Pablo CABEZA BILBO
Elkarrizketa
Gaizka y Ager Insunza, Hannot Mintegia
Componentes de Audience

«Hemos contado con un equipo humano de lujo y no podemos estar más satisfechos»

Audience no necesitó mucho tiempo para llamar la atención de los oídos más predispuestos hacia la singularidad. Con su primera maqueta, 2001, avanzaron que su carrera sería un trazo diferente del resto. Más allá de una década, y con dos discos en un año, «Mistress games», aún pleno de vida, y el actual «Big affair», nacido ayer mismo para el público, continúan igual de agitadores.

Si Audience mirase hacia atrás vería a unos mocosos (1998/1999) de Busturialdea entusiasmados por haber formado su primera banda. Verían que desde sus primeros acordes intentaron ser originales, mármol para las ideas de los demás, aunque siempre dejando alguna rendija por la que mirar al otro mundo, había que aprender. Solo ellos saben los esfuerzos que han tenido que acometer para llegar a «Big affair» y los que deberán realizar aún para llegar al próximo peldaño. El arresto y el talento que ofrecen no se corresponde con lo que reciben: en el trueque material salen perdiendo, si bien en emociones, vivencias, aprecio e historia recuperan lo invertido y les sobra para una ronda.

Para grabar «Big affair» se han desplazado hasta Hoboken, en Nueva Jersey, que queda lejos se mire el mapa de izquierda a derecha o del revés. Allí se han desnudado frente a un tipo llamado John Agnello, que de canciones, sonidos y potenciales sabe mucho. Y de los estudios Water Music se han traído once canciones que nada tienen que ver con ninguna de las bandas de Euskal Herria. Audience es como un planeta que gira sobre sí mismo, que tiene sol y sombra propia. Si las canciones son saltarinas canta Gaizka, si requieren templanza se apunta Ager, también Hannot, aunque este último también sabe lo que es brincar con la garganta; no obstante, lo mismo que son multiinstrumentistas el cuarteto cambia sus gargantas con facilidad, de tal forma que Gaizka puede pasar a ser un crooner aunque parezca imposible. Los hermanos Insunza y Hannot Mintegia pueden volver locos a una sección de ritmo, pero Andoni Lauzirika y Mikel Segarna van bien asistidos.

«Big affair» es un álbum moderno, actual en concepto, pero veterano en querencias. «Mistress games» se pudo componer en los años cincuenta, tal y como «Body and soul», de caliente ritmo soul y blues. «A new life», al más abierta, baila con la nueva ola de los setenta,la Velvet con Lou Reed persiguiéndoles con un teclado de los setenta, pop de los noventa, para dejarse querer por un mordiente solo de guitarra. «Protest» es tan perdidamente hermosa en su minuto y diecisiete segundos que no tiene edad. «Country of tambourine» la podría haber compuesto y cantado el Dylan de los sesenta o el Cash de sus años templados. Apostaría que es la mejor canción del álbum, pero no se puede mantener el envite cuando van cayendo el resto de canciones a cual más incitante. «Well» es una canción que duele, profunda como «Big affair», seguro que el grupo fue muy feliz el día en el que construyeron estas dos piezas de camino y lluvia. «Fool's blues» torna optimista, conduce hacia Nueva Orleans y no muy lejos se encuentra la delicada vitalidad de «Ez da txatxetan». «Burditzen rockea con ritmo pesado, un tanto hard, devuelve al oyente a la ciudad. Las luces se apagan de nuevo y la bola de cristal gira en un viejo salón vaquero. Marianne Faithfull nos comentó hace años a su paso por Bilbo que le gustaría grabar un álbum de country. Si quiere una buena canción, una canción vaquera revisada, aquí le espera «(Ballad) being wrong», otro de los temas top. «Big affair» no es un disco fácil, necesita vueltas, que la sal penetre. Quien busque inmediatez que se compre un chicle o una hamburguesa.

Como esto no es medible, no sabemos en qué teórico puesto se encuentra Audience en el universo; pero son tan grandes que aun desde allá se verá la luz de su local de ensayo.

Han pasado por muchos estudios. ¿En qué se fijan nada más entrar?

Hannot Mintegia: Lo primero, las dimensiones, y, sobre todo, de la sala. Te fijas en la amplitud, la altura [considerable] y en cómo están distribuidos los espacios, si hay subdivisiones, compartimentos o cabinas más pequeñas. Todo eso te da una idea de que configuraciones son posibles a la hora de plantearte grabar en directo una canción, pudiendo incluir el máximo posible de instrumentos en la toma. De seguido pasas al equipamiento, en especial amplifica- dores e instrumentos. A parte de esto, nos llamó mucho la atención la escasa sofisticación estética [un pabellón]. Quizá porque fuimos con la idea preconcebida de que nos íbamos a encontrar un estudio hi-tec, al estar en Nueva York y teniendo en cuenta que hace poco pasaron Shakira o Beyonce. Pero ahí está claro que van al grano: equipamiento, los micrófonos, la mesa de mezclas...

¿Qué les indujo a terminar en las manos de este veterano y valorado productor y con trabajos tan diferentes?

Gaizka Insunza: Lo conocí hace año y medio a través de Capsula, cuando fuimos a Water Music a grabar el «Ziggy Stardust» de Bowie. Solo estuve cinco días, pero me bastaron para darme cuenta de que Audience podía hacer algo grande allí, de que podíamos aprender mucho. Tal como apuntas, John es un productor de primer nivel. Nos gusta mucho su trabajo en los discos de Mark Lanegan, «Field songs» es impresionante o Screeming Trees, y nos gustan mucho los discos de Kurt Vile. También ha producido el último disco de Okkervil River y ya puede decir que ha trabajado con ¡Audience!

Cuando uno se deja una buena pasta en el proyecto en el que cree, el que, en buena medida, será parte de los recuerdos más importantes de su vida, ¿está obligado a admitir que fue una buena inversión?.

G. I.: Tienes razón en que hemos invertido mucho en este proyecto, no solo dinero, también tiempo y esfuerzo. Y, sin duda, vamos a recordar esta experiencia como uno de los highlights de nuestras vidas. Es verdad que también ha habido algo de miedo y nerviosismo, pero todo desapareció en cuanto empezamos a trabajar. Hemos contado con un equipo humano de lujo y no podemos estar más satisfechos con la experiencia y con el resultado. Tenemos la sensación de haber establecido relaciones que pueden ser duraderas.

¿Se extraña un productor de Jersey de que un grupo de Basque Country y del que no sabrá nada le contacte? ¿Alucinaba aún más si os oía hablar en euskara, o cantando, entendiendo que eso no era español?

G.I.: Bueno, creo que el conocerle de antes ha resultado fundamental para haber podido llevar esta experiencia a cabo. En aquel primer viaje le adentramos un poco en los iconos de nuestro pueblo: Tuvimos la ocasión de escuchar a Mikel Laboa (le regalamos uno de sus discos), de hablar del Gernika de Picasso (que obviamente conocía), y tuvimos ocasión de ver el Manchester-Athletic con él. Evidentemente le costó bastante aprenderse nuestros nombres (bastante más que hacernos sonar bien, ja,ja) y bromeaba constantemente con el idioma tan raro que hablábamos. El tema del euskera siempre da mucho juego y suele ser fuente de anécdotas. De hecho, durante nuestra estancia se acercó al estudio un señor que al oírnos hablar en euskera nos contó que el euskera venía del espacio y tal. Es curioso también que durante mi estancia anterior en Estados Unidos una señora me dijera que el euskera era el idioma del cielo ya que los vascos abandonamos el paraíso antes de que Adan y Eva pecaran.

«Country of tambourine» no extrañaría si formara parte de un disco de Bob Dylan, por calidad y porque le va de perlas.

Ager Insunza: Es un halago... Estaría bien ver cómo interpretaría él esta canción. El título es como una traducción chapucera de «país de pandereta». Canción protesta en plan «A hard rains a gonna fall». (Risas).

¿Se extrañó Agnello de que usarais una steel guitar?

G.I.: Realizamos un buen trabajo de preproducción para no tener que llevar muchos instrumentos en el avión. Respecto a la pedal steel, la que hemos usado en el disco es propiedad de Dave Mansfield que ha tocado con Johnny Cash, Lucinda Williams o la gira «Rolling thunder review» de Bob Dylan. Nosotros le regalamos una botella de vino a cambio.