Judas Arrieta presenta en el centro cultural Amaia de Irun parte de la obra que ha creado durante sus últimos cinco años de estancia en China, junto a veinticinco tablas de skate en las que ha plasmado su particular estilo artístico basado en el manga y la cultura oriental.

«Antes de irme del Bidasoa me solía quejar por haber nacido aquí, y cuando he estado fuera me he dado cuenta de que es importante dónde has nacido. Aquí hay gente con la que crecí, amigos que no han visto mi trabajo a 10 centímetros de distancia y quiero que me conozcan por mi trabajo, no solo porque me han visto en la tele», asegura Arrieta al explicar cuáles son las razones que le han impulsado a exponer en Irun.

Cuenta que, cuando volvió de China hace un año, se preguntó a sí mismo qué era lo que quería hacer con su vida. Asegura que tiene claro que quiere seguir dedicándose al mundo del arte, y que fue ese afán por ir más allá lo que le impulsó a ponerse en contacto con Jart, empresa que comercializa productos relacionados con el mundo del skate. También, admite, la necesidad de «buscarse la vida»: «La situación para los creadores es jodida. Estamos en crisis, no se venden cuadros e intentas buscar curro, pero no encuentras nada o no te llena lo que encuentras. Entonces te preguntas qué haces para sobrevivir. Empecé a pensar que tenía que colaborar con alguna empresa», relata.

«Cuando Judas nos propuso pintar sobre nuestras tablas nos pareció perfecto -comenta Pablo Rivera, representante de Jart-. Está bien que los artistas vengan con propuestas, porque es una posibilidad de ofrecer un producto comercial diferente». Relata que «por el momento» las obras que se pueden ver en la exposición son «tan solo prototipos», aunque no descarta la idea de que en un futuro próximo seleccionen algún modelo para su posterior comercialización. «Nosotros no cerramos ninguna puerta, el proyecto está abierto y seguirá su curso». Más explícito se muestra Arrieta: «Yo creo que sí, que vamos a ver tablas».

Cambio de prioridades

Además de las tablas, la exposición recoge una veintena de obras de gran tamaño que Arrieta ha realizado en China entre los años 2010 y 2014, muchos de ellos trabajos que no se han mostrado hasta el momento.

«Creo que hubo un cambio de prioridades. Quiero exponer en sitios que me aporten algo, que sean importantes para mí. Irun es una ciudad transfronteriza interesante, es la segunda ciudad más grande de Gipuzkoa y aquí hay mucha movida cultural. Además -añade-, creo que el arte es devolver lo que a uno le han dado, y quería devolver a la gente, al sitio donde he crecido, algo de lo que tengo», explica.

Las pinturas y las tablas de skate se exponen divididas en tres espacios del Centro Cultural Amaia. Arrieta cuenta que los murales representan «mi actitud frente a la pintura» y que se basan en «la temática que define a mi generación. Yo no he nacido en un caserío, si fuera así pintaría manzanas. He crecido con ordenadores, el manga, videojuegos...».

Sobre el título de la muestra, «Pintar o morir», opina que es acertado porque define a la perfección la manera en la que entiende el curso de su proceso creativo: «Es que en cada exposición tengo que pintar o morir, tengo que salir tan agotado y satisfecho que lo único que quiera sea meterme en una caja de pino. Intentar transgredir y superar todas las adversidades. Si apuesto por mi arte como forma de vida, tengo que buscar la manera de que llegue a todos sitios». En ese sentido, opina que los skate sirven para atraer a quien no acostumbre visitar las salas de exposiciones, «esa gente que no va porque dice que no entiende los cuadros y que tal vez sí entienda estos trabajos».

La exposición permanecerá en el Centro Cultural Amaia de Irun hasta el 19 de abril y el artista ofrecerá visitas guiadas los domingos, a las 12.00.