Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

El autodestructivo culto a la imagen

SICK OF MYSELF
Noruega-Suecia 2022. 95’ Tit. orig.: ‘Syk pike’. Dtor. y guion: Kristoffer Borgli. Int.: Kristine Kujath Thorp, Eric Saether, Fanny Vaager. Fot.: Benjamin Loeb. Mús: Kristoffer Borgli. Maq.: Izzi Galindo.

Cartel original noruego con una irreconocible Kristine Kujath Thorp.
Cartel original noruego con una irreconocible Kristine Kujath Thorp. (NAIZ)

​Las cinematografías nórdicas están siendo las más críticas con la moderna sociedad del capitalismo tecnólogico, con el sueco Ruben Östlund a la cabeza. En Noruega le ha salido un alumno aventajado con Kristoffer Borgli, que ya con su segundo largometraje ‘Sick of Myself’ (2022) ganó en la Seminci de Valladolid el premio de la sección Punto de Encuentro y el del Jurado Joven. Un éxito que le ha posibilitado el pasaporte al cine anglosajón de la mano de la productora independiente A 24, que le ha contratado para dirigir nada menos que a Nicolas Cage en la comedia terrorífica ‘Dream Scenario’ (2023).

Antes había debutado con ‘Drib’ (2017), un falso documental sobre el artista iraní exiliado en Noruega Amir Asgharnejad, seguidor del humor provocativo e irreverente de Andy Kaufman. Hay que aclarar que ‘Sick of Myself’ (2022) ha sido incluida en la programación de muchos festivales de terror, a cuenta de que su protagonista puede ser considerada como un monstruo de hoy en día.

Para el diseño del inquietante personaje se han unido dos factores esenciales, de un lado la caracterización de la ascendente actriz Kristine Kujath Thorp, a la que descubrimos en ‘Ninja Baby’ (2021), y del otro los efectos de maquillaje de Izzi Galindo, que desfigura su rostro hasta los extremos grotescos de El Vengador Tóxico de la Troma. No se trata de un fenómeno de feria, o de una deformación a causa de una enfermedad como ocurría con El Hombre Elefante, sino de un proceso autodestructivo voluntario, más fruto de una enajenación mental que de efectos externos.

Signe es una joven que mantiene una relación tóxica de competitividad con un artista, cuyas instalaciones empiezan a tener éxito, lo que provoca sus celos patológicos. Cuando descubre que se puede llamar la atención en las redes sociales dando lástima, consume unas pastillas rusas en fase de experimentación que le causan una enfermedad cutánea degenerativa, para así conseguir seguidores en Internet.