Cuando Pablo Laso fichaba por el Real Madrid procedente de GBC, nadie habría pensado que el técnico gasteiztarra lideraría la versión más dominante de la escuadra merengue. Un Real Madrid que, con Laso, ha realizado un juego preciosista, y que le ha valido para ganar dos Copas y una Liga ACB.

Pero también ha caído en dos finales de la Liga ACB y dos finales de Euroliga, y si el buen juego es un valor, los resultados lo son todo. Y ahí, es el técnico alavés quien lleva las de perder.

El dolor de la derrota, la búsqueda de culpables y la rumorología son el equivalente al triángulo de calor, combustible y oxígeno que provoca el fuego. La inesperada derrota de la final de la Euroliga ante el Maccabi dinamitaba la calma madridista, que estallaba en la final de la ACB frente al Barça. Derrota por 3-1, jugadores -protestones de por sí- desquiciados, y un Pablo Laso que se descolgaba criticando abiertamente el arbitraje, para acabar siendo expulsado en el cuarto partido, ¡a 16 minutos del final! de un duelo que se decidió en los 30 últimos segundos. Un Pablo Laso que, lesionado del tendón de Aquiles, le daba un aire aún más patético a su inopinada marcha.

Y siempre habrá sustitutos. Fotis Katsikaris acaba de decir que no al Unics Kazan, y junto al ex de Bilbao Basket, también acecha Simone Pianigiani. El problema de estos dos es que ejercen de seleccionadores de Grecia e Italia, respectivamente, lo que traería una duplicidad que la ACB veta. Por ello, el catalán Pedro Martínez, recién cesado de Gran Canaria, también asoma para sustituir al gasteiztarra en el banquillo merengue.