Carlos LÓPEZ (EFE)

Tras un año del incendio de Pasaia, los afectados fijan sus esperanzas en 2017

Un año después del incendio que arrasó dos bloques de viviendas en Pasaia, 2017 se ha convertido en el horizonte al que miran los afectados, cerca de 40 familias que confían en que, para finales de ese año haya acabado la construcción de unos nuevos pisos.

La pasada Nochevieja a alguien se le ocurrió lanzar al cielo una bengala que, al parecer, cayó sobre el tejado de uno de los edificios, dos bloques antiguos con estructura de madera, de la calle Euskadi Etorbidea en el distrito de Trintxerpe, Pasaia, que prendieron con fuerza.

Las llamas y el humo se extendieron con rapidez por la cubierta de ambos edificios y obligaron a sus habitantes a una evacuación precipitada «dejándolo todo» tras ellos. Muchos se vieron en la calle «con lo puesto», recordó ayer la portavoz de la Comisión de Afectados, Ane Piñeiro. Tras un primer momento en el que se hospedaron en un hotel, una veintena de familias fueron ubicadas en las viviendas sociales del barrio donostiarra de Morlans y, ya diez meses después, una quincena se ha trasladado a los pisos que Lakua ha levantado en la zona de Luzuriaga, en Pasaia Antxo, pagando un alquiler social. El resto han optado por distintas soluciones, según sus propios casos, aclaró Piñeiro.

Transcurrido un año del incendio, los esfuerzos de los perjudicados se centran ahora en el derribo de los dos edificios quemados, cuyos trabajos previos ya han comenzado, tras lo que se hará un proyecto de edificación con la sociedad pública Visesa y luego se iniciará la construcción de los nuevos bloques que, según indicó la portavoz de los afectados, se llevará a cabo «lo más rápido posible». Esperan que los nuevos edificios estén listos para 2017.

Agradecen la solidaridad

«Solo ha pasado un año, que se nos ha hecho largo para algunas cosas y corto para otras. Ha sido mucho tiempo y ha sido poco», explicó Piñeiro, quien opina que los perjudicados ya van «viendo la luz», aunque todavía resulta «muy difícil avanzar» porque aún quedan dificultades por superar.

Aunque algunos afectados crean que las obras no concluirán para 2017 porque todavía no saben cuándo comenzarán, todos ellos agradecen la solidaridad que han recibido durante este año por parte de las instituciones, vecinos y ciudadanos particulares, una ayuda que para la alcaldesa de Pasaia, Amaia Agirregabiria, deja en evidencia la «importante respuesta de la red asociativa» de la localidad y «la colaboración entre instituciones» que en este caso han sabido «dejar de lado» sus diferencias para «ponerse al servicio de los ciudadanos que más lo necesitaban».