Jovan MATIC

La ira contra la pobreza logra unir a croatas y musulmanes en Mostar

La pobreza ha unido a croatas y musulmanes, dos comunidades que permanecen violentamente divididas en Mostar desde la guerra de Bosnia (1992-1995), en la ira que comparten contra las autoridades a las que consideran autistas, desconectadas de la realidad y corruptas.

Una fuerte lluvia caía ayer sobre Mostar, la ciudad meridional de Bosnia que ayer amaneció en calma tras los incidentes del viernes, cuando varios edificios públicos fueron saqueados e incendiados, como en todas las principales ciudades del país, por manifestantes que expresaban así la ira contra la clase política provocada por la pobreza.

«La desesperación ha unido a la gente, Mostar ha dado muestra de unidad por primera vez en 20 años y eso me regocija», señala a AFP Dzenan Jelin, desempleado musulmán de 30 años.

Las protestas que el viernes degeneraron en violencia en todo el país han sido las más grandes y graves desde el final de la guerra en la exrepública yugoslava de 3,8 millones de personas, donde el desempleo afecta al 44% de la población activa.

Ante el estancamiento económico y la falta de perspectivas, los musulmanes, la mayoría en el este de Mostar, y los croatas, que dominan en el oeste de la ciudad, expresaron su ira atacando los símbolos de «un poder que sigue decepcionando».

«Se trata de gente que no tiene que perder, de jóvenes que jamás encontraron trabajo mientras la élite se ríe en nuestra cara y nos hace entender que ella nos saquea y nosotros no podemos hacer nada», explica Josip Milic, un sindicalista croata.

La sede del partido croata HDZ fue arrasada. Los restos carbonizados de un coche siguen fuera del edificio con las ventanas rotas y las viviendas a lo largo del río Neretva, antigua línea de frente en el centro de la ciudad, todavía llevan las cicatrices de la guerra porque nadie ha pensado en reconstruirlos, y con testigos de la lentitud con la que Mostar se recupera veinte años después del fin de la guerra.

Es la única ciudad en la que no se pudieron organizar elecciones locales en 2012 por la incapacidad de los partidos musulmanes y croatas de llegar a un acuerdo sobre la organización institucional.

«El poder tratará de seguir explicando la crisis con argumentos nacionalistas, pero su propaganda ya no cuaja. Soy croata, pero soy solidario con mis vecinos musulmanes, debemos luchar juntos contra las autoridades», afirma Jadranko, un estudiante.

El detonante de las protestas que comenzaron el miércoles y se extendieron por las principales ciudades fue el cierre de varias fábricas en Tuzla, y ayer miles de personas se manifestaron pacíficamente en Sarajevo, Tuzla, Zenica, Bihac y Mostar.

Las protestas se cobraron ayer la dimisión del primer ministro del cantón de Sarajevo y del Gobierno regional de Tuzla.

«Golpe del pueblo»

El ministro bosnio de Interior, Fahrudin Radoncic, calificó las protestas como «golpe del pueblo contra la mafia estatal» y resultado de «17 años de mal gobierno».