BERTA GARCIA
CONSUMO

Hablamos de seguros

Es evidente que cada vez son mayores las necesidades de poner «seguridad» en nuestra vida diaria, unas veces por imposición –en el caso de los seguros de automóvil o los seguros ligados a las hipotecas de la vivienda– y otras por libre voluntad, intentando preservar algo que consideramos de valor.

Como en cualquier otro tipo de contratación general, en los contratos de seguros la parte más débil siempre es el consumidor o usuario. Si bien con la legislación vigente, en el caso de la ley del contrato de seguro (LCS; 14/2014 de 24 julio) se ha tratado de mejorar la posición del asegurado o consumidor, éste sigue encontrándose en una situación precaria, siempre por desconocimiento ante la compleja naturaleza del contrato y, por supuesto, de su terminología.

Conociendo estas premisas, es importante leer a fondo varias veces el texto y buscar las aclaraciones oportunas con el agente mediador, o con terceras personas expertas y ajenas a la compañía. Dado que la compañía de seguros está obligada a proporcionar un documento pre-contractual –o de propuesta de seguro–, es más fácil comprobar si el contenido que se va a firmar se ajusta a las expectativas demandadas para la modalidad que se necesita.

De especial interés supone la parte del clausulado particular en donde se recogen los aspectos limitativos o excluidos en la cobertura de la póliza (lo que no cubre el seguro) del tipo o modalidad de contrato que se trate. Y que cualquier modificación expresada o aclarada verbalmente (adición o supresión de algún aspecto) quede reflejada por escrito. Conviene guardar una copia de este documento hasta disponer de la póliza definitiva que se vaya a firmar, para comprobar que lo pactado previamente queda recogido en el contrato definitivo.

Desde este apartado dedicado al consumo vamos a seguir ahondando en el tema de los seguros, por tratarse de un sector en auge del que participamos la mayoría de las personas como consumidoras. En paralelo tiene una gran penetración en muchos aspectos de la vida cotidiana, por lo que van aumentando también el número de reclamaciones.