ANAITASUNA 25

BARCELONA 39

A diferencia de otras modalidades deportivas, en el balonmano la calidad es tan determinante que el margen de sorpresa es nulo. El Barcelona no solo es el líder de la competición, sino que está a años luz del resto. No es algo que no se supiera pero, por si acaso, los de Xavi Pascual lo dejaron muy claro con su actuación en La Catedral.

Tras una escapada inicial de los «extraterrestres», que se pusieron 3-8, solo hubo un momento en el que Anaitasuna inquietó a su adversario y metió al público en el encuentro. Un parcial favorable de 6-4 precedido de un tiempo muerto solicitado por Aitor Etxaburu permitió vislumbrar en el electrónico un apretado 8-10, que hizo pensar en que había partido.

Para evitarse disgustos, el técnico azulgrana movió banquillo y puso en pista a Entrerríos, Lazarov y Sorhaindo. Con ello acabó por matar el envite, devolviendo un parcial de 0-5, que ya puso el marcador en un 10-18 imposible de meterle mano.

Capón mejoró la portería local

Conocido el desenlace final, la segunda mitad discurrió entre el intercambio de golpes, un Barcelona ampliando la distancia -pese a que la presencia de Capón mejoró los guarismos de la portería local- y algunos lances de calidad para el graderío. Tal fue la diferencia entre ambas escuadras que ni siquiera en superioridad los anfitriones consiguieron obtener ventaja.

Visto lo visto, Etxaburu optó por más de una probatura, quizás para poner en práctica en futuros compromisos, como ubicar a Cristian en el lateral izquierdo, con acierto dispar en el lanzamiento. Una vez pasado el mal trago, Anaitasuna tiene que mirar ahora hacia el próximo compromiso en Cuenca.