A Pedro Sánchez le falló ayer el contexto. Se lo habían cambiado. No es la primera vez en la que el PSOE ha jugado en terrenos similares, especialmente en Euskal Herria. Sin embargo, a última hora de la noche, César Luena, su secretario de Organización, proyectaba una sensación de enfado, como si le hubiesen modificado las reglas en mitad del partido. «La decisión de Rajoy es irresponsable, más propia de un trilero que de un presidente en funciones», clamaba contrariado por que el PP ofrezca la oportunidad de acortar los plazos y ponerse ya a trabajar en ese Gobierno que el propio Sánchez había prometido intentar formar. No parece muy lógico molestarte con alguien que hace una jugada que te permite cumplir con lo que prometes a no ser que realmente no tuvieses claro querer materializar ese compromiso. Recordemos el «no gobernaré con el PP» de Patxi López antes de ser investido por el PP. O el «en Navarra, el PSOE soy yo» de Roberto Jiménez, cuando tenía claro que no iba a desalojar a Yolanda Barcina del Gobierno navarro. Me juego cualquier cosa a que llegará el día, no muy lejano, en el que algún líder de Ferraz hable de la «pinza» entre PP y Podemos para justificar su propia decadencia. Entre tanto humo, porque esa es la propuesta de Pablo Iglesias, parece que al antaño maquiavélico partido le faltan recursos y se ahoga. Tampoco hay que darle todavía por derrotado. Entre tanto tacticismo, por lo que hay que temer verdaderamente es por una democratización del Estado.

Ikasle etorkinei euskara ikastea errazten dien Eusle programaren arrakasta

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