Maitane Aldanondo

Una solución de inteligencia artificial para la baja visión

Tres jóvenes emprendedores trabajan en una lupa de bolsillo que facilite el día a día a las personas que sufren esta discapacidad visual. Mediante la detección de caracteres transformará los escritos en audio. Esperan que llegue al mercado en la primera mitad de 2022.

Uxue Mancisidor, Apurva San Juan y Eneko Calvo son los responsables de la cooperativa LUP. (LUP)
Uxue Mancisidor, Apurva San Juan y Eneko Calvo son los responsables de la cooperativa LUP. (LUP)

La ceguera es la discapacidad visual más conocida, pero la baja visión afecta a más personas; sin embargo, es un grupo más olvidado, pese a tener mayores dificultades a la hora de adaptarse al día a día. 255 millones de personas la padecen en el mundo, cerca de 40.000 en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. Aunque son las que tienen mayores dificultades. La cooperativa LUP a puesto el foco en ellas y está desarrollando una lupa de bolsillo que convierte los textos en voz. Sus creadores el leioatarra Eneko Calvo, la elgoibartarra Uxue Mancisidor y la gasteiztarra Apurva San Juan prevén que llegue al mercado en mayo, para lo que les servirán de impulso los premios que han ganado recientemente.

San Juan y Mancisidor son estudiantes del grado de Liderazgo Emprendedor e Innovación (LEINN). A finales de 2019 les impartieron un módulo sobre inteligencia artificial en el que debían hacer un pequeño proyecto sobre una posible aplicación. Investigando llegaron a la conclusión de que las personas con baja visión eran un nicho de mercado muy grande al que podían ayudar con diferentes soluciones, y por medio de la ONCE y Begisare se acercaron a esa comunidad para conocer sus retos y necesidades. Así encontraron una conexión entre reto y tecnología.

Analizaron la oferta del mercado y encontraron su lugar: debía ser portable, fácil de usar y servir para lecturas extensas. Empezaron a desarrollar la idea, pero llegó un momento en el que les faltaba conocimiento técnico. Contactaron con varias personas y en enero de 2021 dieron con Calvo, estudiante de ingeniería informática. San Juan apunta que necesitaban a alguien «dispuesto a emprender» y reconoce que encontrar al joven bizkaitarra «fue una bendición», ya que comparte su espíritu y aporta un conocimiento del que carecen. Se formalizaron como cooperativa, con sede en Donostia, aunque actualmente trabajan en remoto. En estos meses se han centrado en «estar cerca de la comunidad de la baja visión, desarrollar y buscar financiación».

Sencilla y asequible

La solución es una lupa de bolsillo que mediante inteligencia artificial escanea texto, detecta los caracteres y los traduce a voz. Han hecho varios prototipos y quieren probar el último con una muestra extensa, para recibir opiniones y hacer los ajustes necesarios. No han concretado el precio que tendrá, pero de sus conversaciones con potenciales usuarios saben que no debe superar los 300 euros. Iniciarán la comercialización en ópticas especializadas y también se dirigirán a asociaciones de baja visión, ya que guían al colectivo sobre los productos disponibles. Más adelante darán el salto a Internet, pensando en clientes potenciales más jóvenes.

Para financiar el desarrollo han optado a múltiples ayudas y premios. San Juan lo resume en que se han presentado «a todos los premios y concursos habidos y por haber en Euskadi. Aquí hay muchas ayudas al emprendimiento y se apuesta mucho». Ha logrado una ayuda Ekintzaile, y en noviembre han recibido varios premios: Fueron segundos tanto en Think Big de EHU como en BBSC Awards dotados con 1.500€ y 5.000€, respectivamente; y han ganado un viaje a Corea en el Mondragon City Challenge. Además de visibilidad, han contactado con personas interesadas en su proyecto. «Que depositen su confianza para ofrecerte dinero a fondo perdido te hace ver que tiene sentido; es uno de los orgullos que tengo».

El principal reto que enfrentan es la comercialización, así como aprovechar al máximo el viaje al país asiático, porque consideran que «es un mercado con un montón de posibilidades, que éste no nos va a abrir por barreras físicas». En el camino aprovechan la experiencia para desarrollar sus intereses dentro del proyecto y aprender, por eso se apoyan en alianzas estratégicas para aquello que no se les da bien. En palabras de la responsable emprender está siendo lo que ha vivido en LEINN multiplicado «por mil».