Estados Unidos anunció ayer su retirada de la Unesco, a la que acusó de mantener un «sesgo antiisraelí». Washington, no obstante, dijo querer conservar un estatus de «observador» para aportar «la visión« y la «experiencia» de EEUU en la protección del patrimonio mundial, la libertad de prensa y la promoción de las ciencias y la educación.

«Esta decisión no ha sido tomada a la ligera», aseguró EEUU, que la justificó por las cuotas impagadas, la necesidad de una profunda reforma en la organización y su «persistente sesgo antiisraelí».

EEUU ya se había distanciado en ocasiones anteriores de una organización que resulta especialmente incómoda para sus políticas y alianzas. En 1984, bajo la Presidencia de Ronald Reagan, lo hizo por su «politización externa», y no regresó hasta 2003. En 2011, con Barack Obama en la Casa Blanca, suspendió su financiación por la admisión de Palestina como estado miembro, pero siguió sentándose en su Consejo Ejecutivo. Ahora, a la alianza estratégica con Israel añade el rechazo de Donald Trump a los organismos multilaterales.

Washington había advertido en julio de que reconsideraría sus lazos con la Unesco después de que declarara la ciudad cisjordana de Hebrón, ocupada por Israel, como zona protegida del patrimonio mundial, vinculándola a Palestina.

La directora general de la Unesco, Irina Bokova, dijo «lamentar profundamente» la retirada de EEUU, que no será efectiva hasta el 31 de diciembre de 2018, según los estatutos de la organización. «La universalidad es esencial en la misión de la Unesco para construir la paz y la seguridad internacionales frente al odio y la violencia, a través de la defensa de los derechos humanos y de la dignidad humana», añadió.

Por su parte, Israel no solo se felicitó por la decisión de EEUU, que calificó como «el inicio de una nueva era, la era en que, cuando se discrimine a Israel, habrá que asumir las consecuencias», sino que siguió sus pasos. Así el gabinete del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció que «ha dado instrucciones al Ministerio de Asuntos Exteriores para preparar la retirada de Israel de la organización, paralelamente a EEUU». «La Unesco se ha convertido en el teatro del absurdo donde se deforma la Historia en lugar de protegerla», lo justificó.

Al-Fatah y Hamas se dan dos meses para concluir la reconciliación

Hamas y Al-Fatah firmaron ayer en El Cairo un acuerdo en el que se dan un plazo de dos meses para resolver el problema de la reconciliación y poner fin a una década de enfrentamientos. Después tensas negociaciones en la capital egipcia, el acuerdo establece que la Autoridad Palestina (ANP) asumirá antes del 1 de diciembre todas las responsabilidades en la Franja de Gaza, actualmente bajo control de Hamas. En este tiempo, ambas facciones deberán resolver todavía cuestiones pendientes y el próximo 21 de noviembre discutirán de nuevo en El Cairo la formación de un Gobierno de unidad.

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, aseguró que «es el acuerdo final» para poner fin a las divisiones palestinas, después de reiterados fracasos de acuerdos precedentes. Como avance, 3.000 policías de la ANP se desplegarán en Gaza. Pero aún quedan cuestiones cruciales como la seguridad y la fuerza de 25.000 hombres armados de Hamas. Abbas rechaza «clonar la experiencia de Hizbulah en Líbano», pero Hamas asegura que la cuestión de las armas no es negociable.

Mientras en las calles de Gaza se celebraba esta nueva oportunidad, Israel aseguró que la reconciliación «no hace más que complicar» la búsqueda de la paz y exigió que cualquier pacto intrapalestino pase por el reconocimiento de Israel y la entrega de armas de Hamas.GARA