joseba Eizagirre
MOTOR

Un Monte-Carlo más histórico que nunca

Un Opel Ascona 2000 del año 1979 pilotado por los belgas Michael Decrement y Yannick Albert se proclamaba el pasado 1 de febrero vencedor de la vigésima edición del rally de vehículos históricos de Monte-Carlo, la mítica prueba de regularidad considerada como la más importante del mundo en su especialidad y la que registra mayor inscripción. De hecho, este año ha contado con la participación de nada menos que 338 coches de 26 nacionalidades, todos los cuales han corrido en alguna ocasión en la versión de velocidad de este rally entre los años 1955 y 1980. En segunda posición se clasificaba un Lancia Fulvia Coupe 1200 del año 1965 y en tercera posición, un Fiat 128 Rally de 1971, ambos de equipos italianos.

El rally, dividido en catorce etapas, partió el 28 de enero desde la pequeña localidad de Entrevaux, a la que fueron llegando los diferentes equipos provenientes de siete ciudades europeas: Reims (Estado francés), Estocolmo (Suecia), Glasgow (Escocia), Lisboa (Portugal), Copenhague (Dinamarca), Bad Homburg (Alemania) y Barcelona. Precisamente, desde la capital catalana partió el coche con el dorsal nº 1 (ganador del pasado año), un Alpine-Renault A110 del año 1973 pilotado por los suizos Daniele Perfetti y Ronnie Kessel, así como un ganador del Monte-Carlo de velocidad, Jean Ragnotti, que junto a su copiloto Sébastien Delanney encabezaba una nutrida representación de Renault 8 Gordini de 1969. Fue uno de los vehículos deportivos más populares de la historia de la marca francesa, ya que podía alcanzar una velocidad máxima de 175 km/h y su precio resultaba imbatible en su época, lo que propició que toda una generación pudiese acceder a la conducción deportiva.

El artífice de esa transformación fue el ingeniero Amédée Gordini, quien consiguió doblar la potencia del hasta entonces tranquilo motor del R-8 gracias al aumento de la cilindrada de 1.108 a 1.255 cm3, una nueva culata y dos carburadores Weber. Su carrocería azul con dos bandas blancas se convirtió en todo un clásico y no pudo faltar en la última edición del Monte-Carlo, también a bordo de un Renault 12 Gordini o incluso de un Renault 17 Gordini.

Desde Barcelona partió también un Seat 124 Especial de 1975 que atrajo la atención de los aficionados, ya que estaba pilotado por Salvador Cañellas y Daniel Ferrater, que regresaban a Monte-Carlo cuarenta años después de haber corrido esta prueba a bordo de un coche prácticamente idéntico, con el que consiguieron finalizar la carrera en cuarta posición, por detrás de otro Seat 124, pilotado por Antonio Zanini y Juan José Petisco, que lograba la tercera posición.

Y es que el 124 fue también uno de los vehículos de competición más destacados de la década de los 70, con el que la marca española comenzó su exitosa trayectoria en el mundo de los rallies. Fue fabricado bajo licencia Fiat entre los años 1968 y 1980 en las factorías de la Zona Franca de Barcelona y de Landaben (Nafarroa).

La preparación del coche para esta edición de 2017 ha corrido a cargo del departamento de coches históricos de Seat, que tuvo que adquirir un vehículo similar ya que uno de los que participó en 1977 se quemó y el otro está inservible. Tras encontrar uno hace tres años y adquirirlo por unos 2.500 euros, SCH ha invertido 3.200 horas de trabajo para dejarlo idéntico al que corrió hace cuarenta años, incluida la típica pintura negra y amarilla e incluso el número 18 en las puertas. El motor, eso sí, se ajusta a las especificaciones modernas y monta ahora un bloque de 1.756 cm3 y 155 caballos de potencia, al tiempo que presenta especificaciones de cara a la regularidad de la prueba, suspensiones a medida con muelles reforzados, un depósito de seguridad de 80 litros, baquet y arneses actuales homologados.

Junto al vehículo de Cañellas y Ferrater, Seat alineó otros dos coches para Monte-Carlo, un Seat 1430 de 1974 para Fernando Gómez y Juan Collín y un Seat 127 de 1973 para Francisco Hernández y Eloi Alsina.

Dede Barcelona partieron también cuatro tripulaciones femeninas, entre las que se encontraba la formada por Tere Armadans y Anna Vives a los mandos de un Volkswagen Golf GTI de 1979.

Variada muestra de marcas y modelos. En esta vigésima edición del rally Monte-Carlo de históricos ha estado presente una variada muestra de marcas y modelos, entre los que destacaban, por su antigüedad, un Austin Taxi belga del año 1951, un Citroën 11 BL francés de 1953 y un Triumph TR2 italiano de 1954.

También se pudieron encontrar rarezas como dos Zastava 1100 del año 1979, un Gaz Volga M21 de 1960, un Wartburg 353 de 1970 y un Lada 1500 de 1974 (marcas todas ellas de la antigua Europa del Este), un Matra Jet 6 francés de 1968, dos Lotus Elan de 1965 y 1967, un Ford Falcon Sprint de 1964 o cinco MG B británicos de los años 60.

Las marcas más habituales, como era de esperar, fueron las francesas como Renault, que además de los Gordini estaba representada en Monte-Carlo por modelos como el Alpine A110 y Alpine A310; Citroën, con varios DS o tiburón, Citroën GS y CX; y Peugeot, con un 504 Coupé de 1976, un 404 de 1971 y un 104 ZS de 1979 conducido por el propio presidente del grupo PSA, el portugués Carlos Antunes Tavares.

Entre las marcas alemanas, destacaban los Opel Kadett GTE, Opel Ascona 2000, VW Golf GTI, BMW 2002, Mercedes 220 o Porsche 911 y 914; y entre las italianas, los míticos Lancia Stratos, Lancia Fulvia y Lancia Beta, Fiat 131 Abarth, y Alfa Romeo 2000 GTV, sin olvidar el también mítico Ford Escort MKII.

Las marcas japonesas estuvieron representadas por modelos como el Mazda RX2, el Toyota Celica 1600 o el Datsun 240Z.