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El repunte del bitcoin ha vuelto la vista al índice del miedo y la avaricia

El bitcoin lleva año y medio de subidas y ha multiplicado su valor por cuatro. La elección de Donald Trump ha sido el último impulso, pero decisiones judiciales previas han abierto el camino al repunte. En este contexto cada vez más se mira más a los índices de miedo y avaricia

Representación visual de una criptomoneda, en este caso un bitcoin (Andre M. CHANG | ZUMA PRESS WIRE - EUROPA PRESS)

La cotización del bitcoin alcanzó su récord el pasado 4 de diciembre, cuando los operadores fijaron un valor de 103.332,30 dólares.  Esta semana cotizaba alrededor de los 96.000 dólares, pero con máximos por encima de 100.000. Con una capitalización de 1,9 billones de dólares en noviembre de este año, el bitcoin representaba el 55% del valor de todas las criptomonedas.

Desde la victoria de Donald Trump, hace apenas un mes, su cotización ha subido desde los 60.000 dólares que valía en noviembre hasta el récord que alcanzó a principios de diciembre, nada menos que un 66% en apenas un mes. Una de las razones de este extraordinario repunte es que uno de los principales valedores de las criptomonedas es el oligarca Elon Musk, que forma parte del equipo de Donald Trump. Su triunfo en las presidenciales estadounidenses ha llevado a pensar a los especuladores que con la nueva administración el uso de las criptomonedas recibirá un fuerte impulso y han decidido especular con esa expectativa. Y como todo el mundo sabe, las expectativas son las que mueven la especulación, de ahí el creciente interés por los índices de miedo y avaricia que tan populares se han hecho en los portales de criptomonedas.

La Comisión de Bolsa y Valores estadounidense

Sin embargo, esta no es la única razón de la elevada cotización del bitcoin. En el repunte ha desempeñado un papel muy relevante la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) de EEUU. El 10 enero de este año, la SEC aprobó 11 fondos cotizados en bolsa (o ETF, por sus siglas en inglés) al contado referenciados al bitcoin. Los ETF son un instrumento de inversión que se negocia en una bolsa de valores de la misma manera que se negocian las acciones. Suelen replicar el rendimiento de un índice, como el S&P 500 o el Ibex35, lo que permite a los especuladores apostar a un determinado mercado o a un determinado sector sin tener que comprar esos activos de manera individual. Los ETF que replican el bitcoin siguen su cotización, lo que posibilitan al inversor especular con bitcoins sin necesidad de comprarlos.

Solo en su primer día de operaciones en el Nasdaq, la bolsa de Nueva York y la bolsa de opciones de Chicago, los ETF de bitcoin alcanzaron un volumen negociado de 3.000 millones de dólares, lo que muestra el interés de inversores y especuladores por esta fórmula.

Este cambio dará un fuerte impulso a la adopción de activos de este tipo en todo el mundo, y traerá cambios en la operativa con criptomonedas –las plataformas de intercambio de criptomonedas no serán la única opción–, y posiblemente este mercado atraiga a inversores institucionales. Y a medida que aumenta el número de especuladores, la cotización de las criptomonedas sube en la misma proporción, especialmente en el caso del bitcoin, cuya cantidad es limitada. La aprobación de los fondos cotizados hizo que el bitcoin subiera de los 40.000 dólares que valía en enero de este año a los 60.000 antes mencionados a los que cotizaba cuando se celebraron las elecciones presidenciales, a principios de noviembre, lo que supone una subida del 50% en menos de un año. Si a eso añadimos lo que ha subido después, resulta que en apenas un año su valor se ha multiplicado por 2,5.

El precedente

En la última década, la SEC había rechazado en varias ocasiones la puesta en marcha de ETF que replicaran el rendimiento de bitcoin. Argumentaba su negativa señalando la falta de madurez del mercado y el riesgo, más que probable, de manipulación. Pero en agosto de 2023, el Tribunal de Apelaciones de EEUU anuló uno de esos rechazos, lo que finalmente ha llevado al organismo regulador a optar por la aprobación de esos 11 ETF basados en bitcoin, algo que los especuladores ya habían descontado. De hecho, tras el fallo del Tribunal de Apelaciones, el bitcoin pasó de valer 24.000 dólares a los 40.000 que alcanzó en enero, esto es, en medio año se revalorizó en un 66%. De este modo, en poco más o menos un año y medio, el valor del bitcoin se ha multiplicado por cuatro. Y ya quedan muy lejos los 6.300 dólares que el bitcoin valía hace solo cinco años.

El bitcoin es un instrumento puramente especulativo. Se suele hacer mucho hincapié en los movimientos de los especuladores, algunos son públicos, como los que protagonizaba Elon Musk, pero otros muchos se ejecutan tras las bambalinas. Y entre estos, tienen gran importancia las decisiones legislativas y judiciales que van moldeando el campo de juego de la especulación con criptomonedas. Ampliar las posibilidades de utilizar estos activos significa aumentar el flujo de dinero que se introduce en este sistema cerrado, lo que inevitablemente empujará al alza su cotización.

Entre el miedo y la avaricia

Cuando la cotización da muchos bandazos, los especuladores intentan aferrarse a algo, y como detrás de las criptomonedas no hay nada, los portales se dedican a calcular el Índice del Miedo y la Avaricia. Esta semana, la aguja de la mayoría de ellos apuntaba a una avaricia extrema –83 sobre 100 el pasado miércoles–, lo que significa que hay mucho movimiento especulativo y es posible que los jugadores se dejen llevar por cierta imprudencia en sus decisiones. Alta avaricia indica que el mercado puede desinflarse pronto.

Por el contrario, cuando predomina el miedo –los valores cercanos a cero en el índice– muchos inversores han entrado en pánico y están quitándose de encima sus activos en criptomonedas, lo que denota que, tal vez, pueda haber alguna ganga. Esta es la teoría. En la práctica, los periodos de miedo y avaricia pueden prolongarse en el tiempo, sobre todo, cuando son el resultado de decisiones que han cambiado el campo de juego.

El primer índice de miedo y avaricia lo desarrolló en 2012 Jason Meshnick para la cadena CNN, en la que trabajaba como analista. Cuenta en un artículo que la idea se le ocurrió cuando estudiaba en 1999, justo antes de la explosión de la burbuja puntocom. Estaba intentando valorar las acciones de una empresa llamada JDS Uniphase que había pasado en seis meses de valer 25 dólares a 165. Para ello utilizó uno de los métodos habituales de análisis y obtuvo un resultado sorprendente: esa acción solamente valía 2,25 dólares. Si el mercado es eficiente, algo estaba mal. Total, que volvió a calcular el valor, pero la segunda vez supuso que la empresa crecería un 50% al año, una hipótesis extraordinariamente optimista. La segunda vez obtuvo un valor de 225 dólares por acción. En marzo de 2000 la acción alcanzó su máximo 235 –cerca del valor que había calculado– y cuando estalló la burbuja puntocom, el valor se desplomó hasta los 2 dólares, casi el valor que había calculado inicialmente. Y la conclusión que sacó era que en materia de inversiones todo se basa en el sentimiento, de ahí que captar esa sensación subjetiva fuera la clave.

A partir de esta idea construyó el primer índice general de miedo y avaricia. Para ello separó el sentimiento social y el de mercado. El primero se basa en lo que refleja internet y el segundo mide los datos del mercado, esto es, el modo en el que los especuladores están apostando.

Siguiendo esa metodología, los índices de miedo y avaricia suelen medir la volatilidad, es decir, cuánto cambia la cotización del bitcoin con respecto a la media de un periodo. Si fluctúa poco, es que se inclina hacia la avaricia. También miden el volumen con respecto a la media de un lapso de tiempo: cuando la magnitud de las compras es inusualmente alta, el ambiente es de avaricia. Estos dos factores suelen sumar el 50% del índice.

El otro 50% se calcula teniendo en cuenta el sentimiento social con factores como las publicaciones en redes sociales. Monitorean datos de las etiquetas de las cripto en X: si las interacciones crecen, hay interés y, por tanto, avaricia. También suelen utilizar encuestas semanales. Un tercer aspecto que miden es la dominancia del bitcoin. En periodos de avaricia, los especuladores suelen experimentar con otras monedas, pero en los de miedo, se quedan con lo conocido, el bitcoin. Por último, hacen un seguimiento del tipo de búsquedas en Google: no es lo mismo que suban las búsquedas del tipo «comprar bitcoin» –avaricia– que las del tipo «manipulación precio bitcoin» que claramente indican miedo. Y con estos mimbres tratan de captar el sentimiento especulativo.