Uno de cada tres adolescentes de la CAV hace un uso problemático de Internet, según Unicef

Unicef ha lanzado un amplio informe sobre el impacto de la tecnología en la adolescencia donde señala que el 84% de estudiantes de entre 11 y 18 años está presente en tres o más redes sociales. Entre otras cosas, alerta que dos de cada diez podría estar siendo víctima de ciberacoso.

Unicef ha presentado un informe sobre el impacto de la tecnología en la adolescencia. (Oskar MATXIN/FOKU)
Unicef ha presentado un informe sobre el impacto de la tecnología en la adolescencia. (Oskar MATXIN/FOKU)

¿Cuándo y cuánto acceden los niños, niñas y adolescentes a Internet y redes sociales? ¿Conocen los riesgos de la red? ¿Sufren ciberacoso o sextorsión? Son algunas de las dudas a las que responde ‘Impacto de la tecnología en la adolescencia’, el nuevo informe de Unicef desarrollado a nivel del Estado español y que ha recogido las opiniones de más de 50.000 estudiantes de la ESO (Educación Secundaria Obligatoria).

En Araba, Bizkaia y Gipuzkoa han sido más de 5.668 adolescentes (de entre 11 y 18 años) de 23 centros educativos públicos, concertados y privados los que han tomado parte en el estudio. Los datos fueron recogidos entre los meses de noviembre de 2020 y marzo de 2021, por lo que hay que tener en cuenta que ha sido realizado en un momento donde la pandemia de la covid-19 ha aumentado el uso de la tecnología en todos los ámbitos.

Isidro Elezgarai, presidente de Unicef en la CAV, ha presentado los resultados del informe este martes en el espacio Yimby de Bilbo. La edad media de adquirir el primer móvil son 11 años y el 96,8% de los adolescentes tiene móvil con conexión a internet y el 91,3% se conectan todos o casi todos los días. Respecto a los hábitos de usos, el 31% reconoce que usa internet más de 5 horas al día entre semana, el 21,1% se conecta a partir de las 12.00 de la noche y el 63,8% lleva el móvil a clase.

El 99,5% de los adolescentes usa una o más aplicaciones de mensajería instantánea, siendo WhatsApp la más preferida (97,1%). Respecto a las redes sociales, el 98,8% está registrado en al menos una, el 84,1% en tres o más y el 62,5% tiene más de un perfil en la misma red social. Instagram es la más usada (80,7%), seguida de Tik Tok (75,5%), Pinterest (36,6%) y Twitter (30%). Facebook no sale entre las más usadas. Por otro lado, el 92,3% usa Youtube.

«El uso del móvil está claramente generalizado desde edades muy tempranas y no estar presente en las redes sociales es un hecho excepcional entre la adolescencia», ha resumido Elezgarai.

Riesgos: ciberacoso

El presidente de Unicef en el Estado español, Gustavo Suárez Pertierra, ha señalado que los avances tecnológicos «conllevan, indudablemente, beneficios y oportunidades para nuestra sociedad, y por tanto también para nuestros niños, niñas y adolescentes», sin embargo, también avisa de «que no podemos perder de vista los riesgos que puede entrañar para la infancia y la adolescencia si se produce una exposición temprana y sin acompañamiento a Internet, redes sociales o videojuegos».

Pese a que la mayoría tiene una percepción positiva de los sentimientos que le produce internet, según este informe, uno de cada tres adolescentes en la CAV hace un uso problemático de Internet y las redes sociales. Entre los principales riesgos identificados por adolescentes en su experiencia en el entorno digital está el ciberacoso, el contacto con extraños, sentirse discriminados o excluidos, el chantaje y la extorsión, o el acceso a contenidos inadecuado para su edad.

A pesar de los esfuerzos que los centros educativos e instituciones han venido realizando en los últimos años, la realidad sigue siendo «preocupante» según el informe de Unicef ya que estima que dos de cada 10 adolescentes podría estar sufriendo ciberacoso y uno de cada tres acoso escolar, pese a que no lo reconozcan.

El 35,8% de los adolescentes encuestados asegura haber entrado en páginas de contenido erótico o pornográfico; uno de cada diez ha recibido, a través de redes, chats, Internet o videojuegos, una proposición sexual por parte de una persona adulta; el 10,4% han sido presionados para enviar fotos o vídeos suyos de contenido erótico/sexual y el 4,1% ha sido chantajeado con publicar dichas fotos o vídeos.

El 54% de los y las adolescentes reconoce que ha aceptado a desconocidos en las redes sociales y el 52,3% ha contactado con alguien desconocido a través de internet, chat o redes sociales.

En este sentido, Unicef considera que la lucha contra el acoso escolar y el ciberacoso debe ser una prioridad, puesto que se han detectado tasas de victimización sensiblemente más altas que las que ofrecen las estadísticas oficiales. Es necesario también tomar medidas para reducir las preocupantes cifras de sexting, contacto con desconocidos o posibles casos degrooming, así como abordar el uso problemático de las redes sociales y posibles adicciones a videojuegos».

Riesgos: Videojuegos y apuestas

Los videojuegos ocupan un lugar muy importante en la vida de los adolescentes y por ello tiene también un impacto directo sobre sus vidas y su salud. Factores como la frecuencia e intensidad del juego son desencadenantes de una posible actividad problemática o adicción Así, seis de cada diez adolescentes usan videojuegos como principal canal de ocio y entretenimiento y más del 60% juega a juegos no aptos para su edad. Unicef considera que uno de cada cinco podría tener un cierto nivel de enganche a los videojuegos

Las apuestas y el juego online son otras de las actividades de las que alerta el informe de Unicef. Cerca de 3.000 estudiantes de ESO en la CAV han comenzado a apostar o jugar online, lo que multiplica el riesgo de desarrollar a medio plazo una ludopatía según el informe.

Un 3,9% de los estudiantes de ESO reconocen haber jugado o apostado dinero online alguna vez. Ganar dinero, divertirse y pasar el rato con las amistades son los tres principales argumentos identificados. El 30% de los que dicen haber apostado tienen las apuestas deportivas como la modalidad más aceptada.

En este sentido, la coordinadora de Unicef en la CAV, Elsa Fuente, ha indicado que son datos que permiten constatar la «estrecha relación de nuevas formas de adicción o uso problemático de la tecnología y la salud mental», con mayores tasas de depresión asociadas y un menor bienestar emocional, «lo que revela que se está convirtiendo en un problema de salud pública».

Recomendaciones

Por ello, Unicef plantea una serie de recomendaciones que velan «por salvar, proteger e impulsar a la infancia y adolescencia también en el entorno digital».

La primera de ellas alude a la necesidad de que las familias cuenten con herramientas y apoyo para poder ejercer su labor educativa y de acompañamiento. Por ello, ha puesto en marcha la campaña de sensibilización #SuMayorInfluencer dirigida a madres y padres de de niños y niñas que acaban de entrar en Internet o que están a punto de hacerlo, con el objetivo de proponer a las familias que acompañen a sus hijas e hijos en esa vida digital que ahora comienzan.

Unicef también opta por promover la importancia del sistema educativo como ámbito clave para adquirir las pautas y herramientas necesarias para manejarse en Internet.

Se aboga también por que los propios adolescentes reciban la información necesaria tanto para poder comprender los riesgos como para poder denunciar situaciones de abuso, así como contar con políticas «más contundentes» por parte de las instituciones para la protección de niños y su imagen en la red.

Por último, Unicef considera que la industria tecnológica tiene que garantizar la protección de los adolescentes a través de, por ejemplo, recomendaciones claras de uso y privacidad.

Estibaliz Cruz y Gaizka Arana, dos jóvenes de 19 y 18 años miembros del grupo asesor de Unicef, han subrayado que no se trata de que los padres y madres ejerzan un control excesivo, sino que se trata de «acompañar y asesorar». Un 28,9% de los encuestados asegura tener discusiones con sus padres, madres o cuidadores por la tecnología al menos una vez a la semana y al 26,5% les ponen normas sobre el uso de Internet y/o las pantallas. Asimismo, el 37,4% asegura que sus progenitores suelen usar el móvil durante las comidas.