GARA
GINEBRA

Rabat y el Polisario, cara a cara seis años después

El Frente Polisario y Marruecos se sientan de nuevo cara a cara en Ginebra, seis años después de las últimas negociaciones fracasadas. Junto a Argelia y Mauritania, las delegaciones comenzaron ayer las primeras reuniones que la ONU presenta como «el primer paso del renovado proceso de negociación» pero sin muchas expectativas. El Polisario desconfía de la voluntad negociadora de Rabat y cree que solo quiere ganar tiempo ante la presión internacional.

Las conversaciones entre Marruecos, el Frente Polisario, Argelia y Mauritania comenzaron ayer en la sede de la ONU en Ginebra, con el objetivo de reanudar las negociaciones sobre el territorio de Sahara Occidental, estancadas desde 2012.

La ONU presenta este encuentro como un «primer paso hacia un proceso renovado de negociaciones de cara a alcanzar una solución justa, duradera y mutuamente aceptable que permita la autodeterminación del pueblo del Sahara Occidental». Planteada en forma de «mesa redonda», la primera reunión duró unas tres horas y hoy continuarán los contactos.

El expresidente alemán Horst Köhler, al cargo del dosier desde 2017, espera al menos «iniciar un nuevo capítulo en el proceso político». El portavoz del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, instó a todas las partes a «comprometerse en las discusiones [...] sin condiciones previas y con un espíritu constructivo».

El Polisario, que proclamó en 1976 la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), reclama un referéndum de autodeterminación para poner solución al conflicto, que estalló cuando se fueron los colonos españoles.

Marruecos rechaza cualquier solución distinta a una autonomía bajo su soberanía. Controla de facto el 80% de ese territorio de 266.000 km2, que trata como a una provincia más, dotada de unos mil kilómetros de litoral de pesca abundante y un subsuelo rico en fosfatos, que son explotados por Rabat.

A la espera de una solución, 170.000 refugiados, según el Polisario, viven en condiciones precarias en los campos del desierto de Tinduf, en Argelia.

El orden del día es bastante vago: «situación actual, integración regional, próximas etapas del proceso político», según la ONU, cuya idea es no meter «demasiada presión y expectativas» en esta primera sesión. «Es positivo que se lleven a cabo estos diálogos. Pero será difícil que se produzcan progresos reales. Hasta la fecha, las acciones de Marruecos han dado claramente la impresión de que no va a Ginebra para negociar», indicó a AFP Nour Bakr, integrante de un grupo consultor diplomático que asesora al Polisario.

Marruecos afirma que no transigirá sobre lo que estima «el carácter marroquí del Sahara». En su delegación, encabezada por el ministro de Exteriores, Nasser Bourita, no participa, como estaba inicialmente previsto, Yasin Mansuri, director de los servicios de contraespionaje y próximo a la monarquía alauí.

El Polisario considera que Rabat puede intentar ganar tiempo frente a la presión internacional ante un conflicto que repercute en todo el Magreb.

Una ocupación mantenida desde la Marcha Verde, con guerra, muros y el rechazo a la ONU

En 1975, la Corte Internacional de Justicia de La Haya se pronunció a favor de la autodeterminación de la población saharaui, pero el fallo fue seguido por la «Marcha Verde» que, a instancias del rey Hasan II, movilizó a 350.000 marroquíes, protegidos por soldados, para cruzar la frontera y ocupar el territorio. En 1976, el Frente Polisario proclama la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), con el apoyo de Argelia, pero en 1979, Marruecos toma el control de la casi totalidad del Sahara Occidental después de que Mauritania renuncie al sur del territorio, y se impone en la guerra tras levantar varios «muros» contra las incursiones del Polisario. En 1984, Rabat abandona la Unión Africana por la admisión de la RASD (volvió en 2017). Tras 16 años de guerra, entra en vigor un alto el fuego en 1991, cuando se define una zona tampón controlada por los cascos azules de la ONU. La misión de la ONU, formada en la actualidad por unos 230 oficiales, vigila el alto el fuego con patrullas terrestres y aéreas y desde 1991 ha constatado varias violaciones pero «ninguna amenaza importante para la paz», según el último informe. En 2012 comenzó una negociación que no movió posturas. Mientras, Marruecos –bien relacionado con París y Madrid– ha arremetido contra Naciones Unidas y sus emisarios, desde James Baker y su propuesta de referéndum tras cinco años de autonomía (2003) hasta Christopher Ross, que renunció (2017), o el propio secretario general, Ban ki Moon.GARA