Hace un año que Mikel Rico cumplió su sueño de defender la camiseta del Athletic. Fue el 1 de septiembre de 2013 ante el Real Madrid. Doce meses después, convertido en un futbolista imprescindible para Ernesto Valverde, el centrocampista rojiblanco reconoce que ha pasado de ese «sueño» al «ensueño» en que se ha convertido este año, repleto de objetivos cumplidos.

«Llegar, jugar, nos metemos en Champions, que es algo que no se conseguía hace tiempo, hicimos un buen papel en Copa, este año arrancamos bien... -resumía Rico-. Estoy contento, orgulloso de pertenecer a este grupo, de estar aquí y de lo que estamos haciendo». Explicaba el jugador que, pese a la satisfacción, había vivido con cierta presión sus primeros pasos con la camiseta rojiblanca.

«Al principio te cuesta. Después de haber ido de aficionado a San Mamés verte dentro del campo, jugando delante de 40.000, que son tu gente, tu familia, tus amigos... Es un poco diferente a las situaciones que había vivido hasta entonces y me costó un poco a nivel personal, interior», confesó. Aunque no tanto como para agriar una experiencia excepcional, mejor aún de lo que había previsto.

«El vestuario es increíble. Más o menos lo que esperas por lo que has oído siempre, pero incluso mejor si cabe. Y el club es excepcional, único. Estoy encantado de estar aquí, de vivir el Athletic Club desde dentro cada día. Estoy disfrutando mucho y, aunque al principio me costó un poco asimilar esa presión de jugar en mi equipo, según ha ido avanzando lo he ido llevando con más normalidad, aunque siempre sabiendo donde estoy».

Está en un club que ha alcanzado una de sus principales metas, disputar la Champions League, pero con el que a Rico le gustaría también «hacer algo más con lo que todos soñamos. A todos los que jugamos en el Athletic, que somos del Athletic, que desde pequeños amamos este club, nos encantaría ganar un título -reconoció-. Es muy difícil, muy complicado, pero yo creo que está en la cabeza de todos. Es un reto muy, muy difícil, pero hay que soñar con que se puede conseguir».

Complicado, pero posible

De momento, los rojiblancos se centran en retos más cercanos, que pasan por la próxima visita al Camp Nou, pero también por la disputa de la fase de grupos de la Champions League, que Mikel Rico afronta con optimismo aunque sin dejarse llevar por el cartel del grupo. «Está claro que por nombres el grupo podría ser más complicado -asumió-. Pero estamos ante un Shaktar que ya hemos visto estos últimos años que lo ha hecho bien; ante un Oporto que, salvo la temporada pasada, gana la Liga portuguesa todos los años; y ante un Bate que tiene un campo muy difícil. Esto es la Champions, nadie regala nada».

Tampoco el Athletic, que tendrá sus opciones. «Yo veo un grupo complicado -insiste el centrocampista de Arrigorriaga- pero está claro que somos candidatos. Y si estuviésemos en otro grupo también lo seríamos. Tendríamos opciones en cualquier grupo porque somos un equipo competitivo. Pero sigue siendo difícil, también nuestro grupo, que tiene un gran nivel. Si pensamos que vamos a pasar con la gorra creo que nos equivocamos».

Donde no ve problemas el futbolista es en el hecho de disputar tres competiciones. «Yo creo que hay plantilla, que estamos preparados para lo que viene, para las tres competiciones. Creo que el cuerpo técnico sabe llevar muy bien situaciones de un partido cada cuatro días y los futbolistas también», aseguró.

Tampoco concede, en este sentido, excesiva importancia a las bajas, sensibles, que ha sufrido el equipo en los últimos años, pese a las que ha mantenido su competitividad. «El equipo juega lo mismo con un futbolista u otro. Cuando sale uno, entra otro y el equipo juega lo mismo -aseguró-. El equipo sabe a lo que juega, independientemente de los jugadores que estén en el terreno de juego, y creo que eso es lo más importante, que el equipo tiene muy clara la idea de lo que quiere jugar». Tan importante como fortalecer «el grupo» como principal artífice de los éxitos.

«La explicación de todo es el grupo -subraya-. Hay un grupo muy fuerte, muy unido. Y si falta un jugador, aparece otro. Que igual en cuatro años se lo llevan por un dineral. Pues saldrá otro, y otro... Aquí se trabaja una cantera que va dando frutos, y si no es uno es otro, se van cubriendo las vacantes de la gente que se va para mantener el grupo».