Ramón Sola

Maldito Manix, bendita honestidad

Arrasate y Mendiola, en 2021.
Arrasate y Mendiola, en 2021. (ETB-1)

Era un programa de ETB-1 emitido algo a deshoras, que quizás no vio mucha gente. Jagoba Arrasate conversaba con Manix Mandiola, entrenador con entrenador, amigo con amigo, en ambiente distendido, en su euskalki... Son esos contextos los que crean noticias y no las entrevistas estereotipadas habituales en el fútbol. Y ahí fue, justo ahí cuando intuí que Arrasate empezaba despedirse de Osasuna.

En aquel capítulo de ‘Helmuga’ surgió el dilema que asalta a todo entrenador a la hora de dejar un equipo. Que tontería, pensará la mayoría: cuando te echen. Y sí, así suele ser: finiquito y/o ficha íntegra. Y ya puestos, mejor un cese a inicios de temporada, porque da más tiempo para recolocarse.

El caso es que en aquel programa Arrasate admitió a Mandiola que la duda sobre el momentum le rondaba ya por la cabeza, en el inicio de su cuarta temporada en Osasuna. Y fue ahí cuando Manix, sincero además de listo, le aconsejó que saliendo bien de los sitios siempre queda la puerta abierta para volver. Más que la reflexión del veterano, se me quedó grabado cómo el joven asintió con la cabeza.

Afortunadamente el de Berriatua no le hizo caso al de Eibar entonces. Si no, no hubiera estado, no hubiéramos estado, en la Cartuja, ni en el fiestón europeo ante el Girona. Pero desgraciadamente, en 2021 y más aún en 2024, Jagoba sabía que Manix tenía razón.

No hay que ser conspiranoico pero tampoco ingenuo: seguro que ha habido factores externos añadidos (pérdida de feeling con la directiva, estancamiento del equipo, expectativas distorsionadas, dificultades para fichar, agotamiento físico del plantel y síquico del míster...), pero el principal motivo de la marcha es el explicado en la sala de prensa por Arrasate: «Igual esto suena conservador, pero yo no me perdonaría salir mal de Osasuna».

Antes de que ello ocurra, incluso de que se atisbe en el horizonte, ha preferido irse. Sin finiquito. Y es normal que hoy haya desconcierto e incomprensión general, porque a día de hoy lo habitual no son la honestidad ni la coherencia. Ni la de Jagoba ni la de Manix.