Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

Fundamentalismo precoz

TIN & TINA
Estado español. 2023. 119’ Dtor. y guion: Rubin Stein. Prod.: Olmo Figueredo. Int.: Milena Smith, Jaime Lorente, Anastasia Russo, Carlos González Morollón, Teresa Rabal. Fot.: Alex Espadero. Mús.: Jocelyn Pook.

Anastasia Russo y Carlos González Morollón como los gemelos albinos.
Anastasia Russo y Carlos González Morollón como los gemelos albinos. (NAIZ)

​El género de terror se mezcla cada vez más con lo autoral, y así el debutante Rubin Stein basa su ópera-prima ‘Tin & Tina’ (2023) en el cortometraje homónimo del año 2013, perteneciente a la trilogía en blanco y negro que completan ‘Nerón’ (2017) y ‘Bailaora’ (2018).

Desde fuera cuesta entender que de una pieza breve salga un largometraje terrorífico de dos horas, que ahora es en color, y que a pesar de todas las diferencias conserve el mismo título. Por lo tanto, la nueva película es la explicación en extenso al parricidio que la macabra pareja infantil cometía en el original, la cual está relacionada con el fanatismo religioso fruto de una obsesión por el castigo de los pecados y la justicia divina.

Todo ello como un contexto o trasfondo pensado para conectar con la imagen del niño y la niña del orfanato de monjas, puesto que la película lo que quiere potenciar es ese aspecto inquietante de los gemelos albinos, inspirado claramente en el clásico del cine británico en blanco y negro ‘Village of the Damned’ (1960), dirigido por Wolf Rilla, y del que John Carpenter hizo un remake en color en 1995.

A partir de ahí las comparaciones con cualquier muestra terrorífica protagonizada por menores perturbadores se dan por añadidura, con lo que ‘Tin & Tina’ (2023) resulta mucho menos original de lo que su autor pretende.

El matrimonio adoptivo está interpretado por Milena Smit y Jaime Lorente, mientras que la parejita huérfana la integran Carlos González Morollón y Anastasia Russo, en un reparto que se completa con la presencia retro de Teresa Rabal como la madre superiora. No es el único detalle, ni mucho menos, que contribuye a crear una atmósfera ochentera, ya que la canción de Enrique y Ana ‘Súper Disco Chino’ juega un papel malicioso.

La naturaleza del fundamentalismo precoz del niño y la niña se retrata de forma ambigua, sin que se sepa a ciencia cierta si son una reencarnación maligna o simplemente han sido fanatizados por las monjas hasta llegar a enloquecer.