Maite SOROA
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PAPEREZKO LUPA

Golpear con dureza a los bolcheviques

Bueno, para quien no se haya enterado, la nueva máxima en el latifundio infraebriano es que las manifestaciones que no sean de la secta numantina son siempre violentas y los policías que vestidos de ninja acuden a ellas son unos parias, carne de cañón a quienes ni defenderse les dejan. Ese es el trending topic ultra y en eso andan. En «Libertaddigital», por ejemplo, ayer le dedicaban al tema su editorial, que empezaba con el siguiente párrafo: «parecería que en España el monopolio legítimo de la violencia no lo tienen los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado sino los manifestantes de extrema izquierda. Sólo así se entendería que las fuerzas antidisturbios tuvieran orden de no utilizar material antidisturbios, que los manifestantes se atrevieran a moler a palos a los agentes», algo que, como todo el mundo sabe, es lo que suele suceder en todas las manifestaciones. Por estos lares sabemos algo de eso.

Con todo, ayer la palma se la llevaba «La Razón», que en su Portada «informaban» de la estrategia de quienes el sábado pasado se manifestaron en Madrid y sus compinches. Atención, porque está publicado de verdad: «Los radicales buscan un `martir' como en Grecia». Así como suena. Luego, en páginas de Opinión, el periódico del inefable Marhuenda profundizaba el argumento. Lean, lean: «La extrema violencia ejercida contra la Policía en la `Marcha por la Dignidad' por parte de los ultraizquierdistas buscaba que la reacción de los agentes, en un acto reflejo de autodefensa, provocara una muerte entre sus filas». Lo peor de todo es que la autora, o el autor, de este disparate se iría a casa con la satisfacción del deber cumplido. Periodismo le llaman. Pero qué se puede decir del periódico donde publica sus columnas Alfonso Merlos, abanderado de las nuevas generaciones de la pluma parda. Lamentaba que «cuando se criminaliza a la Policía, cuando se la desarma, cuando se cuestiona de forma desmesurada e infundada su impagable trabajo, pasa lo que pasa. Tienden a ganar los violentos, se erige en triunfadora la barbarie», vamos, el acabose. Así que el demócrata de pacotilla explicaba su receta para acabar con tanto despiporre: «es la hora de penalizar y golpear con toda la dureza a estos bolcheviques de medio pelo». Les suena el discurso, ¿a que sí? Son fachas fachas.