Gotzon ARANBURU

Komikigunea, la Meca de las historietas

«El cielo se conquista al asalto», es una frase que ha hecho fortuna estos días. El cielo del aficionado a los cómics, no; de hecho hay que pedir cita y rellenar una ficha, pero nadie es rechazado, y una vez dentro, sobre las mesas y en las estanterías de Komikigunea en Donostia, se encontrará un tesoro de tebeos, cómics para adultos, fancines, láminas originales, libros especializados... Una colección gigantesca, de todas las épocas, idiomas y estilos, y un sitio especialmente preparado para disfrutarla. Lo dicho, el cielo.

A pocos metros de Koldo Mitxelena Kulturunea, en la peatonal calle Reyes Católicos, se encuentra Komikigunea, un amplio espacio dividido en dos plantas. La inferior, el sancta sanctorum subterráneo, es el almacén, donde miles de cómics y documentos relacionados descansan en una sucesión de estanterías móviles que se abren y se cierran accionando una especie de timón. Es un espacio mantenido en condiciones idóneas para la conservación de los fondos, mediante el control de la temperatura, la humedad y la luz, al que accede el personal del centro para buscar los materiales que subirá a la planta superior, la del nivel de la calle, para que sean consultados por los usuarios de Komikigunea.

Esta fría mañana de noviembre son varias las personas que hojean cómics en la sala principal del centro. Algunas son jóvenes, pero no faltan las de cierta edad. Confundido entre ellas, y un poco estresado, el hombre que mejor conoce lo que se guarda en Komikigunea, Luis Gasca, el donostiarra que a lo largo de muchos años ha ido reuniendo la enorme colección de publicaciones que componen ahora el Fondo Gasca de Komikigunea, el principal del centro por volumen e importancia. Decimos estresado porque, a pesar de hallarse ya jubilado de la vida laboral, no lo está, ni mucho menos de la vida de coleccionista y experto en la materia, y estos días trabaja en una gran exposición sobre la revista «El Papus» en Bilbo. De hecho, su presencia es obligada en todo tipo de mesas redondas, seminarios o cualquier actividad que tenga relación con el cómic, «denominación que adoptamos un grupo de expertos en un congreso de 1974 para definir lo que en cada país recibía un nombre diferente, fuera historieta, tebeo, bande dessinée, fumetto o manga», señala Luis.

El objetivo de Luis, «mi obsesión» como dice él, era claro: reunir la mayor cantidad posible de material relacionado con el cómic, salvarlo, dada su condición de publicación efímera y, por qué no decirlo, poco apreciada, para que pudiera ser consultada en el futuro por amantes del cómic, tanto aficionados como expertos. Aprovechando sus múltiples viajes -ha sido publicista, editor, director del Festival de Cine de Donostia...-, Luis Gasca ha visitado librerías de viejo y mercadillos callejeros de medio mundo, siempre a la caza del cómic, además de cultivar amistades que le envían ejemplares de los cinco continentes. El resultado, una colección impresionante de más de 20.000 documentos, que requiere tiempo catalogar, labor en la que se afana el personal de Komikigunea y KMK.

Pocas carencias tiene el fondo Gasca, pero alguna hay, lógicamente, y una de las labores principales de los gestores del centro es completar la presencia vasca en el mismo. Hay piezas, y no pocas y no de poco valor, pero el cómic euskaldun debe estar mejor representado en este centro de referencia, como señala Susana Araiz, jefa de bibliotecarios de KMK: «Es nuestro objetivo prioritario en este momento. Estamos buscando, comprando si hace falta, lo que necesitamos en este apartado. Y poco a poco lo vamos consiguiendo. Ya contamos con la Fanxinoteka de `Napartheid' -que se guardaba en Arteleku-, con tebeos históricos como `Txistu', publicado por la revista `Zeruko Argia' a partir de 1927, o `Poxpolin', historietas traducidas del `TBO' barcelonés por Isaac Lopez de Mendizabal en 1935 y 1936, pero sabemos que hay más y los queremos reunir aquí». Por supuesto, «Xabiroi», cómic que se publica trimestralmente de la mano de la Federación de Ikastolas, se guarda puntualmente en Komikigunea.

Aunque pocos serán conocedores de ellos, los populares «Zipi y Zape» tuvieron su versión en euskara, rebautizados como «Patxi ta Peru», e incluso los míticos «Mortadelo y Filemón», convertidos en «Txorixo ta txistorra». Y aquí están los ejemplares, en Komikigunea, guardados como oro en paño. También nos topamos con la serie «Ipurbeltz», con la colección completa de «Habekomik», y con muchos ejemplares de «Gomikia 2». Y hablando de «Gomikia», hay que hablar de las donaciones que viene recibiendo el centro, afortunadamente cada vez más frecuentes.

La familia de Rotu Astrain, pintor y dibujante artífice de «Gomikia», había guardado dibujos, bocetos, planchas y otros materiales pertenecientes al desaparecido artista, y decidió cederlos a KMK, que los analizó y catalogó. De este fondo, todo lo relacionado con la expresión gráfica y el cómic ha pasado a Komikigunea. Esta donación reviste gran interés, pues permite seguir etapa a etapa el proceso de elaboración de un cómic, como subraya Susana Araiz. Otras cesiones importantes han sido la de Juan Manuel Díaz de Gereñu y la del dibujante catalán Pere Olive, compuesta esta última por 3.070 cómics y dibujos, en gran parte originales. El zumaiarra Felipe Maia se cuenta igualmente entre los donantes. En total, Komikigunea guarda más de 30.000 documentos, de los cuales algo más de 13.000 han sido ya catalogados.

Araiz explica a GARA que Komikigunea recurre, para completar sus fondos, a editoriales que dispongan de ejemplares antiguos en sus almacenes, a coleccionistas privados, a mercadillos y ferias de libro antiguo, e incluso a los propios autores. «Hoy en día -señala- no es prioritario reunir colecciones completas, sino hacerse con ejemplares interesantes, pues uno solo puede ser suficiente para conocer el diseño y la filosofía de los personajes. No buscamos solo el valor artístico, sino el mensaje, pues los cómics aportan mucha información sobre los valores y las referencias culturales de una generación y un territorio concreto».

Hay que dejar claro que de Komikigunea los cómics no se sacan, como no sea para algún intercambio temporal con instituciones similares de otros territorios. Es decir, no tiene servicio de préstamo, sino que los ejemplares han de ser consultados necesariamente en sus instalaciones. Pero Koldo Mitxelena Kulturunea, creador de Komikigunea, sí cuenta con su Komikiteka, en la que encontraremos los cómics publicados a partir de 2012, que se prestan al público en general. Además, son cada vez más los ejemplares digitalizados que KMK pone en internet, de forma que cualquier interesado puede acceder fácilmente a ellos.

Komikigintzaren hasiera

Komikigintza noiz sortu zen ez dago garbi, baina aditu gehienek bi egilerekin lotzen dute hasiera hori. Bata, Topfer marrazkilari suitzarra, komiki albumei dagokienez, 1830 aldean. Bestea, Richard Felton, Yellow Kid pertsonaiaren asmatzailea, elkarrizketetarako bunbuiloak, «globoak», erabiltzen hasi zena.

Euskaraz egindakoen artean, 1894an Donostian argitaratzen zen “El thun thun: semanario koshkero”-ko istorioak daude, eta 1897an Bilbon argitaraturiko “Euskalzale: astean asteango albistaria”-n irten zirenak. Gaztelaniaz, Donostian “La galerna: semanario koshkero” aipa daiteke, 1890ekoa, eta “San Sebastián cómico”, 1896koa. Azken honen 22 ale dauzka Koldo Mitxelena Kulturuneak. 1916an, Bilboko “Euzko Deya” aldizkaria “Teles eta Niko” pertsonaien saila ateratzen hasi zen. Serie moduan pentsatutako aurreneko euskal istoriotxoa izan zen, eta gainera bunbuiloa erabiltzen zuen elkarrizketetan. Hau ia ezinbesteko baldintza da lan grafiko bat komikitzat hartzeko. “Teles eta Niko”-k erabilitako zeinu zinetiko, metafora bisual eta onomatopeiek indartzen dute komiki izaera.

Hurrengo euskal komikia “Txistu” izan zen, 1927koa, eta “Poxpolin”, 1935ekoa. Erdarazkoen artean, 1936ko gerraren ondoren Donostian asko argitaratu ziren, esaterako “Flechas y Pelayos: semanario nacional infantil”, kutsu frankista handia zuena. G. A.