La cineasta belga Cécile Telerman, que antes había realizado «¿Por qué las mujeres siempre queremos más?» y «Toda la culpa es de mi madre», adapta ahora el millonario best-seller de Katherine Pancol «Les yeux jaunes des crocodiles». Una novela que coincide plenamente con el tipo de temática relativa a la condición femenina por el que se ha venido interesando, pues habla de la búsqueda de la belleza interior en la mujer.

La trampa del libro está en que no versa sobre el dilema de una sola mujer entre su belleza interna y externa, sino que se sirve de dos mujeres opuestas, dos hermanas que representan respectivamente ambos conceptos. Al trasladar el texto a la pantalla, la visualización de esas diferencias fraternales se hace más esquemática todavía, en función de la tipología antagónica de las dos actrices escogidas.

Julie Depardieu exagera su caracterización de patito feo, escondiendo su atractivo bajo tics bastante desmejoradores de su imagen. En cambio, la belleza a condenar de Emmanuelle Béart no puede ser más superficial, puesto que se trata de una actriz que se ha operado, y que se encuentra desprovista de los rasgos naturales que poseía de joven.

La manipulación estético-moral resulta demasiado obvia de principio a fin, con el añadido de un argumento que pone aún más en evidencia si cabe los valores interiores de la supuesta fea, frente a la decadente frivolidad de la teórica guapa. Mientras la una escribe una novela histórica sobre el romance en la Edad Media, la otra firma ejemplares y luce palmito en los medios, arrogándose un éxito que no le pertenece.

Como quiera que el asunto de la falsa autoría no da para ocupar toda la narración, éste se desencadena en la parte final precipitando los acontecimientos. Hasta entonces todo es paja, pura farsa o relleno condimentado a base de subtramas y personajes secundarios que nada aportan al relato principal. El desarrollo se hace tedioso por culpa de una falta absoluta de sentido del ritmo en el montaje, y así durante más de dos horas.