Beñat ZARRABEITIA
AMBIENTE EN VALLECAS

La afición conquista Vallecas y ansía ya su desembarco europeo

Los sones de la marcha triunfal de Verdi, bufandas al viento, la hinchada rojiblanca celebró con euforia el pase a la Champions. Más de 5.000 gargantas arroparon durante todo el día a un equipo que correspondió goleando.

Aunque algunos comenzaron a llegar el jueves, fue ayer cuando la hinchada rojiblanca tomó literalmente uno de los barrios obreros de Madrid. Desde las primeras y tímidas camisetas que se acercaban a un estadio que no es Anfield, pero que con personalidad propia indica que «Esto es Vallecas», hasta la invasión posterior, la afición volvió a dejar su impronta. Así, la marea rojiblanca creció sobre las 13.00 con la llegada de los buses de las peñas.

Rápidamente las zamarras, bufandas y gritos de guerra se hicieron notar en los bares y calles colindantes al campo de juego. Hinchas procedentes de diferentes barrios de Bilbo, el herrialde u otros lugares como Donostia y Baiona.

La complicidad con los aficionados rayistas o vecinos del barrio era notable. Así, un hombre de más de 80 años mostraba con orgullo la foto de su nieta con Muniain en Lezama.

«¡Solo hay un Athletic!»

Las gargantas se iban calentando a la par que se refrescaban con diferentes bebidas para hacer frente al sol de justicia que pegaba en Vallecas. «Athletic, gu gara», «Athletic, Champions League» y, sobre todo, aquello de que «solo hay un Athletic y es el de Bilbao» eran los hits más repetidos. Junto a ello, eran muy numerosas las referencias a Iñigo Cabacas. Pegatinas, banderas e incluso camisetas con su nombre volvían a exigir justicia.

Los alrededores del campo eran ya un hervidero con la paulatina e incesante llegada de los más de 5.000 aficionados rojiblancos y dos elementos marcaron la tarde: camaradería y optimismo. La hermandad entre los seguidores de ambas escuadras era evidente siendo el local que frecuentan los Bukaneros -a los que el exjugador rayista Imanol Ibarrondo aprovechó para saludar desde Twitter- el ambiente era espectacular. Color, animación, bailes y lemas de apoyo a los dos equipos invadieron un lugar que recordaba a Kukutza. Algo más calmada era la estampa en la sede de Castilla Comunera.

Uno de los momentos álgidos se vivió a las 19.30 con la llegada del bus del Athletic, una hora después los leones saltaron a calentar con numerosos hinchas ya situados en el estadio. Los restantes fueron ocupando sus asientos antes del pitido inicial que se retrasó durante un cuarto de hora debido al lanzamiento de papelitos desde el fondo donde se ubican los Bukaneros.

Los tantos de Sanjo y De Marcos desataron la locura -incluida la ruptura de una valla que dejó dos hinchas contusionados- en una afición que ya tocaba con los dedos el pase al firmamento más selecto del fútbol europeo. En la segunda parte, Herrera lo certificó y Vallecas fue un pequeño San Mames. De Madrid al cielo, soñando en rojiblanco y con la marcha de Verdi y «Txus» de La Polla como banda sonora.