Mikel INSAUSTI DONOSTIA

«Las aventuras de Peabody y Sherman» adapta a la animación 3D una vieja serie de Jay Ward

Rob Minkoff («El rey león») dirige una versión en 3D de la serie animada creada por Jay Ward en los años 50, y cuyos personajes no son tan conocidos fuera de los Estados Unidos, donde han marcado a generaciones.

Jay Ward es uno de los creadores de culto de la animación televisiva, gracias a series muy queridas en los Estados Unidos, que han marcado a varias generaciones. La más conocida a este lado del charco es posiblemente «George de la jungla», pero es también el autor de «Crusader Rabbit», «Dudley-Do-Right» o «The Adventures of Rocky and Bullwinkle».

Dentro de está última surgió a su vez «Peabody's Improbable History», con una muy sorprendente relación entre sus personajes, ya que el perro llamado Peabody era quien adoptaba al niño humano Sherman. Aunque aquí no se conozca, es una serie con la que crecieron muchos niños estadounidenses, y entre ellos se encontraba el futuro cineasta Rob Minkoff, que acabaría dirigiendo un clásico de la animación como «El rey león».

Historia para escolares

Rob Minkoff reconoce que aprendió historia con los dibujos de Peabody y Sherman, por eso ha querido volver sobre esa labor divulgadora con un largometraje pensado para el público menor actual. A los padres y acompañantes adultos estas lecciones de historia para escolares les podrán resultar demasiado elementales y básicas, pero a los niños y niñas les divierten mucho, gracias a que son impartidas en forma de fantásticos viajes a través del tiempo en una máquina bautizada como el «vueltatrás».

El estudio DreamWorks Animation parece haber dado con una fórmula comercial, consistente en lo contagioso que puede llegar a ser el humor infantil. «Las aventuras de Peabody y Sherman» captan la psicología infantil, relacionándola siempre con el entretenimiento. La chavalería se identifica con Sherman y sus travesuras, mientras que ven a Mr. Peabody como una idealización de su mascota, ya que cada niño o niña considera a su perro el más inteligente del mundo, a nada que le enseñe a hacer un par de cosas.

La película convierte además a ese can tan brillante en una representación de la figura paterna, por cuanto es el perro sabio quien adapta al niño. Ayuda así a comprender a los menores la dificultad que supone ser padre, incluso por muy inteligente que se sea.

Las distintas épocas que van visitando los protagonistas en compañía de una compañera escolar de Sherman, a la que ha mordido el brazo y con la que debe hacer las paces, son: La Revolución francesa, la Italia renacentista, la Grecia clásica y el Antiguo Egipto.