Amaia  U. Lasagabaster
Kazetaria, kirol informazioan espezializatua / Periodista, especializada en información deportiva

La ilusión, la importancia, la urgencia del Eibar de rugby femenino en División de Honor

El Eibar Rugby Taldea debutará el domingo en la División de Honor femenina, que disputa por primera vez en su historia. Un logro mayúsculo para un club humilde pero que llega a la elite con un objetivo más ambicioso aún que probar su valía deportiva.

Cristina Guntin, entrenadora de Eibar Rugby Taldea. (Jaizki FONTANEDA/FOKU)
Cristina Guntin, entrenadora de Eibar Rugby Taldea. (Jaizki FONTANEDA/FOKU)

Lo urgente es la permanencia y lo importante generar cambios». El fin de semana arranca la División de Honor femenina de rugby y, por primera vez, el Eibar Rugby Taldea será uno de los ocho equipos que conforman la reducida elite estatal. Un novato que asume su condición con toda la ilusión del mundo pero que aspira a algo más que a probar su valía en una categoría a la que llega sin play-off después de que la pandemia paralizara la competición pero tras haber ganado todos sus partidos el curso pasado. «Somos muy ambiciosas, nos gusta competir y hacerlo lo mejor posible en el campo pero no nos gustaría quedarnos en eso».

La que habla es Cristina Guntín, sin la que sería imposible hablar del salto que ha dado el equipo eibarrés y por ende el rugby guipuzcoano, que nunca había tenido un representante en la máxima categoría femenina. Tampoco lo sería sin la apuesta de un club humilde –350 socios en una localidad de 27.000 habitantes en la que debe «competir» con una considerable cantidad de clubes deportivos, incluyendo nada menos que un equipo de fútbol en Primera– pero con una docena de equipos entre seniors, federados, escolares y veteranos y una gran vocación formativa. Nacido hace algo más de cuarenta años, a pricipios de los noventa creó su primer equipo femenino. No acabó de prender pero la llama tampoco se apagó: resurgió hace algo más de una década y ha acabado convirtiéndose en el principal foco de alegrías. Sobre todo desde la llegada de Guntín, hace cinco años.

Exjugadora con amplio bagaje, educadora social y ahora entrenadora y coordinadora en el ERT, la gallega es también «profesional. Y lo digo porque me parece un orgullo ser una entrenadora profesional de un equipo de rugby femenino y cobrar un sueldo, tener una calidad de vida normal. Pero sé que es una excepción y ese es el problema, que no debería serlo». También es, precisamente, «lo importante» para las armeras, frente a lo «urgente», que es celebrar la permanencia a final de temporada.

«Nosotras le damos mucha importancia al profesionalismo y la igualdad y nuestro proyecto es conseguir un trato equitativo e igualitario, conseguir que una mujer pueda dedicarse al rugby profesionalmente», explica. «En España el rugby femenino es totalmente amateur, incluyendo muchos entrenadores. Y aún así hay un altísimo nivel porque sin ser profesional, la gente tiene exigencia, trabajo y dedicación de profesional», lamenta Guntín, que reivindica que «también tenemos derechos a vivir, a tener expectativas, a tener tiempo libre. Es una de las causas claras por las que las carreras son cortas en deporte femenino, no puedes mantener el ritmo. No puedes competir a alto nivel con medios económicos básicos, ocupándote de tu familia, estudiando, trabajando, viviendo en casa de tus padres... Eso limita mucho las carreras, se pierde mucho talento y es injusto». No será cosa de un día –«anque ahora se avanza a más velocidad que hace unos años», asegura–, ni algo que un equipo de una pequeña ciudad pueda conseguir en solitario. «Pero sí queremos poner nuestro granito de arena e intentar conseguir el mayor profesionalismo posible. Nuestra primera intención, lo urgente, es mantenernos en la Liga. Y con eso crear un proyecto sólido, generar un núcleo de alto rendimiento de rugby. Y a largo plazo, nuestro sueño es poner el granito de arena al profesionalismo en el rugby femenino».

Un bloque bien conocido

Y, pese a reconocer que, en cierta medida, «a nuestras jugadoras les estamos pidiendo un acto de fe», se muestra tan optimista con lo urgente como con lo importante. Por un lado, porque «precisamente una de nuestras fortalezas es que entendemos el deporte como un medio para el cambio» y, por otro, ya en el terreno estrictamente deportivo, porque «nos gusta competir y tenemos la ilusión de ser el mejor club que se haya visto nunca en Euskadi».

Para este primer paso en la elite, el Eibar Rugby mantiene en la plantilla, en la que hay 19 eibarresas, a todas las jugadoras que lograron el ascenso la temporada pasada. La mayoría tienen menos de 22 años y su entrenadora se lo toma como algo positivo. Sobre todo porque ha trabajado con muchas de ellas durante los cinco últimos años. «Nosotros les hemos enseñado lo que creemos que es el deporte desde los 12-13-15 años. Están acostumbradas a nuestra manera de trabajar y desde que llegaron trabajan como si fueran de alto nivel». La desventaja, claro, la inexperiencia, «la incertidumbre. Más de lo que hemos trabajado no se puede trabajar, no se pueden meter más horas ni trabajar más. Pero llegamos a otra categoría con otra velocidad, otro contacto, y muchas jugadoras nunca han jugado a alto nivel».

Por eso con los refuerzos se ha buscado «lo opuesto a lo que teníamos. Nuestras jugadoras son jóvenes y muy pequeñas físicamete, muy ágiles, muy rápidas, muy inquietas... Pues hemos fichado gente tranquila, experta, madura en el juego». Gente como Bárbara Pla, toda una referencia, Beatriz Sanjurjo, Iera Etxebarria o Uri Barrutieta, que se unen a la renovación de Babakwa Latsha. Entre todas afrontan el reto «convencidas de que podemos superarlo».

Una temporada atípica y que arranca con un parón

Las consecuencias de la pandemia, que han provocado el tardío inicio de la competición, unidas a un calendario apretadísimo a nivel de selecciones en 2021 –Juegos, Copa Mundial, World Seven Series, Copas de Europa...– han propiciado una temporada atípica y que prácticamente arranca con un parón.

La Liga se divide en dos fases. En la primera los ocho equipos juegan a una sola vuelta –siete jornadas–. Después, los cuatro primeros juegan entre sí otras tres jornadas y los play-off por el título, mientras los cuatro últimos juegan entre sí, también a una vuelta: dos mantendrán la categoría, uno disputará la promoción y el último descenderá. Para la segunda fase se mantendrán los puntos de la primera.

Este fin de semana arranca el torneo pero la segunda jornada no se disputará hasta el 10 de enero.