Dabid LAZKANOITURBURU

Un disparo a cada pie

A estas alturas, es cada vez más evidente que los británicos se han disparado en el pie al votar a favor del «Brexit». Y no solo, que también, porque han vuelto a dar alas al independentismo escocés al que ganaron hace dos años en referéndum (los norirlandeses miran a su vez con atención a Edimburgo para convocar un referéndum de unificación con Irlanda ).

El problema es que los que, justamente indignados contra el establishment neoliberal europeo, votaron «Brexit» en las depauperadas ciudades y pueblos posindustriales ingleses y galeses acabarán reforzando con su patada a Cameron a los más dignos herederos de la que fue la primera responsable de su declive, la difunta primera ministra Margaret Thatcher, entre ellos el histriónico Boris Johnson y Nigel farage, líder de la excrecencia fascista del UKIP.

Sin obviar que lo más decisivo para la victoria del Brexit ha sido el voto identitario, no hay duda de que fue el voto «de clase» o contra las élites el que decantó la balanza contra la UE.

Tampoco hay duda de que el actual líder laborista, el históricamente euroescéptico Jeremy Corbyn, no se ha significado precisamente en la campaña. Al punto de que hemos tenido que esperar a después del día D para oír sus aportaciones más interesantes, tanto sobre las razones del voto «Brexit» como sobre la urgencia de un debate «abierto y honesto», más allá de buenismos, sobre la inmigración y sus problemas.

Pero de ahí a responsabilizar a Corbyn por el «Brexit» va un abismo que han saltado todos los que se la tenían jurada desde que las bases del laborismo decidieron aupar al irredento y veterano diputado al liderazgo del partido.

Porque, mal que les pese, resulta que la tibieza de Corbyn se ha visto confirmada por el centenar largo de circunscripciones afines al laborismo que votaron «Brexit» por más de un 60%. Y porque sin él sería imposible volver a tejer una nueva alianza en el seno del dividido y desconcertado electorado laborista.

Eso siempre que los dirigentes laboristas no se disparen otra vez al otro pie.