Martxelo DÍAZ

Donibane volvió a reclamar reconocimiento para Berrueta

Los vecinos de Donibane volvieron a suplir la ausencia de las instituciones y protagonizaron un acto popular de reconocimiento como víctima de la violencia política a Ángel Berrueta, que se hizo extensivo a Kontxi Sanchiz. Diez años después de su muerte, arroparon de nuevo a los allegados de su vecino. Ante la negativa del Ayuntamiento de Iruñea de colocar una placa simbólica, la instalaron ellos mismos.

Vecinos de Donibane arroparon ayer, una vez más, a los familiares de Ángel Berrueta coincidiendo con el décimo aniversario de su muerte a manos de un policía español y su hijo. Ayer se conmemoraba un aniversario redondo, diez años, pero, como recordó un emocionado Aitor Berrueta, uno de los cuatro hijos de Ángel, nunca han dejado de sentirse arropados por los vecinos del barrio en el que su padre vivió, trabajó y encontró la muerte.

Junto a los familiares de Berrueta, estuvieron presentes los allegados de Kontxi Sanchiz, que murió tras una carga de la Ertzaintza en Hernani contra una movilización para denunciar lo sucedido en Iruñea.

El acto de Donibane sirvió para volver a reivindicar que Berrueta y Sanchiz son víctimas de motivación política y para denunciar que las instituciones navarras no quieren asumir sus responsabilidades. La semana pasada UPN, PSN y PP votaban en el Ayuntamiento de Iruñea en contra de una moción que pedía reconocimiento para Berrueta. Ayer mismo, el consejero de Interior del Gobierno navarro, Javier Morrás, señalaba en el Parlamento a preguntas de Patxi Zabaleta (Aralar-NaBai) que no está previsto ningún acto de reconocimiento oficial a Berrueta.

Olvido institucional

Así, ante el olvido institucional -al acto acudieron electos de EH Bildu- fueron los vecinos de Donibane, una vez más, quienes asumieron la responsabilidad de reclamar verdad, reconocimiento y reparación para Berrueta.

La moción rechazada en el Ayuntamiento la pasada semana reclamaba también que se instalase una placa en la calle Martin Azpilikueta, donde el policía Valeriano de la Peña y su hijo Miguel José acabaron con la vida de Berrueta en la panadería que regentaba después de que impidiera a Pilar Rubio, mujer y madre de los anteriores, colocar un cartel en el que se responsabilizaba a ETA de los atentados yihadistas del 11-M en Madrid.

Placa de recuerdo

Ante la inacción del Ayuntamiento, los vecinos de Donibane decidieron colocar la placa en recuerdo de Berrueta y en la calle Martin Azpilikueta. Ayer pidieron que no suceda como con la placa colocada hace varios años. Que no la retiren, que la dejen.

La plataforma Angel Gogoan destacó que la placa colocada es un símbolo del reconocimiento a Berrueta, necesario para avanzar, por lo que invitaron a quienes no han dado todavía ese paso a darlo.

Durante el acto, distintos colectivos de Donibane mostraron su afecto a las familias Berrueta y Sanchiz, situadas delante de una pancarta en la que podía leerse «Reconocer la verdad. Egia aitortu». Una kalejira partió desde Alde Zaharra para participar en el homenaje. Agentes de la Policía española identificaron a los asistentes. Donibane Kantuz interpretó «Xalbadorren heriotzean» y la peña Donibane entregó un recuerdo. Los dantzaris bailaron un aurresku.

El preso de Donibane Jorge Txokarro envió una carta en la que destacaba el apoyo del barrio a la familia Berrueta y denunciaba la actitud de las instituciones en su intento de hacer olvidar lo que pasó.

José Miguel Olza explicó a los presentes qué era Gurasoak, la organización en la que militaba Ángel Berrueta y que algunos medios mencionaron una y otra vez hace diez años. Relató cómo los padres y madres de los jóvenes que detenían y que enviaban incomunicados a la Audiencia Nacional se agrupaban para asistirles. «Esto es lo que era Gurasoak y en esto participaba Ángel hace diez años. En ayudar a nuestros hijos», añadió.

Se desconoce la situación de los condenados por la muerte

Cuando se han cumplido diez años de la muerte de Ángel Berrueta a manos de Valeriano y Miguel José de la Peña, la familia desconoce cuál es la situación exacta de los dos condenados. Pilar Rubio fue exonerada a pesar de que su participación fue determinante para el fatal desenlace.

Miguel José de la Peña fue condenado a quince años y Valeriano a veinte. El primero podría haber alcanzado el tercer grado en setiembre de 2011 al cumplir las tres cuartas partes de la condena. El agente de la Policía española podría comenzar a abandonar la prisión este mismo año al cumplir la misma parte.

GARA pudo confirmar ayer que los abogados de la familia Berrueta desconocen si los autores de la muerte de Ángel han accedido a los beneficios penitenciarios o no. La ley establece que la autorización para abandonar la prisión corresponde a los juzgados de vigilancia penitenciaria, que no están obligados a comunicar a la representación de las víctimas la situación de los condenados.

Lo que sí es un hecho contrastado es que ni Valeriano ni Miguel José de la Peña han mostrado arrepentimiento por lo que hicieron, un requisito para acceder a los beneficios penitenciarios. De hecho, en marzo de 2011 los Berrueta revelaron que los dos condenados trataron de llevar a cabo acciones legales contra ellos, contra Gurasoak (que ejerció la acusación popular) e incluso contra el juez que presidió el tribunal de su caso.

Una vez más, el caso de Ángel Berrueta deja en evidencia el doble rasero con el que actúa la Justicia española en función de quién sea la víctima. M.D.