Fermin Munarriz
Kazetaria
TXOKOTIK

Supercristo

Vagabundeando entre noticias serias, uno siempre acaba topándose con cosas insólitas. La última es que la cuarta parte de los británicos creen que Superman es un personaje de la Biblia. Sí. Y un tercio no saben con precisión a qué parte del libro pertenece el episodio de Adán y Eva... También.

O la sanidad pública británica está suministrando pastillas de colores en mal estado o aquí hay un problema serio de relato.

Es cierto que si nos ponemos muy puntillosos, tampoco se aprecian tantas distancias entre los sucesos fantásticos de un tipo en mallas que vuela, que es capaz de parar una montaña con sus superpoderes y que salva al mundo, y otros con túnicas que abren mares, multiplican peces, resucitan muertos y... salvan al mundo. Pero seamos mesurados: hay diferencias. Los seguidores de las hazañas del primero, a lo más, suelen pasar un par de horas boquiabiertos en una butaca a oscuras. Los discípulos más enardecidos de los segundos han sembrado la historia de cadáveres. Así que mejor dejar las cosas serias en su sitio.

Por ello insisto en que ese cóctel mental se debe más a eso tan en boga llamado relato; el de la historia y el de la noticia. En este caso, detrás de esa información está la Sociedad Bíblica del Reino Unido, un añejo club religioso que tiene por objetivo difundir las Sagradas Escrituras por el planeta e impregnar con ellas la cultura mundana. Una manera de hacerlo es demostrar lo necesitada que está la sociedad de su piadosa asistencia, mediante -por ejemplo- una oportuna encuesta, cuyos disparatados resultados acaban dando la vuelta al mundo. Lo sorprendente es la facilidad con que compran mercancía averiada los medios supuestamente serios. Pero esa es otra parte del cuento.

De hecho, ni siquiera es la primera vez que se asocia la figura del inmigrante de Krypton en calzoncillos rojos con Jesucristo. Hubo quien vio en la película «Superman returns» notables semejanzas: el enviado de un padre todopoderoso, la lanzada en el costado, la crucifixión... Hasta el mismísimo Umberto Eco ya dedicó su atención al mito del superhéroe de la cultura popular hace medio siglo y desveló los trucos del fantasioso relator: partir de un suceso de ilegalidad, hacer intervenir al titán, someter a los malvados y culminar con un final feliz. Como una comparecencia de ministro del Interior. Dando relato por liebre.