España ha logrado dos nuevos records: ser el país de la OCDE en que han aumentado más las desigualdades sociales y ser el segundo de la Unión Europea en pobreza infantil. Todo esto, con datos añadidos, como la cifra creciente de familias sin ingresos, resulta profundamente triste y más si se contrasta con el lenguaje triunfalista del Gobierno, referido sobre todo a la mejora en la venta de deuda. A España sólo le funcionan los infortunio.

Sin embargo, hay algo más escandaloso: el lenguaje que emplea el Gobierno para enfrentar estos hechos. El ministro de Hacienda es un puro virtuoso. Ante el dato acerca de la pobreza infantil, facilitado por Cáritas, una entidad en primera línea de fuego, el Sr. Montoro no solamente ha dicho que la cifra «no se corresponde con la realidad» sino que ha estimado el cálculo como puras «mediciones estadísticas». Esto último es apasionante. ¿Qué quiere trasmitir el ministro cuando subraya que estamos ante puras «mediciones estadísticas»? ¿Acaso que la estadística no es técnica científica sino pura opinión? ¿Se basa el ministro en que los niños que no comen o andan sucios se debido a que se distraen jugando y por tanto son estadísticamente nulos? Yo tuve un hijo al que ocurría las dos cosas, pero nunca fue interrogado por Cáritas ¿Acaso el ministro sufre algo parecido? Muchos niños son progres y comen cuando les apetece así como no les apetece nunca lavarse. Suele darse mucho en la derecha. Lo malo es que el Sr. Montoro ha solicitado a Caritas que no facilite esos datos, ya que «promueven debates». Yo no hubiera debido publicar lo de mi niño mayor ya que siempre se caracterizó por fastidiar la «Marca España». Mi niño mayor no era realmente estadístico.