Raimundo Fitero
DE REOJO

Dientes


Hay un programa en Telecinco que me dejó extenuado la otra noche. Unas parejas separadas, o sea, de ex, se juntan en un reality, para conseguir un premio de cien mil euros con la supuesta intención de que sus hijos tengan mejor futuro. Son pruebas físicas y convivencia. Y, la verdad, me pareció que tenía un subido tono de riña constante, de machismo, de violencia contenida. Una manera de entretener a partir de las miserias de los demás. Pero en todos los participantes, uno nota que tienen unos dientes magníficos. Y no digamos la presentadora, Emma García.

Tiene una sonrisa blanqueada Toni Moreno a la que el nuevo equipo de dirección de TVE le ha fulminado «Entre Todos», ese horripilante programa donde se ejercía la tele-caridad más recalcitrante, de unas maneras realmente indecentes, aprovechándose del dolor y de la situación desesperada de los demás para cosechar audiencia. Y casi siempre con niños en la sombra o en primer plano para mayor descaro. Se acabó, no se volverá a emitir. Pero queda ella, contratada, con un programa cuyo título provisional es «La tarde se escribe con T». No provoca buenas sensaciones.

En los noticiarios vimos a un individuo que se tapaba los dientes, esos que la Pantoja le recomendaba a su compañero de farras y corruptela, enseñara para dar una imagen que fastidiara a sus enemigos. Salía de un juzgado, era un alto cargo de la banda, un tesorero territorial del PP, para más señas, y su imagen era tan patética como sus declaraciones evasivas. Iba en silla de ruedas, con la pierna estirada sobre unos cojines y para que no se le reconociera se colocaba el diario deportivo Marca, por delante para camuflarse. Es una redundancia ideológica.

Todo lo de los dientes viene por una de esas noticias que nos despistan, y es que a un muchacho indio de diecisiete años un equipo de médicos le han extirpado nada menos que doscientos treinta y dos dientes. Así, sin más. Un fenómeno. Un tiburón. Pobre muchacho como tuviera dolor de muelas. Dan ganas de hacer chistes fáciles, especialmente con un jugador de fútbol que muerde en los campos. Bien pensado tiene que ser un problema muy grave. ¿Caben tantos dientes en una cavidad bucal?