INFO

Juicio por el caso «Iruña-Veleia»: el inicio del fin de un periplo de once años

Han transcurrido 15 años desde los hallazgos de los grafitos en euskera que en un principio se creyó que adelantaban nuestra lengua varios siglos y once desde que la Diputación de Araba llevara el caso a los tribunales por considerar que se trataba de una farsa. Hoy arranca en Gasteiz el juicio por el caso Iruña-Veleia, con Eliseo Gil, director de las excavaciones, Óscar Escribano, empleado de la empresa Lurmen SL, y Rubén Cerdán, colaborador, en el banquillo.


Han pasado quince años desde el hallazgo en el yacimiento alavés de Iruña-Veleia de unos grafitos que fueron calificados en un primer momento de «históricos» porque supuestamente adelantaban varios siglos la aparición del euskera. Y han transcurrido once desde que, en 2009, la propia Diputación de Araba acudiera a la vía penal por considerar falsas las inscripciones. Entre tanto, acusaciones, una comisión de investigación con la participación de 26 expertos en las Juntas Generales y decenas de informes de una y otra parte totalmente opuestos. El punto de inflexión en este largo proceso difícil de comprimir es la apertura del juicio oral este 3 de febrero en el Juzgado de lo Penal 1 de Gasteiz, a las 9.30, con la jueza Isabel María Díez-Pardo al frente.

En el banquillo de los acusados se sientan el exdirector del yacimiento Eliseo Gil, Óscar Escribano, empleado de Lurmen S.L., empresa que explotaba el yacimiento y de la que era administrador Gil, y Rubén Cerdán, colaborador de ambos.

La Fiscalía de Araba pide cinco años y medio de cárcel para Gil por un delito continuado sobre el patrimonio histórico y otro de estafa en concurso con un delito de falsedad en documento privado, así como una multa de 7.200 euros. La Diputación, propietaria del yacimiento, eleva la petición de pena a siete años y medio, mientras que su defensa pide la libre absolución. Desde esta parte del banquillo los abogados han denunciado la «tortura» que ha supuesto esta larga espera, con una fase de instrucción que parecía «no tener fin».

Para Escribano la Fiscalía solicita la misma pena y multa que pide para Gil, y la reduce a dos años y seis meses en el caso de Cerdán.

Los hechos juzgados se remontan al año 2005 y tienen su origen en unos grafitos escritos en cerámicas de los siglos III, IV y V que, cuando se presentaron en público, en junio de 2006, fueron calificados de «históricos» porque, entre otras cosas, adelantaban al siglo III la aparición del euskera y la entrada del cristianismo, cuando hasta entonces el primer vestigio conocido era el recogido en las glosas de San Millán, del siglo XI. Las sospechas de que supuestamente fueron realizados por dos de los acusados dieron lugar a la denuncia del ejecutivo foral, con la diputada Lorena López de Lacalle al frente del departamento de Cultura. Ella declaró entonces que la institución se había visto «especial y directamente perjudicada».

El juicio, que se prevé conste de diez sesiones, arrancará hoy lunes con la declaración de los tres acusados y se prolongará hasta el 18 de febrero con sesiones de lunes a jueves. Recientemente, la plataforma Iruña-Veleia Argitu! llamaba la atención sobre el hecho de que no haya sido llamada a declarar la exdiputada de Cultura y promotora de la querella. Tampoco lo harán los profesores universitarios y otros científicos que decretaron la falsedad, pese a haberlo pedido ambas partes. Del mismo modo, tampoco darán su versión de los hechos los expertos que llevan defendiendo años la veracidad y autenticidad de las inscripciones y dibujos de las ostracas.

La visión de los expertos

Difícil de comprimir también el contenido de los informes que de un lado y otro han puesto sobre la mesa y expuesto ante los medios de comunicación. Al menos hasta 2018, existían seis estudios de la Diputación alavesa que inciden en la supuesta falsedad de los grafitos. De forma paralela, defienden su autenticidad una veintena que ha presentado Lurmen.

Cabe recordar que se pronunció incluso el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPC E), dependiente del Ministerio de Cultura. Su informe concluía que 35 de los 39 grafitos analizados (pese a ser 450 los cuestionados) son recientes y, por tanto, falsificaciones.

Lurmen propuso entonces el estudio compositivo de las costras que recubren algunos de los grafitos y de lo que hay debajo, pero no se llegaron a realizar.

Para rizar el rizo, las pruebas han permanecido en manos de la parte acusadora durante seis años, extremo que eleva la desconfianza en la parte acusada. Sos Iruña-Veleia ha sostenido tener «fundadas sospechas» de la alteración «voluntaria o involuntaria» de las piezas. En cualquier caso, sostiene que un juzgado no es el lugar adecuado para aclarar un asunto puramente científico.

Desde la ciencia y el conocimiento llegaron en su día los argumentos que afirmaron de forma rotunda y categórica las falsificaciones. Por ejemplo, para Julio Núñez, profesor de arqueología en la UPV, el uso del lenguaje resultó «la muestra más clara», tal y como expuso en la comisión, en 2008. La aparición de un latín erróneo también fue una de las muestras sobre la falsificación que aportó Juan Santos, catedrático en Historia Antigua en la universidad pública vasca. Como ejemplo, la inscripción cuore, voz italiana actual, en vez de la latina “cor, cordis” o el uso de una “j” como la actual, con prolongación hacia la izquierda en vez de la “i” larga que mostraba el uso consonántico fue otra de las incoherencias.

También se hallaron figuraciones, como una sirena, que no se representó hasta la época medieval o una mujer con grandes pechos, cintura estrecha y una mano en la entrepierna. Núñez señaló que los atributos mamarios no son de la época y que el desnudo femenino en la antigüedad es símbolo de pureza. Se representaban diosas, alguna emperatriz. «En esta pieza no se sabe qué está haciendo la Venus», agregó.

Pero sobre lo que llamó la atención de los expertos de la comisión fue que las incisiones no llegan al borde de la pieza, por lo que resultaba «evidente» que alguien las había hecho sobre las ostracas. «Hay grafitos que se cortan. Si se uniera con la pieza que fuera la contigua a los grafitos deberían continuar».

En aquella misma mesa, Juan Manuel Madariaga, que aportó los datos de Química Analítica, remarcó, en cualquier caso, que las piezas sobre las que están hechas las inscripciones sí son auténticas.

Pero, sin duda, la mayor expectación residía en las inscripciones en euskera, que hubieran sido los primeros escritos en nuestra lengua. Las intervenciones de los catedráticos de Lingüística, Joaquín Gorrotxategi, y Filología Vasca, Joseba Lakarra, no dejaron lugar a una posible veracidad de las inscripciones. Además de apuntar que los descubrimientos en euskera no concuerdan con el conocimiento del idioma, Gorrotxategi apuntó a la ausencia de marcas gramaticales para desacreditarlas.

Del lado que apoyan la veracidad de las inscripciones destacan el doctor en Geología Koenraad Van den Driessche y el doctor en Filología Vasca Juan Martin Elexpuru. Según expuso el geólogo belga, en las inscripciones sobre ladrillos hay incisiones rectas, estrechas y profundas; concluyó que solo pudieron hacerse antes de la cocción. Con los huesos, dijo, «que sí que evolucionan en 1.700 años» y que el tipo de letras serían imposibles de hacer hoy en día.

Por su parte, Elexpuru ha defendido que el artículo, la aparición de la “h”, la grafía, el léxico, los verbos o el ergativo son totalmente posibles en un euskera de la época romana en base a su teoría, dando la vuelta a los argumentos de los lingüistas Gorrotxategi y Lakarra.

 

Cronología

ABRIL 2001

La empresa Lurmen, controlada por Eliseo Gil, firma un convenio de diez años con Euskotren para la excavación de Iruña-Veleia por 3,7 millones de euros públicos.

junio 2006

El equipo dirigido por el arqueólogo Eliseo Gil presenta los supuestos hallazgos. Eran piezas «extraordinarias» de cerámica y ladrillo de los siglos III, IV y V.

NOVIEMBRE 2006

Catedráticos en la materia expresan de manera pública sus sospechas sobre la autenticidad de los grafitos.

Enero 2007

Tres arqueólogos que formaban parte del equipo de Gil entre 2002 y 2006 abandonan las excavaciones. Carlos Crespo, Miguel Ángel Berjón y José Ángel Apellániz denunciaron en una comparecencia pública que «todos los grafitos excepcionales solo fueron detectados en el proceso de lavado, nunca al salir de la tierra». Revelaron que muchos de los grafitos, además, fueron almacenados durante diez meses y que después se vieron las inscripciones.

NOVIEMBRE 2007

La Diputación de Araba crea en las Juntas Generales una comisión científico-asesora para estudiar el caso. Un año después presenta un informe demoledor.

MARZ0 2009

Con Lorena López de Lacalle al frente de Cultura, la Diputación alavesa lleva el caso a los tribunales ante la sospecha de «estafa». Los años siguientes transcurren con la opinión de expertos de uno y otro lado que sostienen ambas teorías.

mayo 2017

El Juzgado de Instrucción nº1 de Gasteiz cierra el auto para procesar, once años después de presentar los hallazgos, a Eliseo Gil, Óscar Escribano y Rubén Cerdán.