BARCELONA 35

ANAITASUNA 25

Se ha llegado a un punto en que los rivales ni sufren ni padecen las derrotas ante el Barcelona, que se han convertido en un molesto inconveniente que hay que cumplir, pero que no deja marcas ni en lo físico ni en lo anímico. En lo deportivo, los rivales tratan de averiguar cuanto tiempo pueden aguantar sin que se rompa el marcador, un hecho que suele depender más de la actitud y ganas de los blaugranas que de otra cosa, y cuando esto sucede... a esperar el final. Hasta el Barça parece haber optado por bajar el nivel de exigencia en este tipo de partidos, no en el juego ofensivo, donde está calcando los 38 goles de media por partido que acreditó la pasada Liga, sino en el defensivo. En 17 partidos ha encajado ya 80 goles más, casi cinco por partido. ¿Para qué esforzarse a tope? ¿No será mejor guardar fuerzas para la Final Four de la Champions, para evitar bochornos como el del año pasado?

Anaitasuna trató de ralentizar el ritmo y le sirvió para aguantar con el marcador igualado un cuarto de hora (6-6), luego entró Tomás (6 goles en la primera parte), Saric empezó a parar (13 antes del descanso), y se abrió el primer hueco. Tras el descanso el Barcelona aceleró un poco, Rutenka y Lazarov cogieron el testigo ofensivo... y se acabó.