GARA BILBO
NBA

San Antonio y Miami exponen en la final dos maneras de vivir el baloncesto

A las 3.00 de la madrugada en Euskal Herria arrancaba el primer partido de la final de la NBA entre San Antonio Spurs y Miami Heat, repetición de la finalísima que ambas franquicias disputaban hace ahora un año y que se llevaron los Heat por 4-3, después de que los texanos perdieran la oportunidad de ganar el anillo en el sexto partido.

No solo se enfrentan los ganadores de la Conferencia Este y el Oeste, sino que chocan dos estilos totalmente opuestos. El juego más «internacionalizado» de los texanos, el de los pases y los triples desde la esquina, se enfrenta al Big Three de Miami, con LeBron James como punta de lanza, con Wade y Bosh como escuderos. Simplificarlo todo a «juego colectivo contra individualidades» es reducirlo al absurdo, pero cierto es que el carácter de los Duncan, Diaw o Ginóbili responde más al deseo de circulación de balón, mientras que el desequilibrio que crea la presencia de The King James es la base del juego de los vigentes campeones.

De cara a este primer partido, San Antonio recupera a Tony Parker. TP9 se ha resentido del tobillo izquierdo durante varias eliminatorias, y ya en la final del Oeste Greg Popovich dio mayor importancia al australiano Mills.

Miami, por su parte, ha hallado en Rashard Lewis y Ray Allen dos bazas secundarias que siempre dan el callo, sea en defensa o anotando triples a la hora de la verdad.

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