NAIZ

Productos higiénicos gratis para las universitarias de Ipar Euskal Herria

La ministra de Universidades francesa, Frédérique Vidal, se ha zafado de la polémica en que está envuelta por su cruzada contra el «islamo-izquierdismo» anunciando un plan contra la llamada pobreza menstrual.

Los productos higiénicos implican un desembolso difícil de abordar para una de cada tres estudiantes. (NAIZ)
Los productos higiénicos implican un desembolso difícil de abordar para una de cada tres estudiantes. (NAIZ)

Desde estamentos universitarios y tribunas intelectuales, las manifestaciones de la titular de Universidades y Educación Superior, Frédérique Vidal, llamando a hacer frente al «islamo-izquierdismo», le han valido una cascada de peticiones de dimisión.

Sin embargo, hoy Vidal ha puesto sobre la mesa un anuncio, orientado a combatir la llamada pobreza menstrual que, sin duda, ayudará a mejorar su deteriorada imagen.

Así, la ministra ha anunciado que a partir del nuevo curso los productos higiénicos serán gratuitos para las universitarias francesas, en una medida que afecta, por lo tanto, a las estudiantes de los tres territorios del norte de Euskal Herria.

Según diversos estudios, la denominada pobreza menstrual afecta a una de cada tres estudiantes de universidad en el Hexágono francés. Así, una de cada cuatro estudiantes reconoce que tiene que pedir dinero, a familia o amigas, para poder hacer frente a ese desembolso periódico.

Máquinas expendedoras

De visita en Poitiers, la ministra francesa ha detallado que en las próximas semanas empezará a instalarse en las residencias universitarias y en los servicios de salud existentes en las propias universidades máquinas distribuidoras de productos higiénicos.

«La idea es instalar 1.500 distribuidores y garantizar la gratuidad completa cara al próximo curso», ha detallado la ministra en un encuentro con estudiantes.

La medida de hoy se suma a la batería de anuncios hechos por el Gobierno francés a la vista de las consecuencias que ha generado la actual crisis sanitaria en el seno de la comunidad universitaria.

Las universidades están cerradas o aplican un mínimo de presencialidad. Ello se ha traducido en un aumento de las dificultades para muchos estudiantes que, tras haber hecho un fuerte desembolsos por alquileres de pisos o plazas de residencia, prmanecen ahora enclaustrados en una habitación exigua, siguiendo los cursos a través del ordenador y sin una perspectiva clara sobre su horizonte pedagógico.

Sin pequeños trabajos

A ello hay que añadir el empobrecimiento de los estudiantes que, particularmente en grandes ciudades, recurrían a pequeños trabajos, en establecimientos de hostelería o grandes superficies comerciales, hoy cerrados, para hacerse con algunos ingresos extra.

Las imágenes que recorren las redes con estudiantes haciendo cola ante locales de organizaciones caritativas para recibir alimentos básicos han causado estupor en el Estado francés.

El Gobierno de Emmanuel Macron ya ordenó así hace unas semanas la reapertura de comedores de las universidades, para ofrecer menús a un euro a los estudiantes que tengan dificultades.

La medida se limitó inicialmente a universitarios que recibían becas para pagar sus estudios, pero se ha abierto ya al resto de los alumnos.

En la Universidad de Baiona o el campus de Angelu, muchos estudiantes han recibido con alivio una medida que «ayuda a llegar a fin de mes» o al menos aligera la «factura vital» de por sí alta que pagan los jóvenes a causa de las medidas implementadas para hacer frente a la covid-19.