Anton Borja
ANÁLISIS | Mirando al futuro

La crisis de la economía vasca

El autor repasa hoy los principales indicadores económicos vascos y la forma en la que la crisis está afectando a los diferentes sectores productivos. Constata el estancamiento de la producción industrial, centrada en la exportación como mecanismo para superar la crisis, pero sin cambiar sustancialmente de modelo productivo, lo que puede traer graves consecuencias en un escenario de prolongación de la crisis. A todo esto añade el enfoque neoliberal de las administraciones, con un menor gasto social y un enfoque de política industrial que no responde a los retos planteados por esta crisis.

La crisis que no cesa muestra su evolución en Euskal Herria, a través de algunos indicadores. La tasa de paro en Bizkaia, Gipuzkoa y Araba ha evolucionado desde un valor cercano al 7% en 2008 a rozar el 15% en 2013, de modo que en 2014 hay cerca de 160.000 personas buscando trabajo. Para el caso de Nafarroa, partiendo de una situación similar en 2008, la tasa de paro ronda ahora el 17%. Y en el caso de Iparralde, la tasa de paro en el periodo de la crisis es menor que en el sur de Euskal Herria, rondando en 2013 el 11%. Para el conjunto de Euskal Herria, en 2013 había 223.654 parados, según el INE.

En cuanto a la evolución de la riqueza, se produce un estancamiento en la CAV, ya que en 2007 alcanzaba un valor de de 65.962 millones de euros y en 2012 era de 66.223 millón es. En Nafarroa ha habido cierta mejora pasando de alrededor de 18.260 millones de euros en 2008 a 20.520 millones de euros en 2011.

Esta dinámica de la economía vasca se traduce en mayor desigualdad social, en la crisis, a pesar de tener un PIB por habitante superior a la media de la Unión Europea. Aumenta la incidencia de la pobreza y de la precariedad. En el último estudio del Gobierno Vasco (2012) sobre la pobreza, el 15,4% de los hogares está con ingresos inferiores a 927 euros. En el colectivo de personas dispuestas a emanciparse, 98.824 no lo pueden hacer. Asimismo, en el estudio europeo AROPE, que engloba las situaciones de pobreza así como la baja intensidad laboral y la privación en el acceso de algunos bienes o servicios básicos, se señala que 490.202 personas (el 22,6% de la población de la CAV) se encuentra en riesgo.

El sistema de garantía de ingresos, dependiente del Gobierno Vasco, cubrió a hogares que engloban a 133.267 personas. Más de 50.000 personas que cumplían los requisitos no pudieron acceder a la Renta de Garantía de Ingresos, al no haber dotación presupuestaria suficiente.

En el caso de Nafarroa, el gasto social en 2011 fue de 3.982 millones de euros (19,4% del PIB navarro) que está a gran distancia del gasto social medio europeo que es del 29% del PIB.

En cuanto a las rentas salariales, han perdido peso en la renta global del sur de Euskal Herria, alcanzando la cifra, para 2012, de 1.957 euros en la CAV y de 1.736 en Nafarroa. Si analizamos la evolución salarial, para el periodo 2008-2012, la pérdida salarial media real ha sido del 7,15% en la CAV y del 9,15% en Nafarroa.

Este tipo de indicadores señalan algunos de los efectos de la crisis. Veamos ahora la dinámica sectorial productiva durante la crisis.

En el caso del sector primario, su peso económico y empleo es pequeño. En la CAV, para 2012, aporta una riqueza de 478 millones de euros (0,7% del PIB ) y un volumen de empleo de 13.643 personas (1,5% del total). Para Nafarroa, el sector primario absorbe el 3,1% de la riqueza total y 3,6% del empleo. El declive económico en la CAV es elocuente, y en Nafarroa, siendo pequeño, mantiene un valor superior tanto en riqueza relativa como en empleo. El comercio exterior de los productos agroalimentarios es deficitario en la CAV y con mejor valor en Nafarroa, en los últimos años. Ya en 2009, la CAV presentaba una cifra de exportación agroalimentaria de 1.129 millones de euros y unas importaciones de 1.680 millones; en el caso navarro, las exportaciones eran de 1.073 millones de euros y las importaciones de 694 millones.

En cuanto a la actividad industrial en Euskal Herria, aunque con peso desigual, es el motor de la economía, dejando aparte la especificidad de Iparralde. Para el caso de la CAV, en 2012 representa el 22% de la riqueza total, contando con 194.000 empleos. Tres subsectores absorben cerca de la mitad de la riqueza industrial generada y del empleo: Metalurgia y productos metálicos cuenta con el 27% de la riqueza y el 33,9% del empleo industrial; Maquinaria y equipo, el 9,7% de la riqueza y el 10% del empleo; y Material de transporte, el 9% de la riqueza y 8,6% del empleo.

En el periodo 2008-2012, la pérdida de capacidad productiva industrial ha sido muy importante. Para Bizkaia, dicha pérdida ha sido del 33% de su capacidad industrial, para Gipuzkoa, del 27% y para Araba, del 28%. Lo que ha supuesto una pérdida de 45.800 empleos.

Pero si analizamos la industria según el nivel tecnológico y de gama (que aborda aspectos de mercado, marketing, etc.) vemos que cerca del 60% pertenece a los niveles de bajo y medio-bajo contenido tecnológico, lo que supone una debilidad estructural de la industria.

En el periodo 2007-2011, hay una pérdida de riqueza industrial superior a 3.000 millones de euros y predominando, en la riqueza y en el empleo, los niveles tecnológicos bajo y medio bajo. Este último aspecto citado es preocupante porque la ventaja ante otros competidores se basa casi exclusivamente en aspectos salariales. Por ejemplo, se está importando acero común ruso y chino a través de los puertos vascos, cuyos salarios están a cierta distancias de nuestros salarios.

La vulnerabilidad de la industria vasca se manifiesta, asimismo, en que el 50% de la industria vasca tiene un consumo intensivo de energía. A señalar que ciertos subsectores (siderometalurgia, papel, cemento, entre otros) son contaminantes.

Si a todo lo anterior añadimos la dinámica inversora en la crisis, observamos que el flujo de inversiones en el periodo 2008-2012 ha sido la siguiente: entrada de 1.527 millones de euros; salidas de capital: 13.382 millones de euros. Hay que matizar que empresas como Iberdrola y BBVA, que radican formalmente en la CAV, distorsionan la salida de inversiones al exterior; con lo cual, descontando el sesgo citado, no deja de ser preocupante el predominio de invertir en el extranjero por parte de los industriales vascos y del carácter pequeño de la inversión extranjera en la CAV

En el caso navarro, la crisis industrial ha impactado fuertemente. En el periodo 2007-2011 la riqueza industrial generada ha pasado de 4.861 millones de euros a 4.111 millones. Y en cuanto al empleo, la disminución ha sido notable, pasando de un volumen de 74.935 empleos a 65.268. Y en 2.012 la tendencia a la baja se mantiene, alcanzando la cifra de 59.026 empleos. Los sectores de fabricación de vehículos, alimentación, productos metálicos, fabricación de maquinaria y equipo, junto con equipo eléctrico, concentran el 60% del empleo industrial navarro, en el año citado.

Al abordar el sector servicios conviene diferenciar por una parte los servicios de mercado (de carácter privado) y los servicios de no mercado (de carácter público), como la enseñanza pública y la sanidad pública, etc. Por otra parte, también hay que diferenciar subsectores como el de la distribución comercial y reparación, transportes y comunicaciones, «servicios para empresas, servicios financieros, distribución comercial, servicios para empresas y turismo.

Este sector ha pasado de tener en la CAV una riqueza de 38.096 millones de euros.en 2008 a alcanzar el valor de 40.767 millones de euros en 2012 (61,6% del PIB total). Y en cuanto al empleo, ha pasado de 629.926 personas a 623.542 (69,3% del empleo total), prácticamente se mantiene un valor constante en dicho periodo.

En el análisis de los diversos subsectores, conviene señalar que el subsector de distribución comercial, para 2009, contaba con cerca de 125.00 personas ocupadas, de las cuáles un tercio del personal lo absorbía el comercio mayorista y dos tercios el subsector del comercio minorista. En años posteriores, el peso económico y de empleo del subsector minorista va declinando.

En el caso de Nafarroa, también tiene un peso económico importante. Si en 2008 este sector suponía el 53% de la riqueza y el 68% del empleo total navarro, en 2012 supone el 58,4% de la riqueza y el 64,2% del empleo total (166.000 puestos).

Particular importancia tiene el sector financiero vasco, en particular las Cajas de Ahorros. Hay que señalar que la antigua Caja Navarra poseía en depósito cerca de 10.000 millones de euros y que las antiguas BBK, Kutxa y Caja Vital alcanzaban la cifra de 34.816 millones de euros (2010) en volumen de depósitos. Las cajas vascas sumaban mayores depósitos que los acumulados en los bancos que operan en territorio vasco. Pero en 2013, la situación es muy distinta, dado que en Nafarroa no existen cajas de ahorros y las existentes en la CAV se han fusionado en Kutxabank, en actual proceso de privatización-bancarización.

No es casualidad que en los dos últimos años se han reducido fuertemente los recursos dedicados a la Obra Social, así como ciertas desinversiones en empresas. El anuncio de que se quiere materializar la entrada de capital privado (70% del capital) en la entidad confirma el proceso privatizador.

La dinámica de la crisis vasca viene acentuada por las actuaciones de las Administraciones vascas tanto en Gasteiz como en Iruñea. Por una parte, la recaudación fiscal en relación al PIB va disminuyendo. Si para 2008 en la CAV era del 21,5% y en Nafarroa del 19,9%, en 2012 pasó a ser del 18,5% y del 17,7% respectivamente. Por lo que no hay que extrañarse que el gasto público, en este periodo en la CAV, oscile entre el 12,9% y el 13,7%. En el caso de Nafarroa, a igual periodo ha variado entre el 21,2% y el 18,6% del PIB. Un enfoque predominantemente neoliberal en los dos gobiernos dan como resultado un gasto social distante de valores medios europeos y un enfoque de política industrial que no responde a los retos planteados por esta crisis

En resumen, podemos esquematizar los impactos más negativos en el tejido productivo vasco. Debilidad permanente del sector agrario vasco, especialmente en la CAV, pero también en Nafarroa e Iparralde. Las directrices de la PAC europea no favorecen nuestro desarrollo agrícola.Debilidad del sector pesquero.

Estancamiento de la producción industrial vasca. Débil inversión privada y pública en el tejido industrial vasco, tanto en Iparralde como en el sur de Euskal Herria. Se busca la exportación como mecanismo de «salida» de la crisis, pero sin cambiar sustancialmente de modelo productivo, basado en producciones de bajo y medio-bajo nivel tecnológico que propician la competencia vía precios (buscando reducir salarios) y sin desarrollar el mercado interno vasco, dada la debilidad del consumo. En el subsector de la construcción, en el sur de Euskal Herria, estancamiento en el apartado de viviendas, aunque se mantiene la oferta de obra pública (TAV...).

El sector servicios, en el subsector de distribución comercial, asiste al cierre de muchos comercios al por menor, mientras se fortalecen las grandes cadenas de supermercados, hipermercados, etc. En el subsector financiero, se consolidan los bancos que operan en territorio vasco y se bancarizan las cajas vascas, buscando el crecimiento financiero. Junto a ello, se produce la aplicación de una política de recorte de gasto público, especialmente en las áreas sociales, por parte de los gobiernos de Gasteiz e Iruñea.

Hay que ser conscientes que la actual crisis puede durar otros cinco (ya llevamos cinco) y por tanto el debilitamiento de nuestro tejido productivo va a aumentar. La renta por habitante va a bajar y nuestro alejamiento de zonas industriales similares europeas va a crecer.

El reto planteado se manifiesta en ir cambiando nuestro modelo productivo, disminuir las desigualdades sociales y mantener los niveles de bienestar existentes. Y para eso nos hace falta soberanía económica y política para poder articular otra política económica y otra economía comunitaria más integrada. En la próxima entrega abordaremos el conjunto de medidas a adoptar, a corto y medio plazo, en la perspectiva señalada.