
«Yo soy el jefe de la mafia», es la primera estrofa de ‘Venezia’, la canción de Hombres G con la que comenzaba el mitin de la Plaza España de Madrid. La ha puesto a consciencia DJ Pulpo, quien suele pinchar la música en los actos del PP. Ha sido a tono con el lema de la convocatoria, anunciado hace semanas por la formación conservadora: ‘Mafia o democracia’.
Aunque la Delegación del Gobierno español en Madrid ha cifrado en 50.000 los manifestantes, Génova ha considerado que más de 100.000 personas han acudido a su marcha, la última de este ciclo antes del verano y una más en esta última legislatura en la que el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, ha decidido convocar varias veces a manifestaciones, sea contra la amnistía, por la llamada financiación singular para Catalunya o, ahora, por las denuncias de presunta corrupción.
El mitin ha comenzado minutos después de las 11:00 y estaba Feijóo de pie frente al escenario ubicado entre la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el expresidente del Gobierno español, José María Aznar. A uno de los lados, los barones autonómicos, con el andaluz Juanma Moreno Bonilla, con camiseta gris claro, que se destacaba entre todos los que lo rodeaban (intencionalmente, no cabe duda), vestidos de blanco, bajo un sol abrasador y 34 grados. Del otro lado estaba la exalcaldesa y esposa de Aznar, Ana Botella, y la número dos del PP, Cuca Gamarra.
Un inciso merece el president de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, hipercuestionado por su labor el día de la trágica DANA. No solo ha estado presente, sino que ha querido exhibir una suerte de baño de masas, dedicando un buen rato a saludarse con gente, hacerse selfies, dar besos y recibir de parte de militantes el grito de «¡president!» y de «¡aguanta!».
La mayoría de los simpatizantes asistentes a la manifestación estaban ubicados en el lado norte de la plaza y en la Gran Vía, que culmina allí, mientras que el lado sur ostentaba varios espacios vacíos. En las fotos aéreas difundidas por las agencias se puede ver con creces que una asistencia de cien mil personas es inverosímil.
A pesar de que en Génova se anhelaba una manifestación histórica que diera más fuerza a la embestida contra Moncloa, había presentes decenas de miles presentes que han desafiado un calor extremo sin nubes que hicieran de tregua y que se confundían en un mar de banderas españolas y algunos carteles contra el Gobierno.
‘Stop, La Rosa Nostra’, rezaba una hoja que estaba pegada en varios postes que rodeaban la estación de metro (en alusión a la mafia siciliana La Cosa Nostra y con una flor del logo del PSOE). También había un cartel que pedía la unión de esfuerzos entre el PP y Vox: «Si seguís luchando como burros, nuestra España perderemos y jamás os lo perdonaremos». Al respecto, se le ha escuchado decir al portavoz parlamentario ‘popular’, Miguel Tellado, mientras recibía comentario de simpatizantes, que a su juicio había «muchos militantes de Vox» en la marcha, aunque lamentaba que no sus dirigentes.
Riesgo de «dictadura»
Luego de un breve discurso del alcalde Martínez-Almeida, en el que ha clamado que su partido «no se va a resignar ni rendir», ha sido el turno de Díaz Ayuso, quien acaparó buena parte de los focos este viernes al levantarse de la cumbre de presidentes autonómicos cuando escuchó euskara de la boca del lehendakari Pradales y catalán de la de Illa.
Ha celebrado estar hablando «desde este Madrid libre, al servicio de España». «Aquí cabemos todos los acentos, parte de nuestra riqueza cultural que también pasa por nuestras lenguas cooficiales en otras regiones. Aquí nadie es foraster, o maqueto, o forasteiro, godo o mesetario. De aquí somos todos. Madrid es libre, no negamos a los niños su herencia en español ni manipulamos la historia para fabricar cuentos de lo que en realidad nunca sucedió. Aquí nada se regala, ni en la empresa, ni en una plaza de toros, las cosas se ganan con excelencia y calidad, peleando cada día», ha recalcado, apelando a un provincianismo que ella mismo criticó la semana pasada.
A su juicio, el Estado español «desde hace años» ha entrado en una «dictadura de las minorías, de los resentidos, de los vividores de lo público, de normas absurdas y leyes incomprensibles, del negocio identitario donde el nacionalista es rey, alentando con millones de euros los fantasmas del pasado», un país en el que el bloque de investidura a su juicio «normaliza el crimen y criminaliza la vida normal».
Según Ayuso, muchos periodistas y magistrados «tienen miedo para hacer sus actividades» y ha dicho que las dictaduras «entran así, a sorbos, de manera inocua, poquito a poco». Y ha comenzado a dar ejemplos en los que Euskal Herria fue la estrella: «Qué más da apartar a la Guardia Civil de tantas regiones, qué más da si a la Universidad del País Vasco le quitan su nombre en castellano, qué más da que Bildu presente a candidatos con delitos de sangre en sus listas si ahora son buenos muchachos, ¡qué más da!».
«Cuando la democracia popular suplanta a la liberal, se entra en dictadura», ha enfatizado, y ha vuelto a hacer menciones a Euskal Herria: ´Eso es lo que lleva sucediendo en País Vasco, en Navarra y en Catalunya». Antes de concluir, ha exclamado con vehemencia: «España no es plurinacional, no somos extranjeros en nuestra casa, los que sobran son los que han fabricado falsos relatos».
Ayuso ha dado la palabra a Feijóo, quien ha subido al escenario y tras compartirlo un rato con ella para ser suficientemente fotografiado, ha embestido contra Sánchez y ha llamado a «rebelarse contra la degradación» del Gobierno y ha retado al líder del PSOE: «Ríndase a la democracia y convoque elecciones».
También ha señalado que «esto no va de siglas» sino de «decencia» y ha asegurado que «España necesita una revolución, la de la decencia y de la libertad» y ha prometido liderarla desde «las calles y en las urnas». Ha acusado al presidente del Gobierno de «llenarlo todo con cloacas, corrupción y mentiras» y ha dicho que los españoles «no son siervos» de Sánchez.
En un momento, el líder del PP ha intentado desmarcarse del tono incendiario de la baronesa madrileña: «Nadie me va a mover de la centralidad. En mi partido hay distintos estilos y distintas intensidades, pero el mismo objetivo: cambiar este Gobierno». Esto cobra más sentido tras lo acontecido en Barcelona el viernes, con una Ayuso protagonizando la escena y condicionando la narrativa a contracorriente de la dirección de Génova, que buscaba que el único mensaje fuera el pedido de elecciones anticipadas por parte de los barones.
En tanto, desde el PSOE han dicho en un comunicado que la manifestación ha sido «raquítica» y ha calificado a Núñez Feijóo como un «fracaso»: «El PP, la formación política que presume de tener más de 800.000 militantes, no ha logrado hoy juntar ni a 45.000 en la Plaza de España». También critican que el «lema» era «vergonzoso» y que se han escuchado «discursos sonrojantes».

Irati Gorostidiren katarsi kolektiboa

Ribera derecha de Burdeos, caladero de ideas para la construcción de viviendas

Ambulancias de Osakidetza, un servicio de camino a urgencias

Una acción de denuncia de la colaboración de CAF con Israel acaba con un detenido en Bilbo

