Arnaitz Gorriti
Kirol-erredaktorea, saskibaloian espezializatua / redactor deportivo, especialista de Baloncesto
Markus Howard durante el partido de play-off contra Penya.
Markus Howard durante el partido de play-off contra Penya.
Raúl BOGAJO (FOKU)

El estertor antes del silencio; o cómo el camino del Baskonia se dio contra un muro de hormigón

El juego del cuadro gasteiztarra ha sido vistoso y efectivo, y ello ha atraído de nuevo al público al Buesa Arena. Pero a la hora de la verdad, ha fallado sin paliativos, por lo que no parece tan fácil apostar por que continúe Joan Peñarroya aunque tenga otro año de contrato.

«Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu»
Lucas 23:46

La frase atribuida a San Ignacio de Loyola, «en tiempo de tribulación, no hacer mudanza», podría venir muy bien para explicar a este Saski Baskonia posterior al 30 de mayo de 2023, una vez consumada la eliminación en los cuartos de final de los play-offs de la Liga ACB ante el Joventut. Una «barrida» en toda regla, aunque el margen de error que permite una eliminatoria al mejor de tres resulta demasiado estrecha. ¡Bendito el día en el que la ACB accedió a atender a la palabrería de quienes dicen amar el basket solo como apéndice del fútbol, de ciertos círculos de poder capitalinos que no tenían nada mejor en lo que sembrar cizaña!

Pero quejas históricas aparte, el 0-2 del Joventut sobre Saski Baskonia es inamovible, y se mire por donde se mire, seguirá siendo un 0-2 ilevantable, convertido el Joventut de Carles Durán en la bestia verdinegra que ha apeado a los gasteiztarras a su casa con el rabo entre las piernas así en la Copa como en la Liga ACB. Todo ello con el añadido de quedarse fuera del Top 8 de la Euroliga; es decir, fuera de los play-offs de cuartos de final, en la última jornada.

Dan ganas de aullar a los cuatro vientos y escupir sapos y culebras porque la sensación arenosa en la boca de haber mordido el polvo es horrible. Si eso sirviera de algo, se podría decir que la Penya es un equipo inferior al Baskonia, que por algo no juega la Euroliga y que ha acabado la Fase Regular de la Liga ACB en séptima posición, con un balance de 19-15, nueve victorias menos que los de Joan Peñarroya, arrastrando una racha final pésima: seis derrotas en las siete últimas jornadas, amén de recordar que Gran Canaria les cerró la puerta de la Euroliga 2023/24 en semifinales y que, en semifinales, no fueron capaces de alcanzar la final de Copa que se jugó en su propia cancha, el Palau Olìmpic, porque Lenovo Tenerife sacó provecho del vértigo que padecieron los de Carles Durán.

Se podrá decir eso y más, pero no dejarán de ser pataletas de mal perdedor. Si un equipo inferior a ti te elimina porque ha sido mejor, o lo has hecho muy mal o tu rival lo ha bordado. Y ciertamente, el juego de los gasteiztarras ha dejado mucho que desear en esta corta postemporada, pero es que además, la Penya lo ha bordado, sobre todo en el partido de Gasteiz y durante tres cuartos del segundo partido, sobreviviendo a sus propios miedos en los minutos finales.

La luz del tren

«Hay que disfrutar del camino», ha comentado Joan Peñarroya a lo largo de la temporada. Y ciertamente, el camino por el que ha transitado este Saski Baskonia durante meses y meses ha sido florido, hermoso, brillante y hasta recargado de epítetos elogiosos. Un baloncesto moderno basado en el triple, en las posesiones cortas, siendo uno de los máximos anotadores de la Euroliga y el máximo, con muchísima diferencia del resto, en la Liga ACB. Invicto en aquel mágico mes de diciembre que lo llevó a acabar 2022 en la primera plaza de la Euroliga, gestándose el famoso "Plan Kaunas"...

Sobre todo, la llegada de Joan Peñarroya ha conseguido abrir puertas, ventanas y espacios cerrados y casi clausurados. El de Terrassa es un entrenador ya curtido, empezando por sus andanzas en Andorra así en la LEB Oro como en la Liga ACB, sumando los primeros títulos de su palmarés como técnico al frente de San Pablo Burgos –dos FIBAs BCL, una Copa Intercontinental y una condición de semifinalista en aquel play-off de la "burbuja" de Valencia–, para dar el salto a una silla eléctrica como es Valencia Basket, haciendo las cosas bien pero sin rematar ninguna faena, antes de recalar a un Saski Baskonia que necesitaba como el comer y el beber a un técnico que rompiera el bucle de los Ivanovic, Spahija, Perasovic, Pedro Martínez, y al mismo tiempo se elevase a esos altares de los técnicos continentales, que es un gremio cerrado donde los haya.

La llegada de Joan Peñarroya ha oreado al Baskonia y ha devuelto unos 2.000 espectadores más al Buesa Arena respecto del año pasado. Ahora que no faltan voces en las que se recuerda que Saski Baskonia alcanzó las semifinales de la Liga ACB, superando en play-offs al Valencia Basket del propio Peñarroya, rompiéndole el factor cancha, para más inri –cuando todo ello es cierto–, quizá había que recordar el desesperante año que se vivió de la mano de Dusko Ivanovic y Neven Spahija, con el montenegrino llegando a sacrificar a media plantilla para «morir de pie» y jugar solo «con los jugadores en los que confías» aun a costa de sacrificar a media plantilla (sic), incapaz de conseguir integrar a un Wade Baldwin en la dinámica del club ni de la ciudad. Tampoco hace falta olvidar que Saski Baskonia ni llegó a la Copa el año pasado y que las escasas opciones de colarse en el Top 8 de la Euroliga llegaron tras la exclusión de los conjuntos rusos tras la invasión de Rusia a Ucrania, sin que Neven Spahija aportara gran cosa al juego gasteiztarra que no fuera mandar a Tadas Sedekerskis de la titularidad al ostracismo.

En fin, hacer comparaciones nunca es elegante ni edificante y menos aún cuando el objetivo no tiene nada que ver con el juego y sí con la percepción y los gustos personales. Sea como fuere, el famoso camino que ha trazado este Saski Baskonia se ha topado con finales entre abruptos y crueles, como si la búsqueda de la luz al final del túnel se hubiera topado con un tren bala arrollando a los de Peñarroya.

Magia y triples

De lo que no cabe duda es que el aficionado baskonista tiene motivos para sentirse decepcionado porque el juego le ha hecho soñar. En casa, los gasteiztarras han sido intratables, al punto que solo Barça –el único que ha ganado dos veces en Zurbano–, Olympiacos, AS Mónaco, Lenovo Tenerife y la Penya han sido capaces de arrancar la victoria. Más aún, el Real Madrid, flamante campeón de Euroliga, ha perdido sus cuatro partidos ante el Baskonia, y equipos como Maccabi, Fenerbahçe, Zalgiris o Virtus de Bolonia se han llevado auténticos correctivos.

Por no hablar de la Liga ACB, en el que desde el primer partido –con los gasteiztarras remontando un 22-35 adverso para terminar arrollando a Unicaja, a la postre campeón de Copa, por 103-89– Saski Baskonia se ha mostrado apabullante y, todo hay que decirlo, mucho más competitivo que lejos de casa, aunque esta tara ha causado más daño en Europa que en la competición doméstica... salvo en los play-offs.

Este año ha sido de empacho de palomitas, ya que el club ha repartido palomitas cada vez que los suyos han alcanzado los 100 puntos, algo que ha sucedido la friolera de 15 veces.

Fuera de casa hay que distinguir la Euroliga con la Liga ACB. En Europa el juego a domicilio ha sido su gran cruz, al conseguir solo cuatro victorias, con derrotas sangrantes ante los seis peores equipos de la competición. En la competición doméstica los gasteiztarras han cerrado la Fase Regular con solo seis derrotas, únicamente cuatro fuera de casa –Tenerife, Barcelona, Obradoiro y Manresa–.

Al final, los gasteiztarras han encabezado las estadísticas ligueras en valoración (107), anotación (92), asistencias (20,06), triples en número de convertidos (12,32) y en porcentaje (40,68%), y son uno de los mejores cinco equipos en porcentaje en tiros de dos (57,63%), número de tiros libres (15,03), rebotes defensivos (26,06) y mates (3,26).

Pasando a los nombres propios, no se puede comprender este Saski Baskonia 2022/23 sin Darius Thompson y Markus Howard. Su inclusión en el quinteto ideal de la Liga ACB, añadiendo el segundo mejor quinteto de la Euroliga en el caso de Thompson, no es casual. Las explosiones anotadoras han venido de la mano del escolta de Nueva Jersey, siendo el tercer máximo anotador de la ACB con 16 puntos por partido, promediando 3 triples por encuentro, en buena medida porque ha alternado días de acierto sobrehumano a otros con la mira desviada. En el caso de Thompson, ha sido el cerebro pensante de este Baskonia, uno de los jugadores más desequilibrantes de la competición así doméstica como continental, en el que la falta de un suplente de garantías ha supuesto exprimirlo hasta el exceso, provocándole una fatiga que ha sido crucial en el desenlace.

Daulton Hommes y Dani Díez, rozando el 50% de efectividad en los triples y un Giedraitis rozando el 75% de acierto en el tiro de dos, luego de que ha podido jugar mucho más suelto que hace un año ya que ha podido jugar más sin balón y abusar menos del bote, han sido el muestrario de un equipo amplio a lo largo del año, en el que Peñarroya ha repartido los descansos, siendo Daulton Hommes, a cuenta de sus rodillas, quien más partidos se ha perdido. En ese sentido, Arturs Kurucs y puntualmente Sander Raieste han exhibido detalles más que interesantes, mientras que Tadas Sedekerskis, a pesar de que una lesión muscular lo tuvo parado durante buena parte de marzo y abril, ha regresado a un buen nivel, ejerciendo principalmente de alero, aunque también como ala-pívot ocasional.

La otra gran noticia del Baskonia 2022/23 ha sido Maik Kotsar, que pese a las invectivas de Txus Vidorreta en un tiempo muerto, ha demostrado ser un pívot mucho menos tosco de lo que aparenta. Un pívot grande, con el que por fin se han visto buenos bloqueos y que ha ido mejorando desde la línea de tiros libres.

Matt Costello ha sido un jugador algo desubicado, queriendo usarlo de ala-pívot, al final se ha erigido en pívot puro y ha alternado grandes partidos, como su MVP de la jornada en la grandiosa victoria en la prórroga ante Anadolu Efes, y ciertas limitaciones físicas cuando mayor ha sido la exigencia. Costello ha demostrado tener recursos dentro y fuera de la pintura, pero no ha sabido tomar las mejores decisiones, ya que ha abusado en exceso del triple, llegando a desequilibrar el juego gasteiztarra, sobre todo cuando le ha tocado ejercer de pívot.

Con la base de Thompson, Howard, Giedraitis, Hommes y Kotsar, junto con los Marinkovic, Sedekerskis, Matt Costello y Dani Díez han formado una columna vertebral identificable y que por momentos ha rayado la excelencia, pero que por su propia configuración ha ido descuadrándose hasta terminar de romperse cuando más solidez precisaba la exigencia del calendario.

La ilusión de Pierriá Henry

La rueda de prensa de Joan Peñarroya del 23 de octubre, después de derrotar al Real Madrid por primera de las cuatro veces de esta campaña (88-82), terminaba con el anuncio de la llegada de Pierriá Henry, toda vez que el de Virginia no lograba hacerse hueco en la NBA. Empezaba la segunda etapa de "Pi" en el seno baskonista, y tras un breve período de adaptación, el mejor momento del Baskonia. De hecho, la gran duda de este equipo reside en conocer cuánto hubieran cambiado los resultados de haber podido contar con Henry hasta final de temporada.

En su presentación dijo que «estamos aquí para hacer grandes cosas». ¡Vaya que sí! La gran racha de diciembre de Saski Baskonia comenzó el 27 de noviembre, con triunfo por 93-68 ante Bàsquet Girona. En adelante, el cuadro gasteiztarra sumó una racha de seis partidos de Euroliga –incluyendo los dos de Estambul– y otros seis de Liga ACB –aunque la racha en la competición doméstica duró dos partidos más– sin conocer la derrota hasta el inesperado tropezón ante el Alba Berlín del 5 de enero. Un 85-84 en el que los gasteiztarras remontaron 15 puntos de desventaja para dejar escapar tres tiros ganadores.

Fueron los días de vino y rosas como los 9 triples que le metió Markus Howard a Gran Canaria, las victorias a domicilio ante Anadolu Efes pese a la ausencia de Henry, ausente por motivos familiares y Fenerbahçe –con Pierriá Henry jugando pese al jet lag–. Ganar el Real Madrid el 29 de diciembre sirvió para terminar 2022 encabezando la Euroliga y ganándose el derecho de soñar a lo grande.

Henry, a toro pasado es fácil decirlo, le dio equilibrio a la defensa gasteiztarra. Ni antes ni después en toda la temporada se vio a los gasteiztarras dejar a un rival en 53 puntos como al Bayern de Múnich, en 62 al Armani Milano, en 70 en casa a Fenerbahçe, o meterle un parcial de 35-15 al Real Madrid en un cuarto en el que los merengues, después de anotar dos triples en un minuto, en los 9 minutos restantes solo anotaran desde la vía del tiro libre.

Fueron 13 partidos de Euroliga y 10 de Liga ACB los que jugó Pierriá Henry, promediando 23 minutos, 8,91 puntos, 6,3 asistencias, 2,8 rebotes, 1,43 robos y con dos únicos lunares: 2,48 pérdidas y el tiro de tres, con un porcentual del 29,17% desde la larga distancia, limitando su acierto exterior casi siempre a los tiros frontales.

Hasta que, de pronto, se ausentó del partido de Euroliga ante el Bayern de Múnich del 10 de enero aduciéndose problemas en el sóleo después de jugar 48 horas antes frente a Valencia Basket sin aparentes molestias. Pronto saltó la desagradable sorpresa de que un resultado irregular en un control rutinario antidoping de la FIBA –pero en ningún caso con resultado positivo por sustancia alguna, según subrayó el propio Baskonia– suponía retirársele al de Virginia la licencia para seguir jugando. Su última aparición pública fue en el duelo ante Anadolu Efes el 27 de enero, un duelo por todo lo alto resuelto por 114-111 en la prórroga para Saski Baskonia, convertido en un emotivo homenaje y, en perspectiva, el punto álgido de una temporada que, tras el forzado adiós del base de Virginia, no ha hecho sino ir cuesta abajo. Y sin que el retorno del jugador tengas visos de ocurrir en breve.

Decisiones equivocadas

Max Heidegger llegó el 28 de enero desde Turquía, con un contrato hasta el 30 de junio de 2024. Siendo como era un referente claro del Merkezefendi, promediando 19,5 puntos y 6,3 asistencias, se esperaba que pudiera estar preparado para el salto. Todo el mundo sabe que Alfredo Salazar tira con bala en sus elecciones, por lo que se esperaba que, tras un período de adaptación, fuera el suplente requerido para Darius Thompson.

No ha sido el caso. En la Liga ACB todavía tuvo partidos notables, como pudieron ser sus 18 puntos en la victoria frente a Unicaja antes de disputar la Copa, los 22 cosechados ante Obradoiro, los 26 frente a Manresa y los 16 tantos cosechados en el WIZink Center de Madrid. En total, 8,8 puntos y 3,6 asistencias de promedio en 19 minutos. Pero en la Euroliga las costuras saltaban dramáticamente: menos de 9 minutos por partido, 2,5 puntos y 2 asistencias. Como al principio de temporada, Darius Thompson se encontraba solo ante el peligro y Peñarroya con la necesidad de trampear con Howard, Kurucs y hasta Marinkovic haciendo las veces de armador.

Y en estas llegó el primer sopapo de realidad de la Copa. «Si estamos a buen nivel me veo jugando la final de la Copa», dijo Joan Peñarroya. Sin Real Madrid ni Barça, ni Valencia Basket; es decir, sin un solo rival que jugase la Euroliga, en su lado del cuadro, el camino parecía asequible, por lo que nadie tachó al de Terrassa de excesivamente optimista. Pero después de una primera mitad buena, a la que se llegó por delante en el marcador, 35-42, un parcial de 33-15 sirvió para que la Penya voltease el marcador y, con el viento de cola, se llevase el triunfo por un claro 94-81, y el primer regusto arenoso en la boca del Baskonia.

El segundo zarpazo llegaría en la Euroliga, cayendo del Top 8 por primera y última vez en la última jornada de la Fase Regular, luego de que Saski Baskonia cediera ante Olympiacos y Zalgiris superase al Bayern por 80-83. Aquello dolió en cuanto que había sido una continua cuesta abajo desde el liderato con el que se alcanzó el Año Nuevo, pero una vez más, el camino había sido mucho más bonito que el resultado final. Pero visto lo visto, se pudo tragar ese sapo con relativa facilidad, toda vez que nadie apostaba por los gasteiztarras entre los ocho primeros cuando arrancó la competición continental.

La ACB era otra cosa, ya que se peleó hasta la penúltima jornada. Ya para entonces Hommes dejaba de ser el descarte de la competición doméstica en detrimento de Enoch. El pívot estadounidense de pasaporte armenio llegó en la campaña 2021/22 del Obradoiro como un talento por pulir, porque sus habilidades individuales físicas y técnicas llegan con unas carencias importantes de serie, sobre todo en el entendimiento de juego. Es por eso que Kotsar le ha ganado de la mano su condición de pívot titular pese a no tener tanto talento, ni de lejos. Lo peor para el jugador no era, además, que fuera el habitual descarte, sino que la afición se acostumbró a ello.

Y por eso sorprendió mucho más el descarte de Heidegger para el primer partido de play-offs ante la Penya, y tras la derrota con los famosos 36 puntos de Kyle Guy, la decisión de reintroducir a Heidegger, pero en lugar de Hommes en vez de un Enoch que, en todo caso, no jugó ni un segundo en este segundo partido.

Ahí está el gran borrón del Baskonia, el gran borrón que siembra de dudas el largo verano que toca atravesar. Cuando han llegado los momentos de la verdad, bien sea por imposición en el caso de Henry o por decisión propia, el juego gasteiztarra ha estado plagado de malas decisiones, de una ansiedad que no existía en el mes de diciembre, toda que los alaveses eran un equipo revelación que copaba la parte alta de todas las clasificaciones haciendo un juego moderno y vistoso, y sin pedir permiso. De pronto la rotación cambiaba y en vez de jugar con 10 u 11 jugadores, Peñarroya apostaba por 9. De pronto, un rival sin nada que perder le aplicaba su propia medicina, sin poder aducir que tiene un presupuesto y mayor disponibilidad al talento. De pronto, ese camino tan bello se topa contra un muro de hormigón que lo echa todo al garete.

¿Y ahora qué? Buena pregunta, porque hay respuesta para todos los gustos. En el año 2008, Neven Spahija dirigió a uno de los mejores Baskonia que se recuerdan a la Final Four de Madrid, a caer ente la Penya en la final de Copa de Gasteiz y a ganar la Liga ACB y la Supercopa. Y no fue renovado, porque aquel vestuario campó por sus respetos durante muchos meses y se vieron varias derrotas en casa realmente inadmisibles, como ante aquel Caja San Fernando del llorado Manel Comas o frente a León, ambas en casa. Otro entrenador que tampoco fue renovado fue Sito Alonso, en 2017, pese a alcanzar los mínimos exigidos por Josean Kerejeta: semifinales de Liga y Copa, y cuartos de final de la Euroliga ante el CSKA. Sin duda, el juego gasteiztarra fue cuesta abajo a partir de la Copa de Gasteiz y fue el Valencia Basket de Pedro Martínez y San Emeterio su verdugo.

Si la cuestión es valorar principalmente el camino y no tanto los resultados, Joan Peñarroya debiera cumplir su segundo año contractual. Si lo que priman son los resultados por encima de todo, Joan Peñarroya será otra víctima de la silla eléctrica del banquillo gasteiztarra, por más que le quede un año. Además, sabido es que cuando los rectores baskonistas se limitan a decir que tal o cual jugador o técnico «tiene contrato en vigor», están lanzando un mensaje para cualquiera que se interese por él, porque le tocará pasar por caja.

Darius Thompson, superado por el cansancio, la ansiedad y el marcaje de Guillem Vives en los play-offs. (Raúl BOGAJO/FOKU)

Asimismo, habrá que ver cuántos y en qué condiciones siguen. El Baskonia parece dispuesto a hacer un esfuerzo por Markus Howard, ya que su talento lo merece; en cambio, ya se oyen cantos de sirena de equipos como Armani Milano por Darius Thompson –valiéndose de su condición de comunitario, al disponer de la nacionalidad italiana–, al tiempo que si Giedraitis, que termina contrato, no acepta la oferta a la baja del club, tampoco seguirá por Gasteiz, por más que haya declarado lo a gusto que se siente en tierras alavesas. Huelga decir que Enoch y Heidegger casi seguro no continuarán, pero tampoco parece que Hommes siga, sobre todo cuando parece que se operará de la rodilla este verano. Jugadores como Raieste y Kurucs, al menos los dos, no lo tendrán fácil para seguir, y luego habrá que ver qué ofertas llegan, si fuera el caso, a jugadores como Costello, el propio Kotsar y demás.

Todo un puzzle por confeccionar cuando el ruido de la abrupta eliminación se pierda en el aire y quede el silencio que sigue después de la última frase, «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu».