Anjel Ordóñez
Kazetaria
TXOKOTIK

De Bannockburn al porno-disney

Luchad, y puede que muráis. Huid y viviréis... un tiempo al menos. En vuestro lecho de muerte, ¿no estaréis dispuestos a cambiar todos los días desde hoy hasta entonces por una oportunidad de volver aquí a matar a nuestros enemigos? Puede que nos quiten la vida, pero jamás nos quitarán la libertad». ¿Recuerdan la arenga de Mel Gibson en la antesala de la batalla en la que los escoceses vencen a los ingleses en «Braveheart»? Emocionante. Gibson interpretaba el papel de William Wallace, uno de los héroes de Guerra de la independencia de Escocia. En realidad, Wallace nunca pronunció tal discurso por una simple razón: el verdadero «Braveheart», principal líder del ejército escocés, no fue Wallace, sino Robert Bruce, otro icono del sentimiento nacionalista en Scotia.

Precisamente hoy se cumplen 700 años de la batalla de Bannockburn, que inspira la laureada película dirigida y producida por Gibson. La historia real cuenta que en aquella mañana del 24 de junio de 1314, algo menos de 6.500 escoceses vencieron en las afueras de la ciudad de Stirling a un poderoso ejército de 3.000 caballeros y 20.000 infantes comandado por Eduardo II de Inglaterra. Perdieron la vida más de 9.000 ingleses. Una carnicería. El rey inglés tuvo que huir al galope para no caer en manos del enemigo y los escoceses proclamaron su independencia -que, sin embargo, no se haría efectiva hasta 1320-. Este próximo fin de semana, en Stirling se celebra por todo lo alto la efeméride, con recreación de la contienda militar incluida.

Sin paralelismos forzados, en menos de tres meses Escocia se enfrentará a otra crucial cita con su historia: el referéndum del 18 de setiembre. Y el mundo del cine y del arte en general no pierde la oportunidad de opinar. De Gibson no sé nada, pero sí hay un par de James Bond enfrentados: Sean Connery y su «Scotland Forever»; Roger Moore y su «juntos salimos ganando». También se han pronunciado el cantante David Bowie (en contra) y el director Ken Loach (a favor). Pero quien inclina la balanza es la porno-disney Miley Cyrus (antes Hannah Montana), contraria a la independencia y una de las principales bazas intelectuales del soberanismo. Ustedes me entienden.