Sarah STEINER Redactora de «The FIFA Weekly»
Mundial de Brasil 2014

Quiquiriquí

Parte de las esperanzas de la selección francesa de fútbol estaban depositadas sobre los hombros de Franck Ribéry. Pero los Bleus viajan a Brasil sin su delantero estrella. La pregunta resulta inevitable: ¿quién marcará ahora los goles de Francia? Los jugadores galos no tardaron en dar respuesta a este dilema, y en el último amistoso antes del Mundial arrollaron a Jamaica en Lille con un escandaloso 8-0 y luego sentenciaron ya en Brasil a Honduras con un 3-0.

En todo momento se ha querido destacar la unidad del grupo: como dice el capitán, Hugo Lloris, «la estrella es la selección. No hay nadie más importante que ella». Las expectativas de los franceses, una vez más, son muy altas. Desde París hasta Marsella, nadie habla de otra cosa que no sea ganar el Mundial. 17.000 aficionados franceses han comprado entradas para los partidos del torneo, entre ellos Clément Tomaszewski, más conocido como `Clément d'Antibes'. Se trata del seguidor más conocido de la selección gala: ha asistido en persona a más de 200 partidos de los Bleus, el primero de ellos el 16 de junio de 1982, durante el Mundial celebrado en España.

Desde 1998, año en el que los franceses conquistaron el título jugando en casa, `Clément d'Antibes' es también conocido más allá de las fronteras de su país. La fama se la debe al animal que lleva consigo a los estadios: el gallo Balthazar. Bautizado en honor a Balthazar Comandato, un amigo suyo ya fallecido con quien hace años asistió a su primer partido internacional, el gallo se ha convertido en la mascota de la selección. Y también en su oráculo: si el gallo canta el día del partido por la mañana, las opciones francesas de victoria aumentan; si permanece mudo, la cosa pinta mal.

Ya sea en coche, tren o avión, Balthazar les acompaña dondequiera que van. Solo en una ocasión tuvo Clément que animar a la selección sin su mascota. Fue durante el Mundial 2002 de Corea y Japón: Balthazar habría podido entrar en Asia sin problemas, pero la gripe aviaria que tanto dio de que hablar en aquella época habría impedido su retorno a Francia. Su sustituto, adquirido a toda prisa en un mercado de Corea, no estuvo a la altura, y sus rotas cuerdas vocales dieron al traste con las esperanzas de Clément. Poco después, el todavía vigente campeón se veía apeado del torneo en la fase de grupos sin haber marcado un solo gol. En Brasil, el gallo asistirá en directo a todos los partidos en el estadio. Su dueño está convencido de que los suyos llegarán lejos.