Dabid LAZKANOITURBURU

Militares españoles hablan de Siria y las revueltas árabes

¿Qué piensan los militares españoles sobre la guerra siria, las revueltas árabes y los golpes de estado en la región? Si quiere saberlo no tenía más que matricularse en los Cursos de Verano de la UPV. O leer este reportaje. Sus opiniones no tienen desperdicio.

Palacio Miramar en Donostia en la segunda semana de setiembre. Los cursos de verano de la UPV (Euskal Herriko Unibertsitatea) han organizado un seminario de dos días bajo el título «Encrucijada de Oriente Medio: ¿Cómo nos afectará la guerra contra el Estado Islámico?».

Tema interesante y actual donde los haya, el panel de conferenciantes rebosa de militares españoles, entre ellos un general de división, un teniente general en la reserva y exdirector general de la Guardia Civil y un coronel. No en vano figuran como «kolaboratzaileak» del curso el Grupo Atenea de Seguridad Nacional, que se presenta en internet como una entidad social apartidista e independiente (sic) que, como «miembro de la nación española, contribuye a asumir el acervo común de la tradición y del humanismo cristiano», y Adalede, Asociación de Diplomados en Altos Estudios de la Defensa Nacional (española).

Pasando por alto el estupor y la indignación por el hecho de que «nuestra» Universidad ceda espacio y micrófono a semejante tipo de actores, y superado el susto al constatar que en el aula del palacio situado sobre la playa de Ondarreta hay casi más escoltas con blocs de periodista que plumillas, curiosos e interesados, resulta que la conferencia gana interés a medida que se van cediendo la palabra los ponentes.

Pedro Baños Bajo, coronel experto en relaciones internacionales, desgranó la visión que el Ejército español, y por tanto el Estado profundo, tiene sobre la guerra civil siria y el contexto regional, marcado por las revueltas árabes, su fracaso generalizado y los crecientes golpes de Estado en un Oriente Medio marcado por la inestabilidad.

Vengativos e incapaces

El coronel trazó desde un principio una secuencia histórica que va desde el fin del califato otomano en los años 20, la creación de los Hermanos Musulmanes en 1930, su frustrado intento de llegar al poder democráticamente en los años 40-50 y su brutalmente reprimida insurrección armada en los ochenta en Hama (Siria, 40.000 muertos) para presentar al actual Estado Islámico.

La revuelta armada siria actual no sería, al margen de unas causas objetivas que sí reconoce, sino una expresión «de lo que en esa cultura (musulmana) significa el sentimiento de venganza». Un sentimiento al que Pedro Baños contrapone el cristiano. «Nosotros, supongo que la mayoría de ustedes son cristianos –guiña–, cuando alguien nos ofende debemos perdonar».

Y ya no es que no haya, «se lo aseguro, un solo moderado entre los rebeldes sirios» y que estos sean «más extremistas incluso que el Estado Islámico (EI)». Aquí no se salva nadie y el coronel acusa abiertamente a EEUU de aliarse con los kurdos sirios, «cuando cualquiera que haya estudiado historia militar sabe que lo que estamos haciendo es sembrar el siguiente conflicto. Unos kurdos que, además de ‘terroristas’ y de contar con ‘mujeres suicidas’, están recibiendo un apoyo que nunca han tenido y no están interesados en acabar definitivamente con el EI porque eso les está fortaleciendo».

De ahí a que Baños llame a «entender» la posición de Turquía, «que nunca va a permitir que los kurdos puedan hacerse con un Estado independiente», va un paso que el coronel cruza sin mirar a ningún lado.

Pero es que va más allá, y tras reconocer que el presidente sirio Al-Assad «ha sido terrible con su pueblo», se pregunta por «a quién vamos a poner en su lugar».

Porque el coronel lo tiene claro: «La democracia es una flor maravillosa de la que nosotros disfrutamos porque tenemos unas condiciones de humedad, de temperatura... muy particulares; si la intentas trasladar al desierto no va a florecer». Por contra, «con nuestro intervencionismo hemos destruido estados que funcionaban relativamente bien a su manera e impedían el auge del fundamentalismo extremista».

Carlos Echeverría Jesús, profesor de Relaciones Internacionales de la UNED, no le va a la zaga e incluso supera al militar a la hora de denostar todas las revueltas árabes y de alabar que, por ejemplo, Marruecos y Argelia «lograron contener esos conatos de cambio que también se dieron en esos países».

loas a los golpes de Estado

A preguntas de un asistente sobre el golpe de Estado en Egipto y el reciente intento de asonada en Turquía, Echeverría elige bando sin dudar. Pese a reconocer que los Hermanos Musulmanes llegaron democráticamente al poder, acusa al en 2013 depuesto presidente Morsi de llevar «a la deriva a un país serio (Egipto)». «Aquí en Occidente, cuando defiendes un golpe es anatema, pero tenemos que analizar las cosas en detalle», pide.

El mismo «detalle» por el que lamenta el fracaso de la asonada militar contra un Erdogan que «está intentado cambiar esa Turquía de hace unos años y que a muchos nos gustaría que siguiera siendo así».

Más allá de preferencias más o menos personales, el coronel Baños pone el dedo en la llaga al reconocer que lo decisivo para que la comunidad internacional en pleno saludara o callara ante el golpe de Estado egipcio fue el hecho de que el Gobierno de Morsi «quería renegociar todos los acuerdos (de alianza) con Israel y eso no se podía permitir».

Esa confesión de realismo no impide a Baños concluir que «los occidentales nos cegamos al pensar que apoyando la laminación del poder de los militares turcos estábamos garantizado la democracia, cuando eran los militares los garantes de la estabilidad».

 

EL ACCESO AL MAR MEDITERRÁNEO SIEMPRE HA SIDO «UN DOGMA DE FE» PARA RUSIA

La de Antonio Núñez García-Saúco, embajador de España y durante muchos años alto cargo del Ministerio de Exteriores de Madrid, fue una de las escasas voces que aportó sentido común y conocimiento a una conferencia que por momentos derivaba en una pugna por la sentencia más ocurrente o por la advertencia más alarmista.

Núñez disertó sobre las razones históricas y actuales de la presencia rusa en la guerra siria y lo hizo preguntándose en voz alta si la prioridad tanto de Turquía como de Irán y de Rusia es derrotar al ISIS o, por ese orden, acabar con los kurdos, asegurarse su área de influencia en la región y, en el caso de Moscú, sostener al régimen sirio aliado.

En cuanto a Rusia, el tema viene de lejos y el embajador recordó que, desde que en el siglo XVIII los zares Pedro I y Catalina II «decidieron marcar la orientación europea de Rusia, el acceso a los tres mares del sur (Caspio, Negro y Mediterráneo), a sus aguas calientes, se convierte en una cuestión estratégica, en un dogma de fe al que nunca han renunciado todas las Rusias», incluida la soviética y, cómo no, la actual.

Esa apuesta explica sus guerras contra los persas por el control del Caspio, contra los otomanos (trece contiendas en dos siglos) por el acceso al Mar Negro y, ya en fechas recientes y actuales, su pugna contra el imperio americano de la OTAN en el Mediterráneo.

Este último se ha convertido además en estratégico por la pérdida del puerto caliente de Baku tras el desmoronamiento de la URSS y la independencia de Azerbaiyán –lo que obligó a Rusia a devolver su flota del Caspio al puerto de Astracán, más al norte–, y sobre todo después de que en 2014 recuperara Sebastopol (Crimea).

Así, y habida cuenta de que la salida del Mar Negro es hacia el Mediterráneo a través de los estrechos turcos, su única base en ese mar, en la ciudad siria de Tartus, se convierte en fundamental, al tiempo que le permite posicionarse en la región de Oriente Medio.

La geopolítica, en la que Núñez incluye la histórica e irrenunciable pretensión de Rusia de por lo menos coliderar el mundo, va unida a razones más prosáicas que desgranó el embajador para explicar la implicación rusa en Siria, desde su alianza histórica con el clan Al-Assad a la prevención primaria de Rusia contra todo lo que suene a revueltas, pasando por su enfado tras la trampa que le tendió la OTAN en Libia y los intereses crematísticos (venta masiva de armamento) que le unen a Damasco. «¿Rusia está luchando más contra el Daesh que por defender a su aliado?», concluyó, reiterando su pregunta.D.L.