Jon ORMAZABAL

La estadística refuerza un clásico que sigue atrapando a los pelotazales

Olaizola II y Martínez de Irujo se han enfrentado un total de 76 ocasiones, de las cuales la del Cuatro y Medio el domingo en el Bizkaia de Bilbo será la decimosegunda final, con 38 victorias para cada uno.

«Que se llene el frontón de Bilbo, 3000 butacas a tope, es algo que a nosotros también nos gusta. Al final se ha convertido en una especie de derbi, hay competencia entre los aficionados por ser de Aimar o de Irujo, y a nosotros también nos orgullece eso de jugar con el frontón lleno y poder decir que también somos rentables». La reflexión, sincera, es de un Juan Martínez de Irujo que el domingo disputará su vigesimoprimera final en once temporadas como profesional. En doce, es decir, en más de la mitad de ellas, su rival habrá sido un Aimar Olaizola que alcanzará un número mucho más emotivo para los pelotaris, el 22. Es decir, entre ambos sumarán 43 participaciones en una final, un número a todas luces esclarecedor de la superioridad que ambos delanteros ejercen en la actualidad.

Es más, habría que retroceder más de dos años, hasta la final del Parejas de 2012, disputada por Titín III-Merino II ante Xala-Laskurain, en el mismo frontón de Bilbo, para dar con la última final en la que ninguno de los dos estuvo presente. El dato es aún más espectacular si nos referimos a las luchas individuales, ya que la última sería el derbi de Leitza entre Oinatz Bengoetxea y Abel Barriola en 2008, el único en el que ninguno de los dos ha estado en la final desde el debut del de Ibero en la distancia en 2004. Todavía habría que tirar más de memoria o de hemeroteca para dar con una final del acotado sin ninguno de los dos protagonistas de este año, concretamente hasta la de 2007, peleada por Titín III y Abel Barriola en el Ogeta gasteiztarra.

Igualdad máxima

Como en otros aspectos de la vida, las grandes rivalidades y las pasiones que estas han suscitado han sido uno de los ejes sobre los que han evolucionado muchos deportes. Los combates entre Frazier y Ali, las finales entre Lakers y Celtics, la lucha entre Alain Prost y Ayrton Senna, las guerras hasta ideológicas entre Coppi y Bartali o Kasparov y Karpov, los sprints entre Karl Lewis y Ben Johnson... han sido recordados como algunos de los momentos más recordados de la historia del deporte.

Dentro de su localidad y de sus limitaciones, la historia de la pelota a mano también está jalonada por grandes rivalidades, pero difícilmente podrá ninguna suscitar tantos debates como la existente actualmente entre Martínez de Irujo y Aimar Olaizola. Y es que, al margen de fobias y de filias, de conectar más o menos con el carácter de uno y de otro, lo que está claro es que parece imposible, al menos con datos objetivos, decantarse por uno o por otro.

En ese sentido, además de para repartir la última txapela de este 2014, la final del domingo servirá para desnivelar una balanza que parece increíble pueda estar tan nivelada. El más pragmático podría decir que la única forma de esclarecer este debate sería mirar las veces que ambos pelotaris se han enfrentado y ver quién de los dos ha llegado más veces a 22, una solución que, al menos hasta el domingo a eso de las siete de la tarde, no serviría de nada, ya que ambos han vencido en 38 de las 76 veces en las que han estado enfrente del otro.

Evidentemente, la distribución de estas victorias no es homogénea y cada uno destaca en u apartado concreto. Así, Juan Martínez de Irujo tiene números muy superiores en los partidos de campeonato del Parejas, con 15, por solo seis del de Goizueta. El de Asegarce, por su parte, ha obtenido más triunfos en campeonato del Cuatro y Medio, seis por tres del de Aspe, curiosamente todos ellos obtenido en semifinales, dos de ellos en Gasteiz y uno en Bilbo, el último obtenido, en 2008.

Aunque el palmarés del Manomanista es más amplio en el caso del de Ibero, es Aimar Olaizola el que más veces se ha impuesto en estos enfrentamientos directos, aunque la diferencia es mínima, (4-3). Eso sí, como se puede ver en las fichas que acompañan este informe, las cuatro últimas finales individuales han caído del lado del más veterano de los dos, por lo que Martínez de Irujo seguro tendrá una espinita que tendrá clavada.

Tuvo su pequeña revancha el vigente campeón Manomanista en el último precedente, el Parejas de este mismo año, el ganado junto a Barriola, en el que además de cortar la mala racha ante Olaizola II, también pudo amigarse con el Bizkaia de Bilbo.

Situaciones de todo tipo

Como es natural, en estos once precedentes, ha habido situaciones de todo tipo. Aunque pudiera pensarse lo contrario, Martínez de Irujo sostiene que, «me suelo acordar más de las finales que pierdo y, además, la gente también suele recordarte más esas en las que no ganas».

«Siempre he dicho que es la txapela más especial de las que he ganado», rememora Aimar Olaizola de su primer título en toda la cancha (2005), tras el frustrado intento de horrible recuerdo de 2003 ante Patxi Ruiz, con un eterno aplazamiento por culpa de una lesión. Fue además, una final memorable por el fondo y por la forma. «Comencé perdiendo fácil, creo que incluso llegué a ir con un 15-6 en contra, y darle la vuelta a una final individual de esa manera te hace una ilusión terrible».

El de Ibero tampoco tiene para olvidar aquella primera derrota ante el de Goizueta y en la que, a su parecer, una de las claves estuvo en la fractura del dedo meñique con la que jugó.

Si en las finales del acotado el especialista es Olaizola II, ha vencido en las siete disputadas, tres de ellas ante Martínez de Irujo, es el de Ibero el que se ha mostrado infalible en los duelos directos por parejas, con el aliciente de haber podido compartir y celebrar las txapelas con tras grades amigos como el «mariachi» Martínez de Eulate, Fernando Goñi y Abel Barriola.

La conseguida con el de Zubiri en aquella final de 2009 fue, sin duda, la más agónica. «Con 21 iguales, a Fernando Goñi se le escapó una pelota desde el siete, cayó encima de la chapa y fue una explosión de alegría», recuerda el de Ibero, cuya memoria da incluso con un incidente lamentable y, por supuesto, a erradicar en los frontones. «Me acuerdo que alguien tiró un hielo -fue en un momento de máxima tensión con 18-19 en el marcador según la hemeroteca- y el juez tuvo que parar el partido par secar la cancha».

Tres años antes fue Aimar Olaizola el que tuvo un desgraciado percance. «Esta final sí que fue especial y me acuerdo bien, porque camino a Gasteiz tuve el primer y el único accidente de coche de mi vida. Estaba medio nevando, me tocó granizo...Fueron muchas cosas, llegué tarde al frontón y creo que estuve un poco fuera de sitio», rememora el de Asegarce.

La dedicatoria de la quinta txapela del acotado a su recién fallecido aita Andrés por parte de Aimar en 2011, la silla destrozada por la impotencia Irujo en el Manomanista 2011...El clásico ha dado grandes momentos además de calidad y emoción.

El alegitarra Iñaki Artola, último campeón del acotado en la categoría de Promoción fue el pelotari escogido por Aimar Olaizola para realizar su último entrenamiento en el Bizkaia antes de la disputa de la final del Cuatro y Medio. La que tuvo lugar ayer por la tarde fue una sesión sin demasiados sobresaltos, en la que, además de jugar un partidillo, entrenaron los saques y los remates. Los dos finalistas están citados hoy al mediodía para elegir el material.

Aimar Olaizola

La primera txapela del Manomanista, la de 2005, en el primer enfrentamiento de ambos, justo después de la grave lesión de 2003 ante Patxi Ruiz, o la txapela del acotado dedicada a su recién fallecido aita Andrés son dos de sus recuerdos más emotivos.