GARA TEL AVIV
Máxima tensión en Palestina

Netanyahu vacila y los colonos dan inicio a su propia venganza

Desde todas partes llegaron ayer mensajes de preocupación en el sentido de que el hallazgo en Cisjordania de los cuerpos de tres jóvenes colonos desaparecidos a principios de junio podría desatar una nueva escalada de violencia de Israel contra los palestinos. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, parecía seguir dudando sobre cómo actuar, mientras los colonos decidían tomarse la justicia por su mano.

Cientos de israelíes marcharon ayer desde el principal acceso a Jerusalén hasta la ciudad vieja para exigir «venganza». La marcha comenzó con una violenta protesta bajo el puente de la entrada a la ciudad, donde unos 400 manifestantes, según fuentes policiales, consiguieron bloquear el tráfico en la que es la principal carretera que conecta Tel Aviv con Jerusalén.

Los manifestantes, 28 de los cuales fueron arrestados, causaron daños a numerosos vehículos que circulaban por la zona, antes de avanzar por la céntrica calle Yafo y llegar al mercado de Mahane Yehuda, donde trataron de agredir a trabajadores palestinos. En al menos un caso, la Policía israelí consiguió rescatar a la víctima de manos de los agresores, que habían sido convocados por los conocidos líderes Mijael Ben Ari e Itamar Ben Gvir, del ala más extrema de la colonización judía en Cisjordania.

«El pueblo está harto de este Gobierno (que) sólo sabe hablar. Sobre el terreno, Hamas se ríe y camina ya hacia el próximo secuestro», dijo Ben Ari a la edición digital del diario «Haaretz».

Los hechos ocurrieron a primera hora de la tarde en coincidencia con los funerales por los tres jóvenes desaparecidos el pasado 12 de junio en un cruce de Cisjordania, y cuyos cadáveres tiroteados fueron hallados el lunes cerca de la ciudad de Hebrón, a poca distancia de donde habían desaparecido.

Israel ha acusado de lo que considera «el secuestro y asesinato» a un comando de Hamas en Cisjordania, a cuyos miembros acosan y arrestan las fuerzas israelíes desde hace 19 días.

Los manifestantes, entre los que se contaban muchos ultras seguidores del equipo de fútbol Beitar Jerusalem, corearon eslóganes como «Muerte a los árabes» o «No hay árabes, no hay atentados», e insultos contra varios diputados palestinos del Parlamento israelí que no condenaron la muerte de los colonos, informó la edición digital del diario «Yediot Aharonot». Algunos participantes distribuyeron pegatinas con la exigencia al Gobierno israelí de «Basta de hablar, queremos venganza».

En Hebrón y sus alrededores la venganza de los colonos había comenzado horas antes. La agencia Palestinian Information Center (PIC), cercana a Hamas, informaba de que «colonos extremistas israelíes atacaron el lunes por la noche varias viviendas palestinas en la zona de Kharsia en al-Khalil», el nombre árabe de Hebrón. «Testigos presenciales dijeron que los colonos apedrearon viviendas palestinas y vehículos en diferentes partes de Al-Khalil, en medio de la intensa presencia de las fuerzas de ocupación israelíes».

Atropello y fuga

Además, «choques violentos estallaron junto al puente de Jaljul, cerca de las casas de Amer Abu Eisha y Marwan Qawasma, los dos sospechosos en el asesinato de tres colonos que desaparecieron hace dos semanas». La madre de Marwan Qawasma fue detenida durante varias horas junto a su casa con el fin de «ejercer una mayor presión sobre los sospechosos», según la agencia PIC.

En Belén, colonos lanzaron piedras a los vehículos palestinos, mientras que una mujer israelí atropelló a una niña de 9 años de edad, Sanabel Tous, en la aldea de Al-Ja'aba «antes de huir de la escena».

La «respuesta» del Gobierno israelí no llegaba, no al menos en la forma que exigen los colonos. Los tres jóvenes cuyos cadáveres fueron hallados el lunes en Hebrón fueron enterrados en un multitudinario funeral en Modiin, en el centro de Israel, al que asistieron varias figuras del Gobierno. Una vez finalizado el acto, dio inicio la segunda reunión del gabinete israelí de seguridad, después del desacuerdo que presidió la cita del lunes por la noche.

División en el Gobierno

Medios israelíes informaron ayer de que el ministro de Finanzas y líder del partido procolono Habayit Hayeudi, Naftali Bennett, mostró su enfado y su descontento con las opciones presentadas por el alto mando militar, que consideraba tibias. A Bennett le parecía insuficiente la propuesta del mando castrense de bombardear «posiciones vacías» de Hamas, reveló el diario «Yediot Aharonot». Por contra, el propio ministro de Defensa, Moshe Yaalon, y los titulares de Economía, Yair Lapid, y de Justicia, Tzipi Livni, defendieron «medidas más mesuradas». La reunión se prolongó por espacio de tres horas y concluyó sin ninguna decisión definitiva al respecto, más allá del intenso bombardeo sobre Gaza de la noche del lunes (oficialmente, como represalia por el lanzamiento de cohetes desde la franja contra suelo israelí y, por tanto, sin relación con la aparición de los tres cadáveres), y con Netanyahu apostando por «una respuesta dura», aunque sin concretar su naturaleza, señala la publicación.

El primer ministro es presionado desde todos los lados. Junto a la unánime condena de la muerte de los tres colonos, diversos gobernantes, ONG e instituciones internacionales le pidieron «contención». Unicef pidió que Israel no haga nada que suponga más violencia, el grupo israelí de derechos humanos B'Tselem rechazó la posibilidad del «castigo colectivo» (que los palestinos llevan décadas padeciendo) y HRW expresó su temor a posibles «abusos». El presidente de EEUU instó «a todas las partes a evitar dar pasos que pudieran desestabilizar aún más la situación». Obama añadió que, «como padre, no me imagino el indescriptible dolor que tienen que estar experimentando los padres de estos adolescentes». Se refería a los israelíes, no a los palestinos.