntamiento y no comparecieron a primera hora de la mañana a la cita establecida en Gernikako Arbola, evitando así compartir espacio con la compañía Jaizkibel, en la que hombres y mujeres participan en pie de igualdad. En vez de eso, enviaron a algunas cantineras y banderas. Jaizkibel sí que desfiló según lo establecido y criticó que no se den avances y se siga boicoteando poder llevar a cabo fiestas en igualdad. Frente a la hipótesis de que se trató de una provocación por parte de las compañías que no aceptan a mujeres en otro rol que el de cantinera, el alcalde, Igor Enparan, consideró que era un gesto de buena voluntad, teniendo en cuenta el ambiente de jornadas precedentes.

Hay un argumento perverso en torno al Alarde que se repite una y otra vez por parte de quienes justifican la segregación de las mujeres. Dicen que si no se es del pueblo no se puede entender por qué es esto tan importante para ellos y ellas. Ese argumento tiene otra revuelta, y es que los del pueblo no pueden entender cómo se les ve desde fuera, lo irracional y machista que resulta esta segregación de las mujeres en 2025. Aunque no lo entiendan, es algo que deberían meter en la ecuación. Porque, fuera de Hondarribia e Irun, nadie que no esté a favor de la discriminación de las mujeres en otros ámbitos de la sociedad entiende lo que allí sucede anualmente. Menos aún que se den pasos hacia atrás.

En aras al debate y a avanzar en la resolución, no hay que descartar que lo sucedido ayer responda a la lectura que hizo el alcalde y eso haya generado un malentendido. De lo contrario, será una tomadura de pelo para ganar tiempo y perderlo discutiendo sobre si han cumplido o no con el decreto, cuando lo que deben de cumplir es con los derechos humanos y la igualdad entre todas las personas. Está bien pensar que este conflicto se solucionará a través del diálogo, pero el diálogo también tiene normas que hay que cumplir, códigos sencillos como cumplir con lo establecido, que se aprenden desde pequeños. En esto, si quieren, pueden ser tradicionalistas.