MIKEL SOTO
gastroteka

Vídeos guarros de comida

Tengo un amigo que define la comida perfecta para la resaca como hamburguesas con mucha salsa, sobre una pizza con bien de queso, que se dobla y mete en un pan de pita para finalmente freírlo todo en freidora. Lo cierto es que, con cierta periodicidad, se hacen virales videos que cocinan exageraciones similares, la mayoría de las veces provenientes de los Estados Unidos. Y es que, como comentaba alguien en Twitter, los norteamericanos comen como si tuvieran Seguridad Social.

Hace unas semanas estuvo circulando el delirante video de una receta por las redes que, resumiéndolo mucho, eran unas pechugas bien aderezadas y asadas; desmigadas, mezcladas con verduras y sazonadas con salsa barbacoa; puestas en capas sobre tortitas mexicanas con su correspondiente capa de queso entre cada una; cortadas en cuartos triangulares –de unos tres dedos de altura–; pasadas por harina, huevo y pan rallado; fritas y vueltas a juntar a fin de recuperar la forma redonda para, finalmente, ser coronadas con tomate, queso y pepperoni y metidas al horno para ser disfrutadas como una suerte de pantagruélica “tortiempanapizza” que me temo que ofendería a partes iguales a mexicanos e italianos.

Sé que contado así parece abrumador, pero verlo a toda velocidad es aún más angustioso. Conforme va avanzando la receta se apoderan de ti una mezcla de zozobra e incredulidad que se unen a cierta pulsión escópica que te obliga a no apartar la mirada de ese contador de calorías que va subiendo de cientos en cientos. Todo lo que dura el vídeo lo pasas pensando que este es el último paso. Spoilers: nunca es el último paso. Parece la escena final de un libro de Agatha Christie en la que Hércules Poirot te va haciendo creer que uno de los presentes es el asesino para inmediatamente virar y acusar a otro de los presentes y luego a otro… hasta llegar finalmente al culpable. Así pues, al llegar al final del vídeo, sientes que tienes las arterias ocluidas y percibes ya los síntomas del infarto. El asesino era el colesterol.

Tal vez sean peores las recetas dulces, puesto que los ingredientes suelen ser a menudo ultraprocesados. Es decir, el vídeo puede empezar por un bizcocho de chocolate desmigado y mezclado con crema y nata, puesto sobre una cama de mazapanes coronada con galletas Oreo, posteriormente bañado en chocolate fundido que se espolvorea después con lacasitos y se sirve con un par de bolas de helado... bañadas en sirope. Un cola cao y a la cama, vamos.

Webs. El caso es que son vídeos ágiles y sencillos grabados mediante una cámara cenital, es decir, desde arriba, que nos muestran de forma rápida y clara los pasos de una receta y, en un mundo en el que vamos saltando de página web en página web en escasos segundos, este formato ha demostrado ser muy efectivo para Internet. Las dos webs que se han hecho reinas por derecho propio de este formato son las estadounidenses So yummy y Tasty. Creo que la que se dedica al dulce, So yummy, es la más enfermiza, aunque no me atrevo a aseguraros si los vídeos más salvajes están directamente pensados para que se hagan virales y conseguir así más visitas a las webs. En su vertiente razonable son prácticos, aunque todo el mundo se queja de la diferencia entre lo filmado y la realidad. En su vertiente más guarrindonga se estudiarán para explicar el fin de la humanidad y, en nuestro caso, podemos correr el riesgo que tantas veces corremos con los estadounidenses, es decir, el de sentenciar “¡Están colgados estos yankees!”, y pensar que políticamente estamos mejor, socialmente más avanzados y gastronómicamente más sanos, cuando los indicadores nutricionales hace tiempo que empezaron a desviarse.