Carlos Gil
Analista cultural

La memoria emocional

MIERDA DE CIUDAD
Dramaturgia y dirección: Olatz Gorrotxategi. Intérpretes: Aritza Rodriguez, Olatz Gorrotxategi, Marta Álvarez del Valle, Joseba B. Lenoir, Alberto de la Hoz. Audiovisuales: Indi Costa. Lugar y fecha:
Antzoki Zaharra – Donostia – 16-04-23 – dFERIA.

‘Mierda de ciudad’, de Olatz Gorrotxategi.
‘Mierda de ciudad’, de Olatz Gorrotxategi. (EITB)

Minutos antes del inicio de esta representación Olatz Gorrotxategi sufrió un accidente que le impidió moverse y eso la colocó en una silla de ruedas. Por lo tanto, existe una duda metódica resuelta de una manera primaria, creo que, siendo fundamental para el devenir mecánico del espectáculo, lo esencial de la propuesta se puede analizar condicionando la opinión por esta circunstancia.

Una revisión histórica, generacional, de unos años cruciales de la historia de Euskal Herria, contada con un fondo musical donde se fue fabricando esa marca que ayuda mucho a la contextualización que se llamó Rock Radical vasco, y que en este. montaje, la dramaturga y directora sabe conjugar sus hitos con parte de unas vivencias o recuerdos personales, no solamente las propias sino la del equipo que van configurando el relato.

Se da una circunstancia, la propuesta es multidisciplinar, y se cuenta a partir de esos momentos musicales y sentimentales, pero con una parte fundamental en la narración a base de indios y vaqueros de goma, muñecos minúsculos y la inserción de momentos de películas de vaqueros y de vídeo con John Wayne, al que se le traduce de una manera libérrima. Con todos estos elementos se va conformando un espectáculo que va operando en el imaginario colectivo y en la memoria de cada espectador. Los que hemos vivido esos años, tenemos ideas no siempre coincidentes con las impresiones lanzadas por el montaje, aunque coincidimos con algunos de los hechos y en lo periodístico, es decir, en lo sucedido, pero no en sus repercusiones posteriores.

Se trata de un espectáculo generacional, que debe servir para recordar desde una mirada singular, lo que es una educación sentimental, marcada por las músicas, los grupos, algunas canciones, que se puede considerar un movimiento insurgente y contracultural que se hilan perfectamente con acontecimientos políticos muy significativos, aunque no sea, precisamente la intención fundamental, pero que se enmarca desde una mirada muy específica.

Tiene la bondad de una puesta en escena muy dinámica, en esta ocasión disminuida por la circunstancia del accidente, que va contando esos procesos históricos y que mezclando de manera eficaz los distintos lenguajes, el texto, el relato, lo audiovisual con imágenes pregrabadas y otras generadas en el instante, la música interpretada en directo, las canciones como himnos, el mensaje reconvertido en actitud.

Hay un magnífico caos ordenado y estructurado que le dota de esa inmediatez de lo que se expresa con verdad y que llega como un acto de reconciliación con un pasado que influye en el presente y que no se sabe si servirá para condicionar el futuro.