
El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, ha sido reelegido para los próximos cinco años como líder del Congreso Nacional Africano (ANC), que gobierna el país desde 1994, pese a un escándalo de presunta corrupción que en las últimas semanas amenazó su futuro político.
En una votación celebrada el domingo por el Congreso de la ANC en Johanesburgo, el presidente, de 70 años, se impuso por 2.476 votos al exministro de Sanidad Zweli Mkhize (66 años), él también acusado por corrupción, y que obtuvo 1.897 votos.
Mkhize fue destituido en agosto de 2021 por Ramaphosa en medio de acusaciones de que su departamento otorgó contratos irregulares relacionados con la covid-19 a familiares y allegados.
Pese a que el actual presidente contaba días antes con una clara ventaja, llegó a ver por momentos en riesgo el resultado de la votación. Fuentes próximas a Mkhize aseguraron que llevaban meses trabajando en secreto el apoyo de delegaciones provinciales estratégicas para evitar «intimidaciones».
Ramaphosa fue reelegido para un mandato de cinco años en una votación en la que participaron más de 4.000 delegados del partido, sumido en una crisis de popularidad que podría costarle en un futuro próximo su mayoría absoluta en el Parlamento.
Elecciones en 2024
El líder de la ANC, movimiento fundado en 1912 para luchar contra la segregación, es habitualmente el candidato presidencial en este país, que tiene previsto celebrar elecciones generales en 2024, por lo que, salvo imprevisto, Ramaphosa encabezará el cartel electoral del partido.
El mandatario está salpicado desde hace meses por un escándalo con olor a corrupción: está acusado de haber guardado fajos de dinero negro en el transcurso de un oscuro robo de 4 millones de euros en 2020.
Pese a ello, la ANC se valió la pasada semana de su mayoría absoluta en la Asamblea Nacional (Cámara baja del Parlamento) para rechazar un informe que le acusaba de la posible violación de leyes anticorrupción y que podía haber desencadenado un proceso para su destitución.
El informe amenazaba su futuro político como jefe del Estado, cuestionado por algunos diputados rebeldes de la ANC y el opositor Movimiento Africano de Transformación (ATM, en inglés), que presionaron para forzar una dimisión que pareció inminente el pasado 1 de diciembre, un día después de su publicación.
Facción del expresidente Zuma
Ramapjosa hizo un llamamiento a la unidad de su partido, mientras cantos y gritos de sus detractores interrumpían su discurso de apertura de la Conferencia Nacional, marcada por la división entre sus seguidores y los partidarios del expresidente Jacob Zuma y los retrasos por problemas logísticos.
El presidente atribuyó la grave crisis eléctrica que atraviesa el país, con apagones periódicos, a la mala gestión y la corrupción en la endeudada compañía estatal Eskom.
«Una parte importante del trabajo para revertir los efectos de la ‘Captura del Estado’ es la recuperación de fondos que se pagaron ilegal o indebidamente a una serie de empresas», aseveró.
La ‘Captura del Estado’ es una gran investigación sobre la corrupción que afectó al aparato público sudafricano durante el mandato de su antecesor, Zuma, de 80 años, a cuya facción en la ANC está vinculado Mkhize.
Nacido de una familia modesta en Soweto, y en su día líder sindical, Ramaphosa hizo fortuna en el mundo de los negocios y es a día de hoy uno de los sudafricanos negros más ricos.
Tras volver a la política hace una decena de años, sucedió a Zuma en la Presidencia en 2018, comprometiéndose a atajar la corrupción y el malestar económico desatados durante los nueve años de gobierno de su predecesor.

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