Mariona Borrull

Víctor Erice e Irati Gorostidi, 24 horas del mejor cine vasco

Erice presentó anoche ‘Cerrar los ojos’, su primera película en tres décadas. Gorostidi ha hecho salir el sol con ‘Contadores’, en la Semana de la Crítica.

EL equipo de ‘Cerrar los ojos’, con la ausencia de Víctor Erice.
EL equipo de ‘Cerrar los ojos’, con la ausencia de Víctor Erice. (Loic VENANCE | AFP)

Antes de la proyección, la ausencia de Víctor Erice en la sala era ese elefante blanco sentado en la fila de reservados de la Debussy. Apenas un par de jornadas antes, el cineasta había cancelado todas sus entrevistas y la rueda de prensa, sin que Thierry Frémaux justificara su ausencia. Representaban la película en la sala Jose Coronado, María León, Soledad Villamil, Ana Torrent y Manolo Solo, que recogieron las largas olas de aplausos vertidos sobre la película. «¿Saben que Víctor Erice y Terrence Malick jugaron a ver quién tenía los planos más lentos? ¿Y saben quién ganó?», bromeaba ayer el director artístico del festival (entonces, quizás no debería haber programado la sesión para terminar después de las once de la noche).

Ser referente ineludible en el Nuevo Cine Europeo y no estrenar una película en treinta años conlleva la condición de evento cinéfilo por defecto y, adjunta, una expectación difícilmente racional. Por suerte, ‘lo nuevo’ de Karrantza no es ni una obra maestra ni un desastre imperdonable.

Escrita a cuatro manos con Michel Gaztambide (‘No habrá paz para los malvados’), ‘Cerrar los ojos’ recupera el misterio nunca resuelto tras la desaparición del célebre actor Julio Arenas (Jose Coronado), durante un rodaje con su amigo y realizador Miguel Garay (Manolo Solo).

Años después, a Garay lo entrevistarán para un especial televisivo sobre el intérprete. Con el especial como excusa, Miguel se despereza y se pone en contacto con aquellas personas que acompañaron a su amigo y a él en años pasados: la hija de Julio (Ana Torrent, la niña de ‘El espíritu de la colmena’), una amante (Soledad Villamil), un proyeccionista, colega en común (Mario Pardo)… En dichos encuentros, con un reparto más o menos bien escogido, el realizador tratará de poner mentalmente en escena cómo fue la desaparición de Julio.

Entramos en el vacío que dejó a través de las confesiones de sus secundarios, siempre entre el susurro y el guion declamado. El resultado es interpretativamente un tanto extraño y se rarifica más, si cabe, con las ensoñaciones de Miguel, en una línea onírica de Paolo Sorrentino pero sin los medios ni la elegancia para cumplir.

Luego, Miguel se traslada al pueblo del que es oriundo, en Cabo de Gata. Allí la película se detiene y rebaja sus maneras altivas. Nos propone quizás, que nos dejemos de misterios y que prestemos atención, como el protagonista, sobre aquello que sí tenemos al alcance. Al precioso son de una canción de folk (cuyo título no podemos apuntar porque Cannes corta los créditos para subir luces de sala y que las ovaciones se graben mejor), abrimos las puertas de una vida que ya no orbita alrededor de la desaparición de nadie, que simplemente es. Entonces Erice decidirá torcer el camino y volver a la cuestión de la identidad y el misterio, con un último giro de eventos algo buenista y un demasiado consciente de su magia y poderío.

‘Contadores’

El teatro Miramar acaba de ver ‘Contadores’, el cortometraje vasco ambientado durante las negociaciones por un nuevo convenio del metal allá en 1978, cuando el movimiento obrero ya está definitivamente atomizado, y sigue a un grupo de militantes libertarios mientras defienden su postura radical ante sus compañeros de fábrica.

Con el corto, Irati Gorostidi toma el relevo de Estibaliz Urresola, que presentó ‘Cuerdas’ el año pasado en la semana de proyecciones que la Asociación de la Crítica Francesa organiza alrededor del Festival. La película de Gorostidi, producida por Apellaniz y De Sosa, Tractora y Pirenaika, ya destacada por el catálogo Kimuak en 2022, ha competido en la misma sección que anteriores trabajos de los jóvenes Jacques Audiard, François Ozon o Julia Ducornau.

Conviene recordar el nombre de una cineasta que hasta ahora ha trabajado en museos y festivales independientes (con ‘San Simón 62’ ganó en Punto de Vista). Hoy Gorostidi está buscando financiación para su primera película, ‘Anekumen’.