Elkarrizketa
Miguel Ángel Navarro
Sicólogo y perito presentado por la defensa

«El testimonio de torturas es verídico y pudo provocar autoinculpaciones»

Nacido en Portugalete, Miguel Ángel Navarro es sicólogo y experto en salud mental en contextos de violencia política y catástrofes naturales. Ayer declaró junto a otros ocho colegas para explicar la aplicación del Protocolo de Estambul, una fórmula científica avalada por la ONU que busca determinar la veracidad de los testimonios de torturas.

¿Qué es el Protocolo de Estambul?

A través de la exploración sicológica, o física en el caso de que exista, busca demostrar el nivel de veracidad que hay en el relato sobre torturas. Está consensuado a nivel internacional y validado por la ONU. En la mayoría de recomendaciones de Derechos Humanos se incluye su uso para poder determinar si alguien ha sufrido torturas.

¿Qué encontraron en los casos que analizaron ante el tribunal?

Encontramos una alta consistencia entre lo que relataban que habían sufrido y los efectos sicológicos esperables. La conclusión es que el testimonio es verídico y no estaban mintiendo.

Sin embargo, muchas de estas denuncias han sido archivadas por jueces.

El protocolo habla sobre la consistencia del relato de la persona, eso no implica que los jueces lo vayan a admitir. Hay algunos que son más sensibles y otros que no lo son. También puede haber una persona que haya sido torturada y no se le haya aplicado el protocolo, lo que no implica que no haya sido torturada. En estos tiempos la mayoría de la tortura no deja secuelas físicas y todavía cuesta mucho entender las sicológicas.

¿Qué consecuencias han encontrado en estos jóvenes?

Fundamentalmente se da lo que se conoce como transtorno de estrés postraumático. No significa que si una persona no tiene un transtorno no haya sido torturada. Y si una peritación la haces dos, tres o cuatro años después de la tortura, puede no haber una sintomatología. Lo que sí que se da, en las semanas posteriores, es ese transtorno de estrés. Con el tiempo también puede haber síntomas, como el evitar recordar o un estado de alerta cuando hay algo que le recuerda lo que sufrió dentro de comisaría. También depresión moderada o cambios en la personalidad.

¿Los malos tratos pudieron llevar a las autoinculpaciones?

Sí, porque el objetivo de la tortura, fundamentalmente, es un quiebre de la persona. La persona puede terminar por intentar salir de esa situación límite de la única manera que puede, que es diciendo que sí o repitiendo lo que le están diciendo. Es probable que personas hayan firmado cosas que no tienen relación con la realidad.

¿Se ha aplicado en más ocasiones este protocolo en Euskal Herria?

Es bastante novedoso. Era una herramienta que no se utilizaba mucho. Esperemos que en el futuro sean muchos más, por recomendación de la ONU.